3ª, 25 Virtudes 11 La fe 3 La fe es necesaria. Deberes del creyente.

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Transcripción de la presentación:

3ª, 25 Virtudes 11 La fe 3 La fe es necesaria. Deberes del creyente.

Seguimos con los temas sobre la fe, que es el asentimiento de nuestra inteligencia a las verdades que Dios nos va revelando, sabiendo que Dios no se puede engañar ni nos puede engañar. Esta fe, decíamos debe ser probada con los hechos. La que no se prueba con hechos se llama «fe muerta»: Porque hay personas que creen en Dios, pero viven apartadas de Él.

Un ejemplo de comprobación por obras Un ejemplo de comprobación por obras. Gustavo Doré era un pintor famoso francés de por el año 1860. Mucha gente importante conocía sus cuadros, pero no le conocían a él: solía vestir muy sencillo y casi no alternaba en sociedad. Un día sucedió algo en la calle, por lo cual llevaron a comisaría a varios transeuntes. El dijo: soy Gustavo Doré, pero no tenía documentación. ¿Cómo lo prueba? – Me den papel y lápiz. Hizo un cuadro tan hermoso que el comisario dijo: «Esto sólo lo puede hacer Gustavo Doré». (De Gustavo Doré)

Nuestras obras cristianas deben ser la documentación de nuestra fe Nuestras obras cristianas deben ser la documentación de nuestra fe. No basta con decir: soy cristiano o soy católico. Es necesario documentarlo con las obras.

Otra gran verdad: La Fe es necesaria para la salvación Otra gran verdad: La Fe es necesaria para la salvación. Recordemos lo que dijo Jesucristo: El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas quien no creyere será condenado». Aquí hay que distinguir mucho. Hay muchas personas que no pueden tener la fe de un cristiano o católico, porque nunca han oído hablar de Jesucristo, quizá por el lugar donde viven o por otras circunstancias. A ellos no se les puede aplicar la regla igual que a otros.

Hay personas que, sin haber oído hablar de Jesucristo, son «gente buena». Y estos agradan a Dios. Sin embargo, como dijimos en temas anteriores, en la carta a los Hebreos se dice: «Sin la fe es imposible agradar a Dios». Por lo cual, si muchas personas de otras religiones «agradan» a Dios, será señal de que tienen alguna fe. Suelen creer en Dios todopoderoso que juzgará a todos.

Lo dice san Pablo en la carta a los romanos: que todos los seres humanos pueden creer que hay un Dios, y que premiará a los buenos y castigará a los malos. Basta un conocimiento sencillo para agradar a Dios, si la persona es recta. Pero hay personas que tienen más posibilidad de conocer la fe. Así pues, en forma rudimentaria se puede tener gran fe como se puede no tener fe.

Lo que sí debe hacer cada uno, que ha tenido posibilidad, es tender a aumentar su fe: al menos lo que la Iglesia nos presenta como más necesario. Esto se suele pedir a quien de mayor desea ser bautizado: Que sepa y comprenda el Credo, lo que se refiere a Dios como el Padrenuestro: lo que se ha de pedir y lo que se ha de esperar, como los Novísimos.

Cuando decimos que la fe es necesaria para salvarse y vemos lo que la Iglesia nos pide como más necesario, vemos que hay unos que tienen más fácil acceso a la fe y hay otros que tienen menos oportunidades o posibilidad. Pero la distinción más importante para la salvación es si tiene fe viva o fe muerta.

Ya dijo Jesucristo: «No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt 7,21). Por lo tanto, cuando se habla de que la fe es necesaria para salvarse, se entiende que es la fe viva. Porque hay muchas cosas religiosas que se pueden hacer sin fe, hasta rezar. (De Gustavo Rodé)

No me creas si me viste rezando Automático

No me creas si de unión yo te hablé,

no me creas si me ves dar limosna, que todo eso se puede hacer sin fe.

No me creas si el domingo voy a misa,

no me creas si en mi pecho una cruz ves.

Cuando veas que mi vida es para todos, entonces créeme.

Porque es muy fácil rezar,

porque es muy fácil hablar;

pero querer de verdad a veces hace llorar.

Porque es muy fácil rezar,

porque es muy fácil hablar;

pero querer de verdad a veces hace llorar. Hacer CLICK

En cuanto a las verdades de la fe ¿Cuáles son los deberes que tenemos los cristianos católicos? Lo primero: estudiar la fe para conocerla. En esto es difícil determinar hasta qué grado. Por lo menos aprender las verdades elementales, de que antes hablé: el Credo, Padrenuestro, etc., como cuando uno se va a bautizar siendo mayor. Para los que fueron bautizados de pequeños suelen presentarse estas verdades al hacer la 1ª comunión.

Hay una obligación para todo católico de conocer las verdades de la fe lo mejor posible, al ir creciendo en edad y responsabilidad. Aunque es difícil señalar hasta dónde es falta o no, será diferente según la inteligencia y las posibilidades de cada uno. Por lo menos debe haber la preocupación por conocer las verdades de la fe. No es que tenga que hacer estudios especiales de fe. Pero sí desear seguir a Jesús, que es «la luz del mundo».

Suele decirse que aquella persona que acude todos los domingos a misa, algo puede aprender, si atiende con fe y devoción a lo que nos dice Jesucristo y la explicación del sacerdote. Por eso, y por visitar a Jesús, la Iglesia nos manda que debemos ir a misa todos los domingos. Si alguno dice que va de vez en cuando, ya está faltando y demostrando que no tiene buena fe.

Debemos pedir al Espíritu Santo la luz y el interés para saber algo más sobre nuestra fe. Que tengamos un conocimiento más profundo de lo que debemos sentir y vivir con la Iglesia, para que seamos en el mundo luz como Cristo y tengamos el corazón iluminado con la fe gozosa de la Iglesia. Hay gente que se las da de inteligente, porque sabe mucho de cosas técnicas y científicas y saben muy poco de la fe.

Alguna vez hay obligación de realizar un acto de fe, porque lo exige el honor de Dios. Esto es cuando algún creyente es interrogado por la legítima autoridad. No por algún privado, ante el cual puede desviarse la pregunta. Pero si es por la legítima autoridad o en un juzgado especial preguntan sobre la religión, por el honor de Dios se debe responder afirmativamente. A veces hay momentos muy dificultosos en una persecución religiosa.

Cuando el momento es muy dificultoso: habría que defender la fe aunque uno fuese condenado. Dios ayudará, como ha sucedido con todos los mártires. Esto no es lo mismo que cuando una autoridad diga: todo el que sea cristiano debe manifestar publicamente su fe. Nadie tiene obligación a manifestarse, porque es injusto. El mismo Jesucristo dijo: «Si os persiguen en una ciudad, huid a otra». Así que uno puede ocultarse. Hay que ser astuto.

Pero habrá momentos en que habrá que dar la cara por Jesucristo Pero habrá momentos en que habrá que dar la cara por Jesucristo. Él nos dice: «A quien me confesare delante de los hombres, le confesaré yo delante de mi Padre que está en los cielos. Pero quien me negare delante de los hombres, yo le negaré delante de mi Padre que está en los cielos». Es decir: que en tiempos de persecución uno puede esconderse; pero lo que no puede esconder es la fe, si con ello va contra el honor de Dios.

Eso es especial sobre todo para los pastores de almas, como son los obispos y párrocos. Muchas veces se han tenido que quedar en su lugar peligroso. Pero se da lo que dijo Jesucristo: «El buen pastor da su vida por las ovejas, el mercenario huye». Dios da fuerzas para ello. Así que a veces debemos defender la fe aun con la vida.

También tenemos que propagar la fe por el mundo También tenemos que propagar la fe por el mundo. La Santa Iglesia tiene el deber de predicar la fe por todo el mundo. Eso en general; pero qué hermoso es sentir la alegría de cooperar con la Iglesia propagando la fe de alguna manera. Por eso sintamos la alegría de sentir esa alegría y poder cantar: Pasaré por el mundo cantando a todos mi fe.

Pasaré por el mundo cantando a todos mi fe. Automático

Pasaré por el mundo gritando qué bueno es creer.

Cuando todo me sonría, cuando todo vaya mal,

apoyado en su palabra, yo mi fe he de cantar.

Pasaré por el mundo cantando a todos mi fe.

Pasaré por el mundo gritando qué bueno es creer.

En la lucha de la vida y en la paz de la oración,

siempre unido a los hermanos cantaré esta canción.

Pasaré por el mundo cantando a todos mi fe.

Pasaré por el mundo gritando qué bueno es creer.

La fe aparece esplendorosa en María.

Que ella nos ayude a aumentar nuestra fe. Hacer CLICK

Quien aprecia en su verdadero valor la dicha de poseer la fe tiene que tener el deseo de comunicar a otros este gran don. A quien proclama la gloria de Dios y de la Iglesia tiene que sufrir el saber que haya tantos hombres que no le dan a Dios el honor que se merece, ignorando la verdadera fe. Quien posee la verdadera fe debe tener el deseo de propagar esta fe.

Pero aquí hay aspectos erróneos , porque hay proselitismos de mala ley Pero aquí hay aspectos erróneos , porque hay proselitismos de mala ley. No se trata de ganar adeptos sin más ni más. El paso a la fe debe ser con convicción, con conciencia. Y menos se puede hacer con violencia o con engaño. A veces hay un concepto falso por creer, al pie de la letra, que quien está fuera de la fe católica, está absolutamente perdido.

Lo importante es presentar lo positivo de la fe, la riqueza de la salvación del Reino, de la palabra salvadora y del amor de Dios que se ofrece a todos los pueblos y gentes de todas las razas. Y aunque pudieran estar en el camino de la salvación fuera de la Iglesia Católica, les falta mucho, como son los sacramentos. Por eso el verdadero católico debe esforzarse por propagar la fe.

Esta tarea de propagar la fe debe ser de todo el que pertenece al pueblo de Dios. Pero algunos tendrán que ser de avanzada, aunque la tarea sea de todos. La mayoría de los fieles tendrán que cumplir esa tarea al menos con la oración; pero también con el sacrificio, la palabra, el buen ejemplo, el deseo de fomentar las vocaciones misioneras y la ayuda material a las misiones.

Otra cosa que debemos tener todos es la preocupación por lo que se llama «la unión de las iglesias»: unión con aquellos que están en una iglesia separada de la romana y con otros más separados que llamamos «sectas». Debemos buscar la unidad, que no es lo mismo que unicidad. Debemos buscar la unidad, que no es el pertenecer todos a la misma iglesia, aunque sería un ideal.

Importante es que aumente la comprensión, la mutua búsqueda del bien y la verdad, y sobre todo la unidad en el amor, que es lo principal de Jesucristo. Nosotros, los católicos debemos seguir el magisterio de la Iglesia. Dijo Jesús a los apóstoles: «Id y enseñad a todas las gentes. El que a vosotros oye, a mi me oye». Como decía san Pablo: la fe viene por la predicación y la predicación por la palabra de Cristo.

La fe nos somete al magisterio de la Iglesia, porque a ésta ha confiado Cristo su verdad y le ha inspirado el Espíritu de la verdad. Así que estar firme en la fe significa seguir lo que la Iglesia nos va enseñando. Esto no quita para que tengamos una cierta libertad personal. El hecho es que somos débiles y nuestra libertad es imperfecta; pero se va perfeccionando en cuanto vivimos la comunión en la Iglesia, por medio de la infusión del Espíritu Santo.

En la Iglesia se dan normas de fe En la Iglesia se dan normas de fe. A veces son cosas graves, como cuando el papa en unión con la mayoría de obispos hace una proclamación, como en estos últimos siglos: la Inmaculada y la Asunción de la Virgen María. Cuando el papa y los obispos se reúnen en un concilio, es rara la proclamación grave que se dé, como en el Vat. 1º sobre la infalibilidad del papa: como cuando como maestro supremo hace una proclamación, como la Inmaculada o la Asunción.

Normalmente, cuando habla el papa, no lo hace «como maestro supremo», sino como obispo muy enterado de las cosas, a quien debemos una adhesión respetuosa y tener una filial confianza. Por eso no es extraño que algunas palabras del papa no sean plenamente recibidas por todos los buenos católicos. El papa suele expresarse también por medio de los decretos de algunas «congregaciones romanas», que son como ministerios del papa.

Estos ministerios en el gobierno del papa suelen estar dirigidos por un cardenal. Suelen ir dando normas concretas para la Iglesia. Aunque no sean infalibles, el seguirlo significa estar firmes en la fe. En cierto sentido suele pasar lo mismo con los obispos en su diócesis. Es el maestro puesto por Dios para esa diócesis. A no ser que haya dudas fundadas, de que va contra la creencia general de la Iglesia, el seguirle es una señal de firmeza en la fe.

En cuanto a las orientaciones que da el papa por medio de las congregaciones romanas, si son sólo disciplinarias, debemos tener en cuenta que muchas son sólo temporales. Es decir, que a veces lo que era necesario para hace 50 años, no lo es ahora. Y también lo que es bueno para una región, puede no convenir a otra región. Por eso no se quita la fe, sino se va acomodando.

¡Cuántas cosas podríamos hacer si tuviéramos fe ¡Cuántas cosas podríamos hacer si tuviéramos fe! Si tuviéramos verdadera fe, podríamos hasta arrancar un monte, como nos dice Jesucristo. Y cuando nos habla de montes, no se trata principalmente de montes materiales, sino de montañas de personas que encontramos. A veces hasta en la propia familia. Se necesita mucha fe para mover esas montañas.

¡Ah, si tuviéramos fe como un granito de mostaza! No se trata de hacer cosas maravillosas. Interesa hacer algo, pero que sea positivo; pero sobre todo con mucha fe y con mucho amor, que suele ir unido. Para ello hace falta tener fe profunda, aunque parezca poca cosa. Jesucristo lo asemejó a un granito de mostaza: cosa pequeña, pero con un gran vigor. ¡Ah, si tuviéramos fe como un granito de mostaza!

Si tuvieras fe como un granito de mostaza Automático

Eso dice el Señor

como un granito de mostaza, Si tuvieras fe como un granito de mostaza,

Eso dice el Señor.

Tu les dirías a las montañas: Muévanse,muévanse,muévanse.

Muévanse, muévanse, muévanse. Tu les dirías a las montañas: Muévanse, muévanse, muévanse.

Y las montañas se moverán, se moverán, se moverán.

Y las montañas se moverán, se moverán,

¡Ah, si tuviéramos la fe de María ¡Ah, si tuviéramos la fe de María! Que ella nos guie en este caminar de la vida. AMÉN