La piel dura Texto: Juan A. Vázquez Música: Queen (It`s a hard life)

“En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte” Honoré de Balzac   A base de vivir en un sinvivir se nos ha puesto la piel dura. Las cicatrices en la piel blanda nos han endurecido la piel. Para proteger nuestro interior hemos construido una fortaleza de piel dura. Dura, sin tersura, sin sensaciones que te ericen la piel. Ya no tenemos sensibilidad a flor de piel. Se nos ha puesto una coraza de piel dura para evitar que nos traspasen las emociones. Cada vez nos emocionamos menos. Cada vez hay menos cosas que nos emocionen. Nos hemos alejado del mundo de las emociones. Hemos construido una fortaleza sin saber que la fortaleza estaba en la piel blanda de antes de endurecer la piel.

  Hemos puesto cálculo en el lugar de las emociones. Hemos reducido a cálculo los ideales, a cuentas el pensamiento, a mociones la emoción. Y hemos olvidado que emocionar es mover, promover, ilusionar, convocar, concitar, suscitar, vivir. Por eso estamos como muertos sin emociones. Llegado el caso, vivimos la emoción como una quiebra, cuando la quiebra está en no tener emociones. Vivimos en el ficticio equilibrio que ha desterrado las emociones por miedo a que nuestro precario equilibrio se rompa con las emociones.

  El tiempo no ha desgastado sino endurecido nuestra piel. Hemos sentido tanto en la piel blanda que la piel dura no nos deja ya sentir. Que no la podemos ya acariciar. Que no se nos puede ya erizar la piel. Que no podemos tener sentimientos a flor de piel. Pero es a flor de piel como se siente, con la piel erizada como se vive, sobre la piel suave como se acaricia.

  Quizá es que pensamos que para que nos dure, ha de ser dura nuestra piel. Quizá es que el veneno ha convertido la piel en hiel. Quizá es que ya todo es de plástico fino, programado para no sentir, para no sufrir, para no gozar, para la apariencia de una vida manufacturada, de una insensibilidad de diseño, de una artificiosa felicidad.

La piel dura   Si todavía se te humedecen los ojos y se te eriza la piel. Si aún te electrizan las caricias. Si hablas el lenguaje de las miradas. Si se te agrieta la piel dura. Entonces es que no has perdido definitivamente la edad de la inocencia, de la piel blanda. Es que no has llegado al desesperado límite de pensar que el único modo de salvar el pellejo consiste en endurecer la piel. (Del libro “Prosas sueltas” de Juan A. Vázquez. Editorial Nobel)