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Una caída de rocas Taiwán Historia misionera:

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Presentación del tema: "Una caída de rocas Taiwán Historia misionera:"— Transcripción de la presentación:

1 Una caída de rocas Taiwán Historia misionera:
© 2016 por Gospel Publishing House, 1445 N. Boonville Ave., Springfield, Missouri Todos los derechos reservados. Se concede permiso para reproducir para uso exclusivo en la iglesia local. Impreso en E.U.A.

2 La pequeña isla de Taiwán es solamente cerca de 90 millas (145 kilómetros) de ancho, pero tiene montañas que se elevan a pies (3.900 metros) de altura. A algunos pueblos de estas montañas sólo se puede llegar por senderos. No hay carreteras que conducen a ellos. A las iglesias de las Asambleas de Dios en esta zona sólo se puede llegar a pie por senderos empinados en las montañas.

3 Caminar por estos senderos es muy agotador
Caminar por estos senderos es muy agotador. A menudo uno se pone tan cansado que sólo tiene un deseo: encontrar un tramo de terreno plano para sentarse y descansar. A veces, incluso cuando uno se sienta, tiene que tener cuidado para no rodar por la ladera de la montaña. Las montañas de Taiwán son muy hermosas y llenas de plantas verdes exuberantes. Pero también son muy traicioneras. Con frecuencia, masas de rocas sueltas caen sin previo aviso.

4 Un día, el misionero David Plymire viajaba solo en uno de estos senderos, con una mochila en la espalda. Se dirigía hacia un pueblo donde iba a llevar a cabo un servicio en una iglesia. Por ninguna razón especial, de repente se detuvo a descansar, a pesar de que en ese momento no estaba demasiado cansado.

5 Cuando David se detuvo, se quitó la mochila
Cuando David se detuvo, se quitó la mochila. Justo acababa de sentarse a descansar cuando oyó el sonido de rocas que caían. Las rocas estaban cayendo un poco más allá del lugar donde estaba sentado.

6 Esperó hasta que terminó el eco del sonido, y de nuevo cargó la mochila sobre su espalda. Mientras avanzaba por ese tramo del sendero, ahora cubierto de rocas caídas, se dio cuenta de que si no se hubiera detenido para descansar, habría sido golpeado por algunas de las rocas. Incluso las rocas más pequeñas lo habrían matado. Agradecido por su escape, David continuó su viaje a la aldea. La pequeña y rústica capilla, construida de ladrillos y madera y con techo de tejas, estaba llena de gente montañera de Taiwán, que lo estaban esperando para que les predique.

7 Dos años más tarde, David se encontraba en los Estados Unidos realizando cultos misioneros. Un domingo por la mañana predicó en una iglesia de las Asambleas de Dios en Philipsburg, Pennsylvania. Al final del servicio, un miembro de la iglesia vino a hablar con él. David nunca se había encontrado con ese hermano, y éste sólo conocía a David como un nombre en la lista de misioneros que apoyaba su iglesia. Este hermano preguntó a David: “¿Hubo algún momento durante su último período de misionero en que su vida estaba en peligro?”

8 David pensó en varios peligros por los que había pasado, pero su mente regresó de inmediato al día en que a puras penas se había escapado de la caída de rocas. “Sí”, respondió, y le contó a ese hermano lo que había sucedido durante su viaje a través de las montañas.

9 Cuando David terminó su historia, este hermano le dijo: “Un día, repentinamente, sentí como una carga pesada para orar por su seguridad.” “¿Me puede decir cuándo fue?”, le preguntó David. Cuando el hermano respondió, y David comparó la fecha de su experiencia con el día en que había orado este hermano, se dio cuenta de que él había sido impulsado a orar por la seguridad de David justo en el momento en que éste se había detenido a descansar en ese sendero de la montaña. Seguramente el Señor hizo que David se detuviera en respuesta a la oración de este hombre que estaba en el otro lado del mundo.

10 Taiwán


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