¿Cómo puede hacerse nuestro, en nuestros días, el evento pascual, que ha tenido lugar de una vez para siempre? Se hace nuestro hoy, gracias a aquel que desde “el Principio” y en la plenitud de los tiempos ha sido el artífice: el Espíritu Santo. Él es la novedad que opera en el mundo; es la presencia de Dios con nosotros y se “une a nuestro espíritu” (Rm 3,8).
Pero en él, y en una sinergia indisociable El cosmos se eleva y gime en los dolores del reino y el hombre lucha contra la carne, Cristo resucitado es cercano a nosotros, el Evangelio se hace potencia de vida, la iglesia signo de la comunión trinitaria, la autoridad servicio liberador, la misión un Pentecostés, la liturgia es memoria y anticipación y el hacer humano es divinizado.
Ignazio IV Hazim, patriarca di Antiochia ( )- textos de la Asamblea de Uppsala 1970 El Espíritu Santo hace venir la Parusía en una Epíclesis sacramental y místicamente realista, da vida a los profetas y habla a través de ellos, vuelve a recolocar todo en el diálogo, y en la efusión de sí nos pone en comunión y nos atrae hacia el segundo Adviento. “Él es Señor y dador de vida”. Es gracias a él que la iglesia y el mundo invocan con todo su ser: “¡Ven, Señor Jesús!” (Ap 22,20)
Lc 4,15-22 esús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor". Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca.