Cuadrado en el país redondo

Me han contado que en un país lejano, o a lo mejor cercano, no recuerdo, cada cosa, animal u objeto eran redondos.

Redondas eran las casas, las cabezas, los pies, las puertas, las ventanas.

con alguna magulladura Había círculos grandes, pequeños, rosas, verdes, un poco torcidos, con alguna magulladura y todos rodaban alegremente.

Un día, a este pueblo llegó un viajero.

un cuadrado. Algo que no resultaba nada extraño para los habitantes, a no ser que, como era el caso, el viajero en cuestión fuera… un cuadrado.

A “cuadrado” aquel país sin esquinas le pareció un poco extraño, pero le gustó y… decidió quedarse.

A los redondos les ocurrió una cosa curiosa. Antes de la llegada de cuadrado les parecía que eran muy diferentes entre sí, mas, desde que apareció él, se habían dado cuenta de lo parecidos que eran.

Cuadrado se dio cuenta de inmediato que cualquier cosa que hiciera ya fuera caminar, o sentarse, por todas partes, todos le miraban.

Todos aquellos ojos encima le ponían nervioso, se sentía como un equilibrista sobre la cuerda, y mientras más trataba de estar atento más le parecía estar perdido.

parecía más grave. Aunque, para decir la verdad, también los redondos se equivocaban, pero cuando le pasaba a él… parecía más grave.

Cuadrado se sentía muy mal cuando oía que hablaban de él, a sus espaldas: “Todos los cuadrados son torpes y estropean las cosas, por fuerza, con sus esquinas puntiagudas”.

Cierto que no era fácil tener una forma cuadrada en medio de todos aquellos círculos. Incluso las puertas eran ahora un problema….

Harto de estar solo, buscó conocer algunos habitantes y pensó que el mejor modo de hacerse aceptar era demostrar cuántas cosas sabía hacer

mejor que los círculos: organizar fiestas, ser gentil, trabajar, contar chistes… Procuró hacer todo más rápido y… mejor que los círculos:

Pero no le fue mejor. Se sentía cansado y los redondos seguían comportándose de manera extraña, diferente, cuando estaba él.

Pensó entonces hacerse notar lo menos posible, procuró ser igual a ellos: se rizó los cabellos, se puso gruesos vestidos para esconderse las esquinas o aristas, rellenó de algodón los zapatos, y trató, además, de hablar con acento redondo pero… tampoco esto funcionó.

Cuadrado se sentía ridículo y los círculos parecían molestos con su intento de imitarles.

Finalmente pareció entender. A lo mejor estaba equivocado al tratar de ser amigo de todo el mundo a la vez. Finalmente pareció entender. A lo mejor el secreto estaba en tratar de conseguir un amigo redondo que lo acercase a los otros círculos.

Ayudó a un redondo que había conocido a limpiar la casa, le hacía compañía cuando estaba solo lo ayudó en el trabajo y hasta aprovechó sus aristas cuando servían. Y las cosas, efectivamente, mejoraron un poquito.

De vez en cuando círculo llevaba a cuadrado a alguna fiesta o le daba las gracias por su ayuda. Pero cuadrado no era feliz, su relación no se podía llamar amistad.

(de vez en cuando directamente siervo) Se sentía más ayudante que amigo, (de vez en cuando directamente siervo) y, Sobre todo, se daba cuenta de que los otros le escuchaban más y le reían sus gracias cuando él hablaba mal de los otros cuadrados,

cuando les tomaba el pelo como hacían con él al principio y cuando confirmaba que todos los cuadrados son: bastos, violentos, torpes,

que roban a los niños y niñas redondos que quitan puestos de trabajo a los círculos, que son perezosos y chismosos….

cuadrado se levanto más triste y cansado que nunca Una mañana y decidió marcharse. cuadrado se levanto más triste y cansado que nunca

Mientras atravesaba el país con su maleta entre tantas miradas que le acompañaban, se daba cuenta, notó que algunos parecían disgustados, incómodos como él, el coraje o las palabras que decirle. que parecían no encontrar

Tampoco a él se le venía nada a la mente. Así siguió hasta su país.

haber intentado contarles cómo se sentía La pena que le quedaba era no haber encontrado antes aquellas miradas inseguras y haber hablado con ellos, haber intentado contarles cómo se sentía y haberles preguntado qué sentían ellos.

Un cuadrado en el país de los redondos Adaptación del Cuento Un cuadrado en el país de los redondos Del grupo de trabajo Cuentos con Valores del CAP de Alcorcón Presentación: Rosa Mª de Diego González. Música: Carlos Marques