La causa de la desintegración de muchas familias es el maltrato físico hacia la mujer. Afortunadamente la mujer golpeada está siendo favorecida con más información y apoyo de parte de la sociedad. Ya sabe que no tiene por qué tolerar ser agredida, que debe denunciar a su agresor y que tiene derechos.

Pero también existen muchas mujeres cuyos maridos no las golpean, pero son víctimas de otra clase de maltrato, que las lastima tanto o más que la agresión física: la agresión verbal.

"Yo sería incapaz de golpear a una mujer, no soy esa clase de hombre", dicen algunos. Sin embargo, el hombre que grita e insulta, que dice: "no sirves para nada", el que critica todo lo que hace su esposa, el que la menosprecia, el que le dice que está gorda o que no es atractiva, golpea tan fuerte como un puño cerrado en plena cara.

Un golpe duele y deja una marca roja, que luego se va poniendo morada y luego desaparece y deja de doler. Las palabras hirientes dejan profundas huellas en el alma de una mujer, huellas que nunca se borran, nunca desaparecen y nunca dejan de doler. La autoestima de la mujer, víctima de maltrato verbal, puede bajar tanto que puede llegar a desear la muerte.

Es muy importante también el mal ejemplo que reciben los hijos, cuando escuchan los insultos del padre hacia la madre o viceversa. Los insultos y palabras despectivas de parte de uno u otro de los padres o de ambos, dejan también una profunda huella de amargura en los hijos.

Un padre o una madre que ama a sus hijos, debe cuidar todos los aspectos de su propia conducta para no hacerles daño. Los niños pequeños repiten todo lo que escuchan y si lo que escuchan son palabras ofensivas, se acostumbrarán a hablar y a tratar a los demás de la misma manera.

El hecho de estar casados, no da derecho a la pareja a ofenderse el uno al otro. Tampoco durante el noviazgo se debe permitir el maltrato verbal y mucho menos el físico. Si esto ocurre, ¡no te cases! termina ese noviazgo inmediatamente. El respeto mutuo es una de las cosas a las que se debe comprometer cada miembro de la pareja, desde el noviazgo mismo.

Mujer, eres digna de respeto, mereces ser amada, ser tratada con ternura... No permitas el maltrato físico ni verbal. Nadie tiene derecho a ofenderte ni a lastimarte. No permitas que palabras hirientes y mal intencionadas, destruyan tu autoestima. Si tu pareja trata de hacerte sentir insignificante, es porque tiene un gran complejo de inferioridad, que no es capaz de enfrentar y su único desahogo es hacerte sentir como él mismo se siente. Mantente firme, no temas, no estás sola, tienes la ley a tu favor y a Dios como tu protector...

De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes. 1 Pedro 3:7 Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas. Colosenses 3:19