POESÍA LÍRICA LATINA Latín 2º Bachillerato
Características generales Nombre por ir acompañada de una lira En Roma para ser leída y no cantada Finales del II a. C. por influencia helenística Orígenes: falta de interés hacia los asuntos públicos vida privada Pequeños poemas con lenguaje cuidado Polimetría Filosofía epicúrea Tema mitológico Influencia de los neotéricos
Principales representantes Catulo Horacio Virgilio
Catulo (87-54 a. C.) Nacido en Verona, en la Galia Cisalpina Con 20 años se traslada a Roma Se enamora de Lesbia y tras cuatro años la abandona Nunca participó en política Crítica sin cariz político sino contra los vicios. Deudor de la lírica de Safo
CATULO: CARMINA Se conservan todos sus poemas Carmina, con 116 composiciones: Hasta el 60. Composiciones cortas. Temas de la vida cotidiana, sátiras y crítica, poemas de amor. Del 61 al 68. Poemas más extensos. Influencia del helenismo. Himnos nupciales, elegías y una breve epopeya con motivo mitológico (Las bodas de Tetis y Peleo, carmina 64). 69 al 116. En dísticos elegiacos. Sentimientos del poeta.
CATULO CARMEN III Lugete, o Veneres Cupidinesque, et quantum est hominum venustiorum: passer mortuus est meae puellae, passer, deliciae meae puellae, quem plus illa oculis suis amabat. nam mellitus erat suamque norat ipsam tam bene quam puella matrem, nec sese a gremio illius movebat, sed circumsiliens modo huc modo illuc ad solam dominam usque pipiabat. qui nunc it per iter tenebricosum illuc, unde negant redire quemquam. at vobis male sit, malae tenebrae Orci, quae omnia bella devoratis: tam bellum mihi passerem abstulistis o factum male! o miselle passer! tua nunc opera meae puellae flendo turgiduli rubent ocelli.
CATULO: CARMEN III ¡Llorad, oh Venus y Cupidos y cuanto hay de hombres refinados! El gorrión de mi niña ha muerto; el gorrión, capricho de mi niña, a quien ella más que a sus ojos quería; pues era dulce como la miel y la conocía tan bien como una niña a su madre, y no se movía de su regazo, sino que, saltando alrededor unas veces por aquí, otras por allá, piaba sin parar a sola su dueña; y que ahora va por un camino tenebroso hacia allí de donde dicen que no vuelve nadie. ¡Malhaya a vosotras, malvadas tinieblas del Orco, que devoráis todas las cosa bellas!: tan hermoso gorrión me habéis arrebatado. ¡Oh desgracia! ¡Pobrecillo gorrión! Ahora, por tu culpa, los ojitos de mi niña, hinchaditos, enrojecen de llanto.
CATULO: CARMEN V Vivamus mea Lesbia, atque amemus, rumoresque senum severiorum omnes unius aestimemus assis! soles occidere et redire possunt: nobis cum semel occidit brevis lux, nox est perpetua una dormienda. da mi basia mille, deinde centum, dein mille altera, dein secunda centum, deinde usque altera mille, deinde centum. dein, cum milia multa fecerimus, conturbabimus illa, ne sciamus, aut ne quis malus invidere possit, cum tantum sciat esse basiorum.
CATULO: CARMEN V Vivamos, Lesbia mía, y amemos, y las habladurías de esos viejos tan rectos, todas, valorémoslas en un solo as. Los soles pueden morir y renacer: nosotros, en cuanto la efímera luz se apague, habremos de dormir una noche eterna. Dame mil besos, luego cien, luego otros mil, luego cien una vez más, luego sin parar otros mil, luego cien, luego, cuando hayamos hecho muchos miles, los revolveremos para no saberlos o para que nadie con mala intención pueda mirarnos de través, cuando sepa que es tan grande el número de besos.
CATULO: CARMEN VIII Miser Catulle, desinas ineptire, et quod vides perisse perditum ducas. fulsere quondam candidi tibi soles, cum ventitabas quo puella ducebat amata nobis quantum amabitur nulla. ibi illa multa cum iocosa fiebant, quae tu volebas nec puella nolebat, fulsere vere candidi tibi soles. nunc iam illa non vult: tu quoque impotens noli, nec quae fugit sectare, nec miser vive, sed obstinata mente perfer, obdura. vale puella, iam Catullus obdurat, nec te requiret nec rogabit invitam. at tu dolebis, cum rogaberis nulla. scelesta, vae te, quae tibi manet vita? quis nunc te adibit? cui videberis bella? quem nunc amabis? cuius esse diceris? quem basiabis? cui labella mordebis? at tu, Catulle, destinatus obdura.
CATULO: CARMEN VIII Desdichado Catulo, ¡que dejes de hacer tonterías y lo que ves que se ha destruido lo consideres perdido! Brillaron un día para ti radiantes los soles, cuando acudías una y otra vez a donde tu niña te llevaba, querida por mí cuanto no lo será ninguna. Y allí tenían lugar entonces aquellos múltiples juegos que tú querías y tu niña no dejaba de querer. Brillaron, es verdad, para ti radiantes los soles. Ahora ya ella no quiere: tú, como nada puedes hacer, tampoco quieras, y a la que huye no la persigas, ni vivas desdichado, sino resiste con tenaz empeño, manténte firme. ¡Adiós, niña! Ya Catulo está firme, y no te buscará ni te hará ruegos en contra de tu voluntad. Pero tú te lamentarás cuando nadie te haga ruegos. ¡Criminal, ay de ti! ¿Qué vida te espera? ¿Quién se te acercará ahora? ¿A quién le parecerás bella? ¿A quién querrás ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién besarás? ¿A quién morderás los labios? Pero tú, Catulo, resuelto, manténte firme.
CATULO: CARMEN LXXXV Odi et amo. Quare id faciam fortasse requiris. Nescio, sed fieri sentio et excrucior. Odio y amo. Quizás te preguntes por qué hago esto. No lo sé, pero siento que así ocurre y me torturo.
CATULO: CARMEN LXVVVII Ninguna mujer puede tanto decirse amada en verdad, cuanto por mí la Lesbia mía amada es. Ninguna lealtad en ningún pacto hubo nunca tan grande cuanta en el amor tuyo, por la parte mía, hallada es. Nulla potest mulier tantum se dicere amatam Vere, quantum a me Lesbia amata mea es: Nulla fides ullo fuit umquam in foedere tanta Quanta in amore tuo ex parte reperta mea est.
HORACIO (65-8 a. C.) Nacido en Venusia, sur de Italia Padre liberto con capital. Estudios para Horacio Participó en la batalla de Filipos Vive en Roma con un pequeño sueldo de funcionario. Entra en el círculo de Mecenas y conoce a Augusto, quien le regala una villa.
HORACIO: OBRA Cultivó la sátira, la lírica y el género epistolar Obra lírica: Odas y Epodos Epodos (Epodi): 17 poemas cortos. Versos yámbicos. Beatus ille, canto a la vida del campo y hogareña. Odas (Carmina): 103 poemas variados en temática y métrica: Político-nacionales Ética y moral Pensamientos sobre aspectos diversos de la vida Epodo, composición de origen griego destinada en principio al insulto. Algunos conservan este carácter pero otros son puramente líricos.
HORACIO: CARPE DIEM. ODA I Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios temptaris números. Vt melius, quidquid erit, pati! seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam, quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
HORACIO: CARPE DIEM No preguntes (es sacrílego saberlo) qué fin a mí, cuál a ti, los dioses han dado, Leuconoe, ni sondees los babilónicos números. ¡Cuánto mejor es soportar lo que haya de ser! Así Júpiter nos haya concedido muchos inviernos, así este sea el último que ahora desgasta contra los escollos sobresalientes las olas del Tirreno: sé sabia, filtra el vino y en un espacio breve recorta una esperanza larga. Mientras hablamos, habrá huido celosa la edad: aprovecha el día, confía lo menos posible en el mañana.
HORACIO:BEATUS ILLE. EPODO II 'Beatus ille qui procul negotiis, ut prisca gens mortalium, paterna rura bubus exercet suis solutus omni faenore neque excitatur classico miles truci neque horret iratum mare forumque vitat et superba civium potentiorum limina. ergo aut adulta vitium propagine altas maritat populos aut in reducta valle mugientium prospectat errantis greges inutilisque falce ramos amputans feliciores inserit aut pressa puris mella condit amphoris aut tondet infirmas ovis.
HORACIO: BEATUS ILLE. EPODO II Dichoso el que alejado de los negocios y libre de toda usura, como los primitivos mortales, trabaja los paternos campos con bueyes de su propiedad; ni le despierta en el campamento el aviso de la cruel trompeta, ni le intimidan las borrascas del iracundo mar, y evita por igual los pleitos del foro que los soberbios umbrales de los ciudadanos poderosos. Ya liga los crecidos sarmientos al tronco de los altos álamos, ya contempla vagar sus rebaños de vacas mugidoras en el angosto valle, o corta con la podadera las ramas inútiles injertando otras mejores, o conserva la miel de sus panales en limpias ánforas, o trasquila las ovejas enfermas.
HORACIO: EPODO III Si algún criminal con mano impía hubiese cortado la cabeza de su anciano padre, condénesele a comer ajos, más ponzoñosos que la cicuta. ¡Oh duros vientres de los segadores!, ¿qué veneno roe mis entrañas? ¿Es sangre de víbora cocida con estas hierbas la que me abrasa, o fue este manjar aderezado por Canidia? Cuando Medea, entre todos los argonautas, escogió por amante al hermoso Jasón, untolo con zumo de ajos para que sujetase los indómitos toros, y con ajos envenenó los presentes que la vengaron de su rival antes de huir sobre el alado dragón. Jamás ningún astro lanzó tan cálidos vapores a la sedienta Apulia, ni la túnica envenenada ardió con tal violencia sobre los hombros del pujante Hércules. Si un día deseas comerlos, jovial Mecenas, que tu amante rechace tus besos con su linda mano, y se acueste, lejos de ti, al borde de la cama.
HORACIO: EPODO III Parentis olim siquis inpia manu senile guttur fregerit, edit cicutis alium nocentius. o dura messorum ilia. quid hoc veneni saevit in praecordiis? num viperinus his cruor incoctus herbis me fefellit? an malas Canidia tractavit dapes? ut Argonautas praeter omnis candidum Medea mirata est ducem, ignota tauris inligaturum iuga perunxit hoc Iasonem, hoc delibutis ulta donis paelicem serpente fugit alite. nec tantus umquam Siderum insedit vapor siticulosae Apuliae nec munus umeris efficacis Herculis inarsit aestuosius. at siquid umquam tale concupiveris, iocose Maecenas, precor, manum puella savio opponat tuo, extrema et in sponda cubet.
VIRGILIO (70-19 a. C.) POESÍA BUCÓLICA Bucólicas (o Églogas) : lírica bucólica o pastoril, subgénero dentro de la lírica. Idealización de la vida del campo como modelo de vida tranquila. Antecedente en los Idilios de Teócrito. Alusión a acontecimientos contemporáneos. Paisaje idílico (locus amoenus) con pastores que cantan sus desgracias. Todo se percibe a través de los sentidos. Mucha influencia en la literatura posterior
Bucólicas 10 poemas independientes en hexámetros de unos 100 versos cada uno: 1ª y 9º sobre la pérdida de tierras para dárselas a los veteranos de Filipos. 4ª nacimiento de un niño que traerá la edad dorada y elogio de la naturaleza. 2º, 8º y 9º tratan la patología de la pasión amorosa. 6º curiosidades de tipo científico y mitológico. 3º y 7º canto y música de los pastores. 5º dos pastores se regalan sus versos Filipos: Octavio y Marco Antonio contra los asesinos de César.
VIRGILIO: ÉGLOGA II Formosum pastor Corydon ardebat Alexin, delicias domini, nec quid speraret habebat. tantum inter densas, umbrosa cacumina, fagos adsidue veniebat. ibi haec incondita solus montibus et silvis studio iactabat inani; 5 'O crudelis Alexi, nihil mea carmina curas? nil nostri miserere? mori me denique cogis? nunc etiam pecudes umbras et frigora captant, nunc virides etiam occultant spineta lacertos, Thestylis et rapido fessis messoribus aestu 10 alia serpyllumque herbas contundit olentis. at mecum raucis, tua dum vestigia lustro, sole sub ardenti resonant arbusta cicadis. nonne fuit satius tristis Amaryllidos iras atque superba pati fastidia? nonne Menalcan, 15 quamvis ille niger, quamvis tu candidus esses? o formose puer, nimium ne crede colori; alba ligustra cadunt, vaccinia nigra leguntur.
VIRGILIO: ÉGLOGA II ALEXIS El pastor Coridón ardía de amor por el hermoso Alexis, delicias de su dueño, y ni aun esperanzas alcanzaba. Frecuentemente se iba a la sombra de unas frondosas hayas, y allí, solitario, con inútil afán, confiaba a los montes y a las selvas estos desaliñados acentos. "¡Oh cruel Alexis! ¡Nada se te importa de mis cantos? ¿No te compadeces de mí? ¡Así me dejas morir? Ésta es la hora en que los ganados buscan las sombras y la frescura, en que los verdes lagartos se esconden bajo las cambroneras y en que maja Testilis ajos y serpol, hierbas olorosas, para los segadores fatigados por el ardiente estío, y yo entre tanto voy buscando tus pisadas por entre los arbustos, que, bajo un sol abrasador, resuenan con el canto de las roncas cigarras. ¿No me hubiera estado mejor sufrir las iras y los orgullosos desdenes de Amarilis? ¿No me hubiera valido mas servir a Menalcas, aunque él sea moreno y tú blanco? No fíes demasiado en el color, ¡oh hermoso mancebo! Se deja perder la blanca alheña y se cogen los oscuros jacintos.
VIRGILIO: ÉGLOGA IV Sicelides Musae, paulo maiora canamus. non omnis arbusta iuvant humilesque myricae; si canimus silvas, silvae sint consule dignae. Ultima Cumaei venit iam carminis aetas; magnus ab integro saeclorum nascitur ordo. iam redit et Virgo, redeunt Saturnia regna, iam nova progenies caelo demittitur alto. tu modo nascenti puero, quo ferrea primum desinet ac toto surget gens aurea mundo, casta fave Lucina; tuus iam regnat Apollo. Teque adeo decus hoc aevi, te consule, inibit, Pollio, et incipient magni procedere menses; te duce, si qua manent sceleris vestigia nostri, inrita perpetua solvent formidine terras. ille deum vitam accipiet divisque videbit permixtos heroas et ipse videbitur illis pacatumque reget patriis virtutibus orbem. At tibi prima, puer, nullo munuscula cultu errantis hederas passim cum baccare tellus mixtaque ridenti colocasia fundet acantho.
VIRGILIO: EGLOGA IV POLIÓN Cantemos, ¡oh musas sicilianas!, asuntos algo más levantados. No a todos agradan los arbustos y los humildes tamariscos; si cantamos las selvas, sean las selvas dignas de un cónsul. Ya llega la última edad anunciada en los versos de la Sibila de Cumas; ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos. Ya vuelven la virgen Astrea y los tiempos en que reinó Saturno; ya una nueva raza desciende del alto cielo. Tú, ¡oh casta Lucina!, favorece al recién nacido infante, con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro y empezará la de oro en todo el mundo; ya reina tu Apolo. Bajo tu consulado, ¡oh Polión!, tendrá principio esta gloriosa edad y empezarán a correr los grandes meses; mandando tú, desaparecerán los vestigios, si aún quedan, de nuestra antigua maldad, y la tierra se verá libre de sus perpetuos terrores. Este niño recibirá la vida de los dioses, con los cuales verá mezclados a los héroes, y entre ellos le verán todos a él, y regirá el orbe, sosegado por las virtudes de su padre. Para ti, ¡oh niño!, producirá en primicias la tierra inculta hiedras trepadoras, nardos y colocasias, mezcladas con el risueño acanto. En esta égloga Virgilio canta al nacimiento de un hijo de Asinio Polión, protector y patrocinador del poeta, donde se perfila el tópico de la edad de oro.