Aquellas miles de manos blancas...
aquel grito de esperanza....
también sirvieron para recordar a los cientos de víctimas asesinadas, y es que un país que se precie, es un país que recuerda a sus muertos,
y es que ninguna víctima debe perderse en la memoria, ni pasar al congelador de las estadísticas, ni formar parte de la fría crónica de los hechos.
Las víctimas merecen el recuerdo, porque el olvido también tiene mucho de crimen. Sus nombres son la crónica de la libertad. NEGOCIACIÓN CON LOS TERRORISTAS? NO EN MI NOMBRE!
POR ELLOS, POR TODOS MANIFESTACIÓN 4 JUNIO - MADRID ACUDE!!!