El linaje de las mal queridas Cuento extraído del libro: Cuentan los sabios Mayte Sánchez Chuliá.

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Transcripción de la presentación:

El linaje de las mal queridas Cuento extraído del libro: Cuentan los sabios Mayte Sánchez Chuliá

El linaje de las mal queridas Cuentan los sabios que existió una tribu asentada junto a un río, protegida por las montañas. Un día, la presencia cercana de unos soldados amenazó con el descubrimiento de la tribu, y ante el eminente peligro que ello suponía, los hombres de la tribu convocaron una asamblea. Decidieron por unanimidad salir en busca de los soldados y luchar. Con ello evitarían que estos avanzaran y encontraran el poblado, protegiendo de esta forma a las mujeres, niños y ancianos que habitaban en él. Y as í lo hicieron. Lleg ó el d í a y todos los hombres de la tribu marcharon, todos excepto los ancianos, que eran sabios pero d é biles para la lucha.

Las mujeres quedaron destrozadas con la marcha de sus hombres. Sentían un profundo temor en su corazón, pues su intuición les decía que no volverían a verlos más, pero también sabían que, aunque dolorosa, era la única salida, era la única manera que existía de proteger el poblado. Sin embargo, lo peor era ese sentimiento de impotencia y rabia que se había instalado en su corazón. Las mujeres tenían prohibido hablar en la asamblea, donde no tenían voz ni voto; si lo hubieran tenido, podrían haberles dicho a sus hombres lo muy equivocados que estaban: ellas preferían luchar con ellos, codo con codo, corazón con corazón, morir junto a ellos luchando por proteger todo lo que daba significado a su vida, todo lo que verdaderamente importaba. Preferían morir con ellos que vivir sin ellos, pues si ellos morían ellas dejarían de vivir, para morir lentamente un poco cada día. Pero no, no podían hablar, no tenían voz ni voto, no tenían libertad para elegir su destino. Así que no había otro camino que acatar las decisiones de los hombres. Y tal como ellas habían intuido, así pasó. Los hombres nunca regresaron, y su sangre fue derramada en la Tierra.

Un grito mudo, de rabia e impotencia, se instaló en sus almas. Pero eran fuertes, valientes, lucharon con todas sus fuerzas por sacar adelante a sus hijos y lo consiguieron. Y ello a pesar del inmenso dolor que vivía instalado en sus almas, que era de tal intensidad que se fue transmitiendo de hija en hija por los tiempos de los tiempos. A modo de ritual, todas ellas, cuando sentían sus cuerpos débiles para seguir viviendo, marchaban al río y allí cortaban sus venas, contemplando impasibles cómo su sangre se mezclaba con el agua del río; con este gesto, su sangre y su dolor quedarían mezclados por siempre en el agua. Y al igual que en el caso de sus hombres, la Tierra quedaría impregnada de su sangre, por los tiempos de los tiempos. La conciencia del origen de ese inmenso dolor que permaneció anidado en los corazones, en las almas de muchas mujeres, de generación en generación, acabaría perdiéndose con el correr de los años.

En nuestros días todavía existe anidado en el corazón de muchas mujeres, porque ellas, sin saberlo, pertenecen al linaje de las mal queridas. Aquellas mujeres indias nunca entendieron el inmenso amor que sus hombres les profesaban, nunca comprendieron que estos que habían dado sus vidas por salvarlas, por ese amor incondicional que sentían hacia ellas; que las valoraban y que veían en ellas lo que ellas nunca vieron: que eran fuertes para, a pesar de todo, seguir luchando aunque la batalla hubiera finalizado y se hubiera perdido, pues ellos sabían que nunca una mujer deja de luchar por la supervivencia de sus hijos y que ellas tenían dentro el poder que da la fuerza del corazón, incapaz de desaparecer hasta el final de sus días. Sin embargo, puesto que ellos nunca lo dijeron, ellas nunca lo supieron. Y marcharon dejándoles rabia e impotencia en lugar de comunicación y amor. Por eso, cuando una mujer pertenece al linaje de las mal queridas, no hay hombre capaz de sanar esa herida, y ante él dicha mujer, sin ella saberlo, solo puede sacar su coraza tejida de rabia, impotencia e incomprensión para así protegerse de que algún día aquel hombre se marche a luchar, sin seguir contando con ella.

El linaje de las mal queridas Cuento perteneciente al libro Cuentan los sabios Disponible en