CORTA ESTA PARTE, DOBLANDOLA SE CONVERTIRÁ EN UNA ÚTIL CARD COMPAÑERA DE VIAJE CORTA Y DOBLA POR LA MITAD, PUEDES USAR EL INTERIOR PARA ESCRIBIR TUS NOTAS SOBRE ESTA PALABRA DE VIDA «Si aman a los que les aman, ¿qué mérito tienen? » (Lc 6,32) Con estas palabras Jesús invita a sus discípulos a imitar a Dios Padre en el amor. Si queremos ser hijos suyos, debemos amar a nuestro prójimo del modo como Él ama. Pero ¿cuales características debe tener este amor? La primera característica, la que más distingue el amor de Dios Padre, es su absoluta gratuidad. ¿GRATIS? esto se contrapone radicalmente al amor del mundo, el cual se basa en la correspondencia y en la simpatía, amando a quienes nos aman o nos son simpáticos. El Padre celestial nos ama no porque seamos buenos y por tanto merecedores de atención y benevolencia; al contrario, al amarnos crea en nosotros la bondad y la belleza espiritual de la gracia, convirtiéndonos en amigos e hijos suyos. He comprendido, probaré a amar sin esperar nada a cambio, ¿asì? Sì, pero hay otra característica del amor de Dios Padre es su universalidad. Dios ama a todos indistintamente. Por tanto, ¿tengo que amar a todos? Este amor suyo no podría ser gratuito y creativo si no estuviese totalmente proyectado dondequiera que haya una necesidad o un vacío que colmar. A partir de un comentario de Chiara Lubich - Adaptación Centro Gen 3 En Acción: CON MIS GESTOS QUIERO MemoryCard # 8 UN AMOR… DESINTERESADO. Sì, ¿te parece difícil? Estoy pensando en aquellos a los que me cuesta amar. ¿Tengo que amar también a ellos? ¡Interesante esta pregunta de Jesús! Por eso el Padre celestial ama también a esos hijos que son ingratos o rebeldes o están alejados; es más, se siente especialmente atraído hacia ellos. LLENAR EL “VACIO” DE AMOR QUE ENCUENTRO EN LOS “FOTOGRAMAS” DE MI JORNADA. EN ESTE MES TRATARÉ DE: AMAR CON UN AMOR QUE NO PIENSA EN LOS RESULTADOS. SER EL PRIMERO EN AMAR, CON UN AMOR GENEROSO, AUMENTANDO LA SOLIDARIDAD, ACOGIENDO A TODOS, ESPECIALMENTE BUSCANDO A AQUELLOS CON LOS QUE ME ES MÁS DIFÍCIL. Dos de mis compañeros de clase comenzaron a discutir y pelear. Sentí que tenía que hacer algo y me acerqué para detenerlos, pero siguieron. Entonces me puse en el medio de ellos, pero uno me dio un puñetazo en los labios y empecé a sangrar. Al verme herido han dejado de pelearse y se preocuparon por mí, me preguntaron cómo estaba y me llevaron a la enfermería. Cuando el profesor a cargo de la disciplina me preguntó qué había pasado, no he acusado a mis compañeros. Aunque tenía el labio roto sentí una gran alegría porque había logrado poner paz entre mis compañeros. (José - Chile) Un compañero me había pedido prestadas mis zapatillas de deporte y yo se las di. Algún tiempo después, fui yo quien le pedí los apuntes de una lección, pero no quiso dármelos. Ese mismo día, me pidió un favor y, recordando con dolor que él no había correspondido a mi gesto de amor, quería comportarme de la misma manera. Era difícil perdonarlo. Recordé, sin embargo, que el amor significa no esperar nada a cambio, así que le ofrecí ayuda inmediatamente. (L.M.O.)