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Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo

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Presentación del tema: "Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo"— Transcripción de la presentación:

1 Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
OREMOS OREMOS OREMOS OREMOS OREMOS Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Comunidad de oración

2 OREMOS Cristo Resucitado nos muestra la Gloria del Padre. ¡Aleluya!

3 En la Biblia hebrea el término utilizado para expresar la “gloria”, humana y divina, implica la idea de peso. El peso que una persona posee en su entorno: su importancia, el respeto que inspira, su gloria. Para el hebreo la gloria no designa tanto la fama cuanto el valor real de una persona. En este sentido, la gloria es por excelencia patrimonio del rey, y denota su riqueza, su poder, el esplendor de su reinado. Significado que se aplicará por antonomasia a Dios. En el Salterio, éste es el sentido con que se usa habitualmente en muchos de sus Salmos.

4 El cielo proclama la GLORIA de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra (Sal 18) Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su GLORIA (Sal 65)

5 Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles; que proclamen la GLORIA de tu reinado, que hablen de tus hazañas; explicando tus hazañas a los hombres, la GLORIA y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. (Sal 144)

6 El Salmista invita a todos los seres de la Creación a rendir su tributo de alabanza y reconocimiento a su Hacedor: ellos son su GLORIA. Y más en concreto se dirige a los pueblos, a las naciones y a las familias humanas a que interpreten con sus voces ese himno magnífico del Universo.

7 Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la GLORIA y el poder del Señor, aclamad la GLORIA del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas (Sal 95) Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la GLORIA y el poder del Señor, aclamad la GLORIA del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado (Sal 28)

8 A Él Gloria y Alabanza por los siglos

9 La gloria de Dios es que el hombre viva (San Ireneo)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su nombre glorioso; que su GLORIA llene la tierra. ¡Amén, amén! (Sal 71) Él es resplandor de la gloria del Padre e impronta de su ser (Hb 1,3) La gloria de Dios es que el hombre viva (San Ireneo)

10 La GLORIA de Dios es el principio y el fin de toda la creación
La GLORIA de Dios es el principio y el fin de toda la creación. La misma Encarnación del Verbo y la redención no tienen otra finalidad. Leemos en el Evangelio de Juan: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos visto su GLORIA, GLORIA como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1,14)

11 La gloria que la humanidad puede rendirle a Dios viene marcada por la filiación divina.
La alegría del Padre, y su mayor GLORIA, es ver que la criatura humana vive dentro del circuito del amor. Su mayor GLORIA es que sus hijos triunfen, que amen como El ama, que desarrollen su vida en el ámbito del amor. Dios no se opone a los triunfos del hombre. Por el contrario, goza y se recrea en que los hombres y mujeres desarrollen su vida, en el amor, como hijos suyos, creados a su imagen y semejanza. Pensar lo contrario sería una blasfemia. Yo les he dado la GLORIA que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno. Padre, quiero que donde yo estoy también estén conmigo los que Tú me has confiado, para que vean mi GLORIA, la que me has dado porque me amaste antes de la creación del mundo (Juan 17,22-24)

12 Yo les he dado la GLORIA que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno (Jn 17)
La gloria de Dios es que los hombres se amen: “Amaos mutuamente como yo os he amado” (Juan 15,12)

13 "Él nos eligió antes de la constitución del mundo, para que fuésemos santos e inmaculados ante Él por el Amor, para alabanza de su GLORIA" (Ef 1,4-6). Nosotros reflejamos como en un espejo la GLORIA del Señor, y vamos siendo transformados a su misma imagen, conforme obra en nosotros el Espíritu del Señor (1 Pedro, 3,18) Por eso, ya comáis, ya bebáis, ya hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para GLORIA de Dios (1 Co 10, 31)

14 ¡Aleluya! Cristo Resucitado nos muestra la Gloria del Padre. ¡Aleluya!

15 Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz
Deber del hombre es reconocer y celebrar la GLORIA divina. El AT canta la GLORIA del Creador, Rey, Salvador y Santo de Israel; deplora el pecado que la empaña y arde en deseos de verla reconocida por todo el universo. Con mayor razón el cristiano está llamado a manifestar con su vida esa GLORIA que, siguiendo el Evangelio de Jesús, consiste en impregnar el mundo entero de AMOR: en esto conocerán que sois discípulos míos. Y es que en el AMOR reside la sustancia de la GLORIA DIVINA. Cuando la humanidad viva de lleno ese AMOR, todos los hombres y mujeres seremos resplandor de la GLORIA del Padre: Dios, Uno y Trino. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,

16 ¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!
Por Cristo, con él y en él, A ti, Dios Padre omnipotente, En la unidad del Espíritu Santo, Todo honor y toda gloria Por los siglos de los siglos...

17 ¡FIN!


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