DÉJALA SER LIBRE Déjala que corra por los mares y de tentaciones tiemblen los sultanes. Déjala que flote en el aire y que mil gaviotas le hagan un desaire. No la aprisiones más, déjala ser libre para que conozca todos los calibres. Déjala que salte, que tiemble y se asuste aunque sus andanzas a muchos disguste. Ábrele la jaula, que vuele, que vibre que no se detenga, que vuelva a ser libre que rompa barreras de hierro y de mugre que salte hacia el cielo, que mire la cumbre. Que llore, que grite y que allá en lo profundo encuentre la calma de todo lo oculto. Déjala que juegue con las tentaciones y que no le tema a las emociones. Rompe las cadenas que la esclavizaron. Déjala libre que no tenga amo. (Extraído por Nancy Hernández Quintana del libro de poemas: "Mujer de Cal y Canto")