JULIO ROMERO DE TORRES Automático Una creación de Pacolmo
Julio Romero de Torres (9 de noviembre de 1874 - 10 de mayo de1930) fue un pintor español. Nació y murió en Córdoba, donde pasó gran parte de su vida. Hijo del también pintor Rafael Romero Barros, director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, comenzó su aprendizaje a las órdenes de su padre en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba a la temprana edad de 10 años. Gracias a su afán por aprender, vivió intensamente la vida cultural cordobesa de finales del siglo XIX y conoció ya desde muy joven todos los movimientos artísticos dominantes de esa época.
En 1890 pinta los que sería su primera obra conocida La huerta de los Morales Julio Romero de Torres participó con intensidad en todos los acontecimientos artísticos de Córdoba y España. Ya en el año 1895 participó en la Nacional en Madrid, donde recibió una mención honorífica. También participó en las ediciones de 1899 y1904, donde fue premiado con la tercera medalla. En esta época inició su experiencia docente en la Escuela de Bellas Artes de Cordoba.
En 1906 el jurado de la Nacional rechazó su cuadro Vividoras del amor (censura), lo que provocó que el Salón de Rechazados fuese más visitado que las salas de la Exposición Nacional.Ese mismo año marchó a Madrid para documentarse y satisfacer su inquietud renovadora.Después viajo por toda Italia,Francia,Inglaterra y Paises Bajos.
En 1907 concurrió con los pintores más renombrados de la época a la exposición de los llamados independientes en el Círculo de Bellas Artes. Poco después obtuvo por fin su primera medalla en la Nacional del año 1908 con su cuadro La musa gitana. También recibió el primer premio en la Exposición de Barcelona de 1911 con el Retablo de amor, y dos años después en la Internacional de Múnich del año 1913. En la Exposición Nacional de 1912, cuando Romero de Torres aspiraba a la medalla de honor, su obra no fue reconocida, lo que provocó que sus admiradores le entregaran una medalla de oro cincelada por el escultor Julio Antonio. Cuando sus cuadros tampoco fueron premiados en la Exposición de 1915 con la medalla de honor decidió retirarse definitivamente de las Exposiciones Nacionales.
LA VENUS DE LA POESIA
LA BUENAVENTURA
El gran momento de éxito se produjo en Buenos Aires, el año 1922 El gran momento de éxito se produjo en Buenos Aires, el año 1922. En agosto de ese mismo año Julio Romero de Torres había viajado a la República Argentina acompañado de su hermano Enrique, y en los últimos días de este mismo mes se inauguró la exposición, que fue presentada en el catálogo por un espléndido texto de Ramón Valle-Inclán. La muestra constituyó un éxito sin precedentes. Fue miembro de la Real Academia de Córdoba y de la de Bellas Artes de San Fernando. También exhibió su obra en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, y en múltiples exposiciones individuales en nuestro país y en el extranjero.
DOS SENDAS
FUENSANTA
F U E N S A N T A (Detalle)
A principios de 1930, Julio Romero de Torres, agotado por el exceso de trabajo y afectado de una dolencia hepática, volvió a su Córdoba natal para tratar de recuperarse. Pintando en su estudio de la Plaza del Potro, realizó entre los meses de enero y febrero la que sería su obra final y más célebremente conocida, La chiquita piconera. El 10 de mayo de 1930 moría Julio Romero de Torres en su casa de la Plaza del Potro en Córdoba, hecho que conmocionó a toda la ciudad. Las manifestaciones de duelo general que produjo su muerte, en las que participaron en masa desde las clases trabajadoras más humildes hasta la aristocracia cordobesa, dejaron patente la inmensa popularidad de que gozaba el pintor cordobés.
La chiquita piconera es la obra más famosa de Romero de Torres La chiquita piconera es la obra más famosa de Romero de Torres. La modelo que posó para este cuadro fue María Teresa López, argentina de nacimiento que con 14 años ya era modelo del maestro. La chiquita piconera es el auténtico testamento pictórico de Romero de Torres al sintetizar toda su concepción de la pintura y el arte. Con una técnica casi fotográfica en el tratamiento de los planos, la modelo mira penetrante, no al infinito, sino de una forma directa y próxima, convirtiéndose en un cuadro expresionista ya que Romero nos transmite algo más que el placer de contemplar un bellísimo y original retrato; nos muestra el sufrimiento y la penuria de una joven que no duda en dedicarse a la prostitución para salir de su delicada situación
CARMEN DE CORDOBA
MUSIDORA
MIRA QUE BONITA ERA
Gran mujeriego. Desde su juventud, Julio Romero de Torres se ganó una merecida fama de seductor y mujeriego. Se casó en 1899 con Francisca Pellicer, hija de un ingeniero de minas, mayor que él y con la que tuvo tres hijos. Alto, delgado, fibroso, con su mirada de actor de cine mudo y muy introducido en los círculos bohemios, tanto de Madrid como de Córdoba, al pintor se le atribuyen innumerables romances con todo tipo de mujeres: actrices, cantantes, sus propias modelos y hasta con alguna que otra dama de alta alcurnia. Sus biógrafos lo describen como “un hombre de gallarda apostura que rayaba lo extraordinario cuando vestía la airosa capa y el sombrero cordobés; con gesto entre pensativo y desdeñoso, y ademán reposado. Los ojos maduros de mirar hondo, y la boca de finos labios sobre la cual se dibujaba un cuidado bigote. La frente despejada rematada por el cabello peinado a raya...”. En definitiva, una buena percha para ejercer de Don Juan con todas las garantías del mundo.
LA SAETA
EL RETABLO DEL AMOR
Su primer gran impacto social, en el que se relacionaba su trabajo con su afición por el género femenino, fue el cuadro Vividoras del amor, de 1906, en el que retrató a cuatro mujeres –presuntas prostitutas– calentándose en torno a un brasero a la espera de clientes. La obra fue rechazada por “inmoral” en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año, hecho que fue denunciado por todo el círculo de intelectuales que rodeaba a Julio (encabezado por Valle-Inclán), lo que impulsó aún más su incipiente fama. A partir de ese momento, sus siguientes obras estuvieron marcadas por la ligera perversión que aportaban los hombros desnudos, la insinuación de los pequeños senos de sus modelos, las medias rutilantes, los rasos aterciopelados, el pelo afrodisiaco, la tormentosa castidad... El cuadro Vividoras del amor no me ha sido posible encontrarlo con un minimo de calidad
NARANJAS Y LIMONES (Modelo, Asunción Boué)
Entre sus conquistas más famosas figura la actriz Elena Pardo –que posó para otro cuadro inacabado, precursor de La Chiquita piconera–, la bella modelo Carmen Serna, de la que se dice que murió de dolor pocos días después del fallecimiento del pintor; la cantante Dolores Castro, conocida como Dora, la cordobesita, y que acabó ilustrando la etiqueta de anís La Cordobesa; la bailarina sevillana Elisa Muñiz, Amarantina, que aparece reiteradamente en sus cuadros abrazada a una guitarra o recostada en un cojín con esa perturbadora belleza andaluza... En su estudio fue encontrado un cojín relleno con un montón de mechas de cabello de diferentes mujeres que el pintor coleccionaba como fetiches de sus amoríos o producto de los regalos inocentes de sus admiradoras. La pauta común que seguían todas sus modelos respondía a los cánones de belleza de la época: mujeres de grandes ojos, mirada enigmática, anchas caderas y cuerpo esbelto, y con largas melenas. De otra modelo, La Cartulina, se comenta que fue asesinada por su novio al enterarse de que había posado desnuda para el pintor. Incluso Natalia Castro, una bella gitana de Linares y que durante años mantuvo que ella era la auténtica Piconera hasta que fue desautorizada por la familia de Julio, aseguró a los cuatro vientos que el pintor “me hizo su amante, lavándome la cara con agua bendita...”.
LA ESCLAVA
CANTE HONDO Y DETALLE
CARMEN CONCHITA TRIANA
SALOME
LA NIETA DE LA TRINI
ALEGRIAS
RIVALIDAD
LA NIÑA DEL CANTARO SAMARITANA
LA CORDOBESA
LA DAMA DE LA ROSA
NUESTRA SEÑORA DE ANDALUCIA (En la siguiente diapositiva el cuadro tamaño máximo) Nuestra Sra. De Andalucia es un homenaje a simbolos de su tierra, Andalucía.Para ello utilizó como modelos a varios personajes del mundo del flamenco caso del guitarrista El chocolatero o la bailaora La cartulina, a la que curiosamente le costó la vida posar para ésta obra ya que poco después sería asesinada por su propio marido. Julio Romero planteó una composición piramidal protagonizada por una mujer que personifica la esencia de la tradición andaluza flanqueadas por dos mujeres arrodilladas.En el margen derecho al autor se autorretrata y, fuera del supuesto triangulo, sitúa al citado chocolatero.De fondo realiza un paisaje idealizado de la ciudad.
CORDOBESAS
LA MUSA GITANA
ANGELES Y FUENSANTA
RAQUEL MELLER EL COHETE
FERIA DE CORDOBA
ARCANGEL SAN GABRIEL
CABEZA DE SANTA
Tras la muerte de Julio Romero de Torres se inicia un proceso de mistificación de su figura, que no siempre fué favorable para la reivindicación de su obra y para calibrar su aportación a la historia del arte contemporáneo.Sus imágenes fueron objeto de una profunda metamorfosis al servir como cartel anunciador de bebidas,frutas,explosivos,ferias,sellos,loterías y una interminable lista de productos. Su personalidad y sus mujeres fueron las protagonistas de mil coplas como argumento de la reivindicación del andalucismo localista,chabacano y folclorico, que acabaron con la verdadera esencia y contenido de su pintura, convirtiendolo en un tópico, desgastando y tergiversando su imagen, fomentado por la gestación de toda una leyenda, en torno a sus modelos, sus pasiones y quedando etiquetado como “el pintor de la mujer morena.”Toca ahora deshilvanar la leyenda, mediante argumentos racionales, que nos permitan ir dibujando la cara silenciada del pintor, hasta encuadrarlo en el contexto real al que pertenece su sugerente lenguaje visual. Texto:Obra Julio Romero de Torres, editado por Caja Salamanca Soria en 1.997
Maria Tersa Lopez con 16 años cuando posó para la chiquita piconera. Falleció a los 89 años En mayo de 2003 En los billetes de 100 pesetas, éste dedicado a una amiga. “A Dori de la chiquita piconera, M Teresa Lopez Gonzalez”
Del diario de Cordoba del 27 Mayo 2003 Teresa López, la mujer que sirvió de modelo a Julio Romero de Torres falleció a los 89 años el 26 de Mayo de 2003 en el hospital Los Morales, donde se encontraba ingresada desde el pasado 18 de abril. La sobrina nieta de la fallecida, María José Lara, indicó que Teresa López, que en el 2000 recibió un homenaje del Ayuntamiento de Córdoba por inmortalizar en ese cuadro (La chiquita piconera) la belleza de la mujer cordobesa, se encontraba débil de salud a causa de la edad. María José Lara añadió que desde hace varios años Teresa López vivía en la residencia San Sebastián de Palma del Río, y aseguró que toda su vida estuvo marcada por la fama que le acarreó posar para el famoso cuadro y los rumores que apuntaban a que habría mantenido un romance con el pintor cordobés. La sobrina señaló que la fallecida tenía unos 13 o 14 años cuando posó para ese lienzo, "un hecho que le valió las críticas de la sociedad de aquel tiempo", ya que incluso "hicieron coplillas sobre su relación con el pintor“. María José Lara destacó que estos "rumores malintencionados fueron una de sus mayores tristezas durante toda su vida", puesto que siempre negó esos rumores sobre la relación con Julio Romero de Torres, un hombre "mucho mayor que ella al que sólo admiraba por su calidad como artista"Los últimos años de su vida los pasó bastante sola y recordando los tiempos de su juventud, principalmente a través de múltiples entrevistas concedidas a los medios de comunicación. Del diario de Cordoba del 27 Mayo 2003
(Extraido de sus memorias) “Ser la modelo del pintor me amargó la vida”, afirma María Teresa. “Hasta mi padre me pegó un día al llegar a casa harto ya de tantas murmuraciones y poco menos que acusándome de haberme acostado con él. ¡Pero si yo no hice nada! Al poco tiempo me eché un novio y ni él mismo confiaba en mi virginidad. Estaba tan seguro de que me había acostado con el pintor que me obligó a hacer el amor antes de casarnos para comprobarlo. Cuando vio la sangre se quedó tranquilo. Y tuve tan mala suerte que me quedé embarazada a la primera. Poco después contrajimos matrimonio por lo civil y nació mi niña, a la que llamamos Paquita”. (Falleció a los pocos dias).Su matrimonio fue un verdadero calvario terminando separandose. A partir de ese momento, La Piconera inició un peregrinaje vital lleno de sinsabores en sus relaciones con los hombres. Nunca más tuvo pareja. “Desde pequeña di con hombres viciosos y degenerados que se quisieron aprovechar de mí de todas las maneras posibles. Oían las coplas y pensaban que poco menos que era una puta, que yo era la mala y que tenían derecho a todo. Pero nunca hice nada de lo que tenga que arrepentirme. Me pasé media vida cosiendo, cortando pelos en peluquerías para luego acabar aquí, en este asilo, donde me tratan muy bien, pero que no consigue apagar el amargor de mis recuerdos”. (Extraido de sus memorias)
Antonia Obispo, una de sus modelos
EL MUSEO
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