Michelle Angües 2n ESO A

Ubicación Comarca Segrià Ciudad o población Lleida Lugar del viaje Bosque Lugar del viaje Bosque Amo (teóricamente Amable, alto, inteligente, buen negociador… no es su amo ) Tema La amabilidad y honestidad Desenlace Despedida Tono Alegre Estilo “Vuestra merced”/1ª persona del singular

Después de huir de la crueldad de mi antiguo amo, el ciego, me adentré en un bosque muy bond oso cerca para ir a otro pueblo o ciudad y encontrar a un nuevo amo. Tras días de caminata, un día exhausto y hambriento en el cual no podía ni siquiera levantarme me encontré con un mercader, el hombre era alto, con un rostro humilde y de ojos marrones, llevaba un carro bastante grande lleno de comida y objetos para vender del cual era tirado por un enorme y fuerte caballo gris con manchas negras. -¿Que hace un muchacho como tú en estas partes del bosque?- Preguntó. -Estoy buscando un amo.- Dije yo. Esperando de que él me dijera que quería ser mi amo, al final me dijo: -Muchacho yo no puedo ser tu amo porque no necesito que me sirvan, pero si quieres te puedo llevar hacia Lleida que es mi siguiente destino, que esta a unos cuantos días de camino, pero a cambio tu tendrás que cuidar de mi caballo y limpiar los objetos de la mercancía. A demás allí vive mucha gente, tendrías bastantes probabilidades de encontrar un nuevo amo. Yo no muy confiado acepté el trato del mercader.

Que sepa Vuestra Merced que el hombre fue muy amable con migo me daba de comer y de beber, hasta a veces me daba vino, también podía dormir cómodamente, tampoco se puede decir que el trabajo que me mandó fuera muy difícil ya que no era algo que me ocupara todo el tiempo y lo mejor de él fue que me enseñó un poco de literatura y gracias a él ahora puedo escribir esta carta para usted, eso me puso muy feliz ya que los niños de mi categoría social no tenían la oportunidad de aprender estas maravillas. Aunque el mercader no fuera mi amo cada día le rogaba a Dios que no llegáramos nunca a Lleida y así tener a ese hombre como supuesto amo, ya que pasé de las brasas del ciego, a un prado verde de hierba fresca. Pasaron los días hasta que por fin llegamos a nuestro destino final, allí tristemente me despedí, pero antes de irme el buen hombre me dio una pequeña bolsa de tela del cual a dentro habían unas cuantas blancas y maravedís le di las gracias aquél señor que me cuidó tan bien esos días tan felices, para luego irme a buscar un amo tacaño que me vaya mandando un montón de tareas y además dándome muy poca comida y así poder matarme lentamente. Pero Vuestra Merced de esa buena persona que conocí en aquel bosque aprendí muchas cosas y la mas importante para mi fue: que aunque no conozcas a una persona no significa que no tengas que ser amable y honesto con él.