Quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignore lo que es sentirse amo del mundo a pie y sin dinero. Ningún oficio mas bello que el de infante, A pie y sin un ochavo en los bolsillos, calados hasta los huesos y con el estómago frío; en la vista una nube de hielo y en el dedo que oprime el gatillo un sabañón.
Ardor guerrero vibra en nuestras voces y de amor patrio henchido el corazón,
entonemos el himno sacrosanto del deber, de la Patria y del Honor entonemos el himno sacrosanto del deber, de la Patria y del Honor. ¡Honor!
De los que amor y vida te consagran escucha, España, la canción guerrera, canción que brota de almas que son tuyas,
de labios que han besado tu Bandera; de pechos que esperaron anhelantes besar la Cruz aquella
que forma con la enseña de la Patria y el arma con que habrá que defenderla.
Nuestro anhelo es tu grandeza, que seas noble y fuerte Nuestro anhelo es tu grandeza, que seas noble y fuerte. Nuestro anhelo es tu grandeza, que seas noble y fuerte.
Y por verte temida y honrada contentos tus hijos irán a la muerte Y por verte temida y honrada contentos tus hijos irán a la muerte. Y por verte temida y honrada contentos tus hijos irán a la muerte.
Si al caer en lucha fiera ven flotar victoriosa la Bandera, ante esa visión postrera, orgullosos morirán.
Y la Patria, al que su vida le entregó en la frente dolorida le devuelve agradecida, el beso que recibió.
El esplendor de gloria de otros días tu celestial figura ha de envolver;
pues aún te queda la fiel Infantería, que, por saber morir, sabrá vencer.
Y volverán tus hijos ansiosos al combate, tu nombre invocarán,
y la sangre enemiga en sus espadas y la española sangre derramada tu nombre y tus hazañas cantarán.
Y estos que en la academia toledana sienten que se apodera de sus pechos, con la épica nobleza castellana,
el ansia altiva de los grandes hechos, te prometen ser fieles a tu Historia y dignos de tu honor y de tu gloria.
«Dios, qué buen vasallo, si hubiese buen señor».
¡¡HONOR Y GLORIA A LOS QUE DIERON LA VIDA POR ESPAÑA!! Canción La muerte no es el final
Lo demandó el honor y obedecieron, lo requirió el deber y lo acataron; con su sangre la empresa rubricaron con su esfuerzo la Patria redimieron. Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron. Por eso como valientes lucharon, y como héroes murieron. Por la Patria morir fue su destino, querer a España su pasión eterna, servir en los Ejércitos su vocación y sino. No quisieron servir a otra Bandera, no quisieron andar otro camino, no supieron morir de otra manera.
No hay un puñado de tierra sin una tumba española