Me transformo en una computadora Un cuento de Stephanie Profesora: Sra. Quiroga
El papel de la computadora en mi vida Yo tengo una computadora de escritorio para mi escuela. Esto es una obligación. Yo uso mi computadora para la escuela y también para divertirme. Es muy útil para hacer muchas cosas. La mayor parte de mi día lo paso usando mi computadora. Eso es malo porque todos saben que ver una pantalla de una computadora o una televisión es muy malo para tus ojos. Ya tengo gafas y cuando sea mayor, no voy a ver nada por el uso de la computadora durante todos estos años.
Estoy dentro de mi computadora Un día, usé mi computadora más de lo normal. Esa noche hubo un apagón porque iba a haber una gran tormenta eléctrica. Muchas cosas extrañas pasaron: Primero, las luces se apagaron; luego mi computadora se apagó, y también lentamente me fui transformando en mi computadora. Mis brazos se transformaron en el ratón; mis piernas se transformaron en la caja de la computadora, y finalmente, mi cabeza se transformó en la pantalla de mi computadora. Sentí mucho miedo y no supe ni qué había pasado ni qué hacer. Por muchas horas, yo pude saber todas las contraseñas, mensajes, y otras cosas de todas las personas en el mundo que yo quería. Eso puede ser malo y bueno. Mis amigos y mis padres no sabían que me había transformado en una computadora.
LLEGA MI HERMANO Cuando mi hermano llegó de la escuela, él comenzó a jugar juegos en la computadora. Yo no quería matar a las personas malas en el video juego, entonces yo decidí quitar ese programa. Yo escribí una nota a mi hermano que decía que estaba en la computadora. Al comienzo, él no lo creyó. Yo escribí más notas y al final cuando él se dio cuenta que no estaba en la casa, mi hermano lo creyó.
Mis padres se enteran El llamó a mis padres para decirles lo que había pasado. Ellos estaban muy sorprendidos y, al igual que mi hermano, primero no lo creyeron pero después sí. Ellos trataron de hacer muchas cosas para sacarme de la computadora, pero nada funcionaba.
EL PODER DEL SABER Después, ellos decidieron no usar la computadora para ver si eso ayudaba. ¡Sí! Muy lentamente, el ratón se transformó en mis brazos, la caja de la computadora se transformó en mis piernas, y la pantalla se transformó en mi cabeza. ¡Era yo! ¡Estaba muy feliz! Ahora yo sabía muchas cosas secretas … Mi pregunta ahora es: ¿Debo contarlas o mantener mi secreto?