Introducción a la filosofía y los presocráticos
El «paso» del mito al logos El movimiento histórico fue ese, sin embargo, ¿debemos así como así pasar tan dejar tan rápido el mito? El «escándalo», en una palabra, que no hay respuesta única y conviven las más variadas posiciones. Sin embargo, ello es considerado un rasgo positivo en nuestro texto de estudio (pag. 27 del programa).
2 reparos: ¿ Es exclusiva de Grecia la filosofía?, ¿en qué sentido sí y en qué sentido no? Grecia sería, en el fondo, terreno fecundo desarrollo de ideas foráneas (India, Egipto, Babilonia)
Influencia de culturas orientales (Egipto, Babilonia, India) Desarrollo del comercio Avances técnicos (navegación, agrimensura) Sociedad cosmopolita La clase sacerdotal ya no es hegemónica
¿Hubo ganancia al «pasar» del mito al logos? Sí, desarrollo de la técnica, nacimiento de la ciencia y abandono de la superstición Hubo pérdida al «pasar» del mito al logos? Sí, desconexión del fondo de la naturaleza que pasa a ser una «cosa» más, explotable, fungible, disponible.
Un conjunto de leyendas imaginativas y fantásticas que narran el origen del universo, la situación del hombre y el final de los tiempos en los que volverá a existir la felicidad perdida al comienzo de éstos. Una actitud en la que se personifican las fuerzas de la naturaleza. Un intento de satisfacer la necesidad de explicación del hombre.
Zeus y Tetis
Eris o Eride, la diosa de la Discordia, molesta por no haber sido invitada a las bodas de Peleo, a la que habían sido convidados todos los dioses, urdió un modo de vengarse sembrando la discordia entre los invitados: se presentó en el sitio donde estaba teniendo lugar el banquete, y arrojó sobre la mesa una manzana de oro, que habría de ser para la más hermosa de las damas presentes. Tres diosas (Atenea, Afrodita y Hera) se disputaron la manzana produciéndose una gran confusión y disputa, que hubo de intervenir el padre de todos los dioses, Zeus (Júpiter en la mitología romana). Zeus decidió encomendar la elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya. El dios mensajero, Hermes (Mercurio), fue enviado a buscarlo con el encargo del Juicio que se le pedía; localizó al príncipe-pastor y le mostró la manzana de la que tendría que hacer entrega a la diosa que considerara más hermosa. Precisamente por eso lo había elegido Zeus; por haber vivido alejado y separado del mundo y de las pasiones humanas. Así, se esperaba de él que su juicio fuera absolutamente imparcial. Cada una de las diosas pretendió convencer al improvisado juez, intentando incluso sobornarlo. La diosa Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear, o, también, el título de Emperador de Asia; Atenea, diosa de la inteligencia, además de serlo de la guerra, le ofreció la sabiduría o, según otras versiones, la posibilidad de vencer todas las batallas a las que se presentase; Afrodita, le ofreció el amor de la más bella mujer del mundo. Se distinguen varias versiones sobre la desnudez o no de las diosas: una primera que indica que todas se desnudaron para mostrar así su belleza al mortal; una segunda que indica que únicamente lo realizó Afrodita para demostrar así su belleza y por ello ganó; y una última que niega esta posibilidad del desnudo de las diosas. Paris se decidió finalmente por Afrodita, y su decisión hubo de traer graves consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer por la que Afrodita hizo crecer el amor en el pecho de Paris, era Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao; en ocasión del paso de Paris por las tierras de este rey, y después de haber estado una noche en su palacio, Paris raptó a la bella Helena y se la llevó a Troya. Esto enfureció a Menelao y éste convocó a los reyes aqueos como Agamenón, su hermano, que fue nombrado comandante en jefe; Odiseo, que, inspirado por Atenea, fue el que ideó el caballo de madera con el que la expedición aquea pudo por fin tomar Troya.
Habría sido Pitágoras quien afirmó «no soy sabio (sofós) sino amante de la sabiduría (filo- sofós)»
a) Material: el tiempo libre, holgura, ocio y seguridad que aporta a cierto sector una estructura esclavista.
b) Psicológica: en algún momento, se debe sentir el asombro ante la majestad del Universo.
Ya no le satisface el mito. El «logos», como su nombre lo indica, es razón: prueba sus afirmaciones. Lo que otros aceptan por fe o tradición, él lo cuestiona a solas, libremente y con la fuerza de su reflexión. De algún modo, es un «vivir a la intemperie». Más que la respuesta, lo que importa es la pregunta. La actitud del preguntar.
Racional: ya no es sólo el qué sino el por qué. Su acercamiento a la realidad es por vía lógica, reflexiva, demostrativa. Sistemática: todas sus afirmaciones están relacionadas, jerarquizadas y guardan coherencia. Crítica: no se admite nada sin examen y sin haber dado testimonio ante el «tribunal de la razón».
Efectivamente, en su nacimiento y modo de actuar, filosofía y ciencia son prácticamente indistinguibles: ambas buscan un saber último basadas en la razón, sin aceptar explicaciones de otro origen (mito o religión).
Todos proponen una explicación racional del cosmos (de «kósmos», «ordenado»). Todos fueron estudiosos de la naturaleza o «físicos» (de «physis», «lo que crece»).
Kosmos: literalmente, «ordenado». Unidad indivisa cuyo principio y fin está en sí misma y por tanto, eterna. Nada ni nadie lo «hizo». Logos: literalmente, el «ligamento» de todo lo que hay en el Kósmos, pero también su medida, razón o proporción (ratio). Arjé: origen, causa y sustrato permanente de todo. Physis: el todo como crecimiento, poder y génesis («ta phyta», en griego son «las plantas»)
El Todo se manifiesta ordenado (kosmos) y no caótico o desordenado (akosmos). La totalidad es dinámica y cambiante; el movimiento es el dato primario: las cosas se mueven. Esos movimientos nacen de las cosas y obedecen a leyes que pueden descubrirse. A ese «todo» nadie lo ha creado: es eterno.
Origen: ¿de dónde viene todo? Sustrato permanente: ¿en qué consiste todo? Causa: ¿por qué hay cosas? Según el filósofo del caso, ello recibió distintas respuestas; pero es más importante la instalación de esa pregunta compleja ante el Universo.
¿adónde van las palabras que no se quedaron? ¿adónde van las miradas que un día partieron? ¿acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón? ¿o se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor? ¿acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar? ¿acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van? ¿y a dónde van? ¿adónde van? ¿en qué estarán convertidos mis viejos zapatos? ¿a dónde fueron a dar tantas hojas de un árbol? ¿por dónde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí? ¿adónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril? ¿adónde van ahora mismo estos cuerpos, que no puedo nunca dejar de alumbrar? ¿acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van? ¿y a dónde van? ¿adónde van? ¿adónde va lo común, lo de todos los días? ¿el descalzarse en la puerta, la mano amiga? ¿adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer? ¿adónde va el mantel de la mesa, el café de ayer? ¿adónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar? ¿acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van? ¿y a dónde van? ¿adónde van? SILVIO RODRÍGUEZ
El «agua» de Tales: principio de vida, todo lo vivo es húmedo y lo seco es sinónimo de muerte. El agua pasa por todos los ciclos: llueve desde el cielo, cae en la tierra y fecunda, se evapora, vuelve al cielo, etc.
El «aire» de Anaxímenes: El mundo es un ser viviente que respira El aire exterior lo envuelve y traspasa todo El aire interior es el «soplo vital» de los seres. Dar el «último aliento» es morir.
El «apeiron» de Anaximadro: Sólo lo que no es nada en particular (in-determinado) puede convertirse en cada cosa (determinada) De algún modo, «ser» es «ser injusto», porque se ha roto la unidad primera. La destrucción (muerte) es una forma de reparar la injusticia