Cuenta la historia que la víspera del nacimiento de Marianita, sobre la casa de los Esposos Paredes y Flores, apareció una estela de estrellas, que.

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4 Cuenta la historia que la víspera del nacimiento de Marianita, sobre la casa de los Esposos Paredes y Flores, apareció una estela de estrellas, que llamó la atención a todo el pueblo

5 E fectivamente era una manifestación celestial. El 31 de octubre de aquel mismo año, nace Marianita, la octava hija de Don Jerónimo Paredes y doña Mariana Y Flores. D esde muy niña vivió una vida profundamente espiritual y familiar. Despertando la admiración en sus padres, familia y sociedad Quiteña

6 D on Jerónimo muere, cuando Marianita contaba con dos años de edad. Doña Mariana, su madre, decide salir de Quito y establecerse en la Hacienda de granobles, propiedad de la familia. E l viaje a la hacienda fue penoso, sobre todo, al cruzar el río de las ovejas. Marianita cae al agua, ¡Oh Misterio! No se hunde, permanece de pie sobre el agua y no se moja

7 L a vida en la hacienda se desarrolla entre devociones, trabajos, estudios, ayuda a los demás especialmente a las personas que trabajaban en la hacienda, como es el caso de un Señor llamado Manuel, quien recupera milagrosamente la salud, bajo los cuidados de Marianita

8 Momentos inesperados: Doña Mariana, muere. La adolescente Marianita queda huérfana. Su hermana mayor doña Jerónima, casada con el Capitán Cosme de Caso, le recibe en su casa, para ofrecerle un ambiente familiar. Marianita nuevamente pasa a vivir en la Ciudad de Quito Continuó con su vida de penitencia. Con sus sobrinas hacía procesiones, y juegos que llevaban a Dios y al hermano

9 B USCÓ EN TODO MOMENTO Clarificar lo que Dios quería de ella: Pensó vivir como ermitaña, pero un suceso inesperado impidió tal decisión Quiso marcharse como Misionera, luego comprendió que no era el camino querido por Dios, finalmente optó por vivir una vida totalmente para Dios y el hermano en su propia casa, desde su vida laical. En privado hizo voto perpetuo de castidad, pobreza y obediencia

10 S alía de su habitación para enseñar el catecismo tanto a las personas que trabajaban en su casa, como a las que venían de fuera

11 M antenía un estricto horario para la Oración (a la que dedicaba largas horas del día y la noche), la penitencia, mortificación, Eucaristía y otras expresiones de vida espiritual.

12 C ompartía sus alimentos y tiempo con el más necesitado Quienes se beneficiaban de los alimentos, lanzaban piedrecillas a su ventana como aviso que estaban allí. Marianita tomaba una cesta con los alimentos de los que se había privado en el comedor y la bajaba por la ventana ayudándose de una soga

13 Conocía las virtudes medicinales de las plantas y su mano acertaba en las curaciones “Cuando alguno de casa enfermaba, así fueran los más humildes trabajadores de sus haciendas, se constituía a la cabecera del enfermo, le aplicaba remedios, preparaba la dieta y no le abandonaba hasta que recobraba la salud” Realizó los estudios propios de aquella época: escribir, bordar, tejer, pintar, repostería Tocaba excelentemente la vihuela y otros instrumentos musicales de la época A los niños que llegaban a pedir comida les aseaba con sumo respeto, igual a los ancianos

14 P oseía el don de profecía. Algunos de ellos: A sus sobrinas y amigas: “alejémonos de esta pared inmediatamente” (apenas salieron de derrumbó la pared) A un Señor que le consultó si debía aceptar como esposo de su hermana a un hombre de pésima conducta y reputación: “No se preocupe, él la ama y cambiará para bien” (formaron un hogar estable y feliz) “Ten fe tu madre sanará” “Encontrarás a tu hijo en dos días” “La próxima semana Ud. Padre morirá, Rectifique su vida” “Señor Comisario un hombre asesinará a la esposa en el bosque” “Moriré el viernes 26 de mayo de 1645” “Esta casa será más tarde un monasterio”

15 S us múltiples mortificaciones, ayunos y penitencias, empezaban a notarse en su rostro. Pidió a Dios la gracia de mantener el rostro sin la huella de tan rigurosas penitencias (para no ostentar lo que hacía), le fue concedido. Su rostro y sonrisa siempre estaban atractivos, sin huella de dolor o martirio

16 Sus continuas penitencias y ayunos rigurosos afectaron su salud, el médico que la atendía decidió hacerle unas sangrías para ayudarle a mejorar.

17 U na de las Señoras que trabajaba en su casa echaba en un solo lugar del jardín la sangre que el Médico extraía del cuerpo de Marianita

18 ¡Qué sorpresa! Un día todos se maravillaron, en el lugar donde era depositada la sangre de Marianita había nacido una hermosa planta de azucenas

19 E cuador se vio afectado por muchos terremotos y temblores. Uno de ellos casi devastó la ciudad de Quito. Muchos murieron Entró la desolación Luego se vio afectado por una epidemia que acabó con la vida de gran cantidad de personas

20 E n las Iglesia, los sacerdotes junto al pueblo elevaron rogativas al Señor. Un día en la Celebración Eucarística el P. Alonso Rojas, Sacerdote Jesuita: expresa “Señor Todopoderoso, haz que cese tanta destrucción y tanta muerte en nuestra Ciudad y toma mi vida en cambio. Te ofrezco de todo corazón”

21 M arianita de Jesús que estaba en la Eucaristía, al escuchar las palabras del Padre Rojas, gritó con voz fuerte ante la admiración de todo el pueblo: “Señor llévate mi vida, mas no la del Padre, pues esa vida es más necesaria para las almas. Yo quiero dar mi pobre vida, salvar a mi Pueblo a mi amada Patria y Ciudad de Quito. ¡Tómala Dios mío!” Aquel ofrecimiento hizo estremecer a los fieles que llenaban la Iglesia M arianita de Jesús que estaba en la Eucaristía, al escuchar las palabras del Padre Rojas, gritó con voz fuerte ante la admiración de todo el pueblo: “Señor llévate mi vida, mas no la del Padre, pues esa vida es más necesaria para las almas. Yo quiero dar mi pobre vida, salvar a mi Pueblo a mi amada Patria y Ciudad de Quito. ¡Tómala Dios mío!” Aquel ofrecimiento hizo estremecer a los fieles que llenaban la Iglesia

22 A l abandonar la Iglesia de la Compañía, Marianita inesperadamente empezó a sentir extraños dolores. Al llegar a casa su familia se preocupó mucho y llamaron al médico, quien al examinarla dice: “No me explico, no existe causa visible para el malestar de la señorita. Está muy grave, aunque la ciencia no pueda precisar la causa de su mal”

23 Mientras tanto en los hospitales y lugares improvisados para atender a los heridos y enfermos, éstos empezaron a sanar rápidamente, preguntándose la gente: “¿qué está ocurriendo?. Los terremotos han cesado y las epidemias también” E nseguida se corrió la voz de que todo se debía a la petición de Marianita. C orrieron todos a casa de Marianita, que agonizaba, la multitud quería verla, hablar, decirle algo… Mientras tanto en los hospitales y lugares improvisados para atender a los heridos y enfermos, éstos empezaron a sanar rápidamente, preguntándose la gente: “¿qué está ocurriendo?. Los terremotos han cesado y las epidemias también” E nseguida se corrió la voz de que todo se debía a la petición de Marianita. C orrieron todos a casa de Marianita, que agonizaba, la multitud quería verla, hablar, decirle algo…

24 E n medio de la multitud apareció el Sr. Obispo de Quito quien quiso hablar con Marianita. Con profundo respeto y admiración se arrodilló ante la cama para agradecerle el gesto maravilloso de entregar la vida por su pueblo y pedirle alcance de Dios Paz para Ecuador en sus Gobernantes

25 L os Padres Vázquez y Rojas, así como el Hermano Hernando de la Cruz (Jesuitas) acompañaron en sus últimos momentos

26 E n las afueras de la casa, todo el pueblo estaba de rodillas: ¡Ha muerto una Santa!

27 “LA AZUCENA DE QUITO” Dos siglos después, el Papa Pío IX beatificó a Mariana de Jesús, proponiéndola como símbolo de inocencia penitente, y, le dio el sobrenombre más dulce que podía dársele: “LA AZUCENA DE QUITO”

28 En 1947, como un caso muy singular en Latinoamérica, la Asamblea Nacional de Ecuador, proclamó a Mariana de Jesús “Heroína Nacional” S us restos descansan en la Iglesia de la Compañía de Jesús en el Centro histórico de Quito, así como la Guitarra que con la que solía entonar hermosas canciones L a Casa donde vivió Marianita, es ahora el Monasterio del Carmen, donde se guardan los más hermosos recuerdos y muchas obras en el Museo recientemente inaugurado por el Ilustre Municipio Metropolitano de Quito M uchas Parroquias en varias partes del mundo llevan su nombre T odas l as Obras educativas de las Marianitas llevan su nombre. También otras Congregaciones Religiosas tienen centros educativos con su nombre E s la Patrona del Instituto Santa Mariana de Jesús por decisión de Mercedes de Jesús Molina, fundadora del mismo.

29 M arianita de Jesús es para el Mundo. Nació y murió en Ecuador, pero nace y vive en corazón de cada persona que forma parte del Universo. T odos estamos llamados a vivir en santidad desde nuestro estado de vida. O remos con Marianita de Jesús por la paz en el mundo, por los países que están en serias dificultades, políticas, económicas, religiosas…

30 En este 26 de mayo F elicidades a todas las Marianitas, grupos pastorales con los que trabajamos, personas que comparten nuestro día a día F elicidades a nuestros alumnos, exalumnas exalumnos. Maestros, Maestras, colaboradores… F elicidades a las personas que llevan por nombre “Mariana” F elicidades a todos, pues Marianita de Jesús es de todos

31 D e Quito a la azucena cantemos a porfía con suave melodía un cántico de amor Del jardín de la Patria es la flor más preciada que adorna la morada del Reino del Señor. C antemos con fe ardiente a la ínclita Mariana la tierra Americana corona su alba sien. Y tu Virgen Quiteña, a Cristo y a María ruega de noche y día por nuestra paz y bien.