LA BELLA DURMIENTE - En un país lejano nació una linda princesita, los reyes estaban muy contentos e invitaron a tres hadas. - Estas le regalaron un don: la primera le dijo que sería la más bella, otra que tendría la voz más dulce y la tercera le dijo que sería la niña más alegre del mundo

Pero de repente una hada fea y malvada entró en la sala. Furiosa porque no haber sido invitada a la fiesta lanzó una maldición - ¡Cuando cumplas 15 años te pincharás con una aguja y… morirás!

Una de las hadas tranquilizó a los reyes y les dijo: no se preocupen, he intentado romper el hechizo pero no he podido hacerlo del todo. La princesita se pinchará con una aguja pero no morirá. ¡ Dormirá un largo y profundo sueño! Pasados 100 años un apuesto príncipe la despertará.

Pasaron quince años sin que nada pasase pero el día que los cumplía la princesita recibió una extraña visita. Una adorable anciana entró en la habitación y le dijo: - Sé que hoy es vuestro cumpleaños y quiero hacerte un regalo. Pero tienes que acompañarme a cierto lugar

La anciana condujo a la princesa a la torre más alta del castillo. En ella se encontraron a una costurera que cosía con aguja e hilo. Nunca había oído hablar de ella. La princesita exclamó: ¡que divertida tarea! ¿puede enseñarme cómo lo hace?

La costurera, que era muy amable le cedió a la princesita la aguja, pero nada más tomarla en su mano se pinchó en un dedo y cayó al suelo, quedando sumida en un profundo sueño. ¡Ja, ja, ja ja…! Una espantosa carcajada resonó en aquella torre. Aquella anciana era una trampa de la hada malvada

Los reyes cayeron en una profunda tristeza pues lo que les dijo el hada buena se había cumplido. Con todo su dolor el rey ordenó que llevaran su cuerpo a la mejor habitación del castillo. Y, cada noche, los reyes iban a velar el sueño de su querida hija

Pasaron 100 años hasta que un día un joven y apuesto príncipe que estaba de caza pasó cerca de allí. Vio el castillo y una extraña intuición le llevó a subir las escaleras y entrar en una habitación con una bella princesa

El príncipe contempló aquel bello rostro y, obedeciendo a un impulso de su corazón, tomó la mano de la joven y la besó tiernamente Entonces, la bella princesa despertó de su largo sueño ¡El beso del príncipe había roto el maleficio del hada malvada!

Y en ese momento, los reyes corrieron a abrazar a su hija, mientras que los pajes, sirvientas, guardias y cocineros del castillo bailaban y cantaban muy contentos. Al día siguiente las campanas del reino redoblaron alegres anunciando la boda del príncipe y la princesa