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Lírica y narrativa hispanoamericanas del siglo XX

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Presentación del tema: "Lírica y narrativa hispanoamericanas del siglo XX"— Transcripción de la presentación:

1 Lírica y narrativa hispanoamericanas del siglo XX
UNIDAD 15 Lírica y narrativa hispanoamericanas del siglo XX

2 1. La lírica hispanoamericana (págs. 320-321)
Poesía intimista tras el Modernismo: Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou Vanguardista Poesía social Negra Poesía de las últimas décadas

3 Gabriela Mistral , Lucila Godoy Alcayaga (Vicuña, Chile 1889- Nueva York 1957)

4 Del nicho helado en que los hombres te impusieron,
Te bajaré a la tierra humilde y soleada. Que he de morirme en ella los hombres no supieron, Y que hemos de soñar sobre la misma almohada. Te acostaré en la tierra soleada con una Dulcedumbre de madre para el hijo dormido, Y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna Al recibir tu cuerpo de niño dolorido. Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas, Y en la azulada y leve polvareda de luna, Los despojos livianos irán quedando presos. Me alejaré cantando mis venganzas hermosas, ¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna bajará a disputarme tu puñado de huesos!

5 “Balada” Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros le vieron pasar! Él va amando a otra por la tierra en flor. Ha abierto el espino; pasa una canción. ¡Y él va amando a otra por la tierra en flor! El besó a la otra a orillas del mar; resbaló en las olas la luna de azahar. ¡Y no untó mi sangre la extensión del mar! El irá con otra por la eternidad. Habrá cielos dulces. (Dios quiera callar.) ¡Y él irá con otra por la eternidad! Su dedicación a quehaceres políticos y culturales le llevó a viajar por todo el mundo, de manera que sólo pasó breves estancias en su país Siendo maestra en un pueblo cercano a Santiago conoció al presidente de la República Pedro Aguirre Cerda, quien fue su protector, y con ello inició una relación con la política y con la intelectualidad que no abandonaría el resto de su vida. En 1922 publica su primer libro, Desolación (Nueva York).

6 “Miedo” Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan ; se hunde volando en el Cielo y no baja hasta mi estera ; en le alero hace nido y mis manos no la peinan. Yo no quiero que a mi niña Golondrina me la vuelvan. Yo no quiero que a mi niña la vayan a hacer princesa. Con zapatitos de oro ¿cómo juega en las praderas ? Y cuando llegue la noche a mi lado no se acuesta… Yo no quiero que a mi niña la vayan a hacer princesa. Y menos quiero que un día me la vayan a hacer reina. La subirían al trono a donde mis pies no llegan. Cuando viniese la noche yo no podría mecerla… ¡Yo no quiero que a mi niña me la vayan a hacer reina !

7 Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892 - Buenos Aires 1938

8 Primera etapa Yo tengo un hijo, fruto del amor, del amor sin ley,
Que yo no pude ser como las otras, casta de buey Con yugo al cuello; libre se eleve mi cabeza! Yo quiero con mis manos apartar la maleza. Mirad cómo me ríen y cómo me señalan Porque lo digo así: (Las ovejitas balan Porque ven que una loba ha entrado en el corral Y saben que las lobas vienen del matorral). Nació en Suiza, y en 1896 emigró con su familia al interior de Argentina (San Juan y luego Rosario). Se vio obligada a trabajar desde muy joven por la muerte de su padre alcohólico. En cuanto tuvo oportunidad se unió a una compañía de teatro que viajaba por el país, y a los 18 años empezó a publicar sus primeros poemas. En Rosario había comenzado una relación con un hombre casado, con quien en 1912 tuvo un hijo. Decidió instalarse en Buenos Aires como madre soltera, considerando que no podría realizarse como mujer en el matrimonio. Pronto tuvo fama como escritora, con elogios de la crítica y premios. Sostuvo una relación con Horacio Quiroga que se truncó cuando este le propuso marcharse a la selva. El suicidio de Quiroga, también el de otro de sus amigos Leopoldo Lugones, y la enfermedad terminal que padecía propició que también tomara esa decisión fatal arrojándose al Mar del Plata en 1938. En su producción se pueden trazar dos etapas (publicada enteramente en Buenos Aires). La primera incluye La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) y Languidez (1920). La segunda la componen Ocre (1925), que podría ser un libro de transición, Mundo de siete pozos (1934), Mascarilla y trébol (1938). A pesar de que en sus primeras producciones hay rasgos modernistas, no se puede decir que siguiera a rajatabla la retórica de este movimiento. Predomina más la espontaneidad, la intuición propia de una escritora de provincia que no conocía del todo el contexto literario de su época. En esas composiciones se mezcla la autobiografía con la reelaboración, la fantasía y la búsqueda de una técnica; cuando esto último falla se produce un exceso de sentimentalismo. El tríptico sobre la imagen de la loba, con la que ella se identificaba, que aparece en su primer libro, da una idea de cómo abandona las imágenes manidas del modernismo para expresar un sentimiento sincero, íntimo y dramatizado como no se daba en casi ningún poeta de entonces: Yo tengo un hijo, fruto del amor, del amor sin ley, Que yo no pude ser como las otras, casta de buey Con yugo al cuello; libre se eleve mi cabeza! Yo quiero con mis manos apartar la maleza. Mirad cómo me ríen y cómo me señalan Porque lo digo así: (Las ovejitas balan Porque ven que una loba ha entrado en el corral Y saben que las lobas vienen del matorral.) El erotismo de sus poemas en la primera etapa resultó casi escandaloso por entonces, pero en realidad no va más allá de lo convencional, por sus imágenes estereotipadas y porque no rompían la servidumbre de la mujer hacia el hombre. En “Capricho”, poema de su libro El dulce daño, incluso llega a reconocer que la naturaleza femenina tiene una serie de carencias: las mujeres lloramos sin saber, porque sí Tenemos dentro un mar oculto, Un mar un poco torpe, ligeramente estulto Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero. Luz de cristalería, fruto de carnaval Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta Movilidad absurda de inconsciente coqueta En el cerebro habemos un poquito de estopa. Pero hay otros versos donde su visión de la relación amorosa cambia radicalmente, que recuerda el poema de Sor Juana “Hombres necios”: Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar [...] Tú que hubiste todas Las copas a mano, De frutos y mieles Los labios morados Huye hacia los bosques; Vete a la montaña; Límpiate la boca... “Tú me quieres blanca” (El dulce daño) También en este libro hay una superación del Modernismo a través de composiciones cubistas: Casas enfiladas, casas enfiladas, Casas enfiladas. Cuadrados, cuadrados, cuadrados. Las gentes ya tienen el alma cuadrada, Ideas en filas Y ángulo en la espalda. Yo misma he vertido ayer una lágrima. Dios mío, cuadrada. Como se ve, la repetición es uno de los principales recursos que emplea, y más que una finalidad rítmica tiene una función conceptual. En Irremediablemente toma conciencia de que la vida no es el arte, lo que se piensa y se siente no es lo que pasa exactamente al papel. Otros temas son la virginidad femenina, la naturaleza como refugio espiritual, la muerte y la dualidad entre la dependencia emocional ante el amante y el poder de la mujer. Esto último se manifiesta en uno de sus poemas más famosos “Hombre pequeñito”, donde parodia al hombre y propone el derecho de la mujer a ser independiente como él cuando una relación se acaba. Hombre pequeñito, hombre pequeñito, Suelta a tu canario, que quiere volar. Yo soy el canario, hombre pequeñito Déjame saltar. Estuve en tu jaula, hombre pequeñito, Hombre pequeñito que jaula me das. Digo pequeñito porque no me entiendes, Ni me entenderás. Tampoco te entiendo, pero mientras tanto Ábreme la jaula que quiero escapar. Hombre pequeñito, te amé media hora, No me pidas más. En Languidez predomina un sentimiento de angustia existencial y un deseo de huir de lo subjetivo, aunque este objetivo no lo conseguirá hasta sus siguientes libros. Como por ejemplo ocurre en Ocre, donde busca la objetividad en las experiencia de los otros. La intención reflexiva encuentra su cauce en el soneto, estrofa en la que están compuestos la mayoría de los poemas. Un recurso que provoca el distanciamiento es la presencia de la segunda persona, un tú que a veces es un desdoblamiento de la poeta. Un tema importante en este libro es la frustración de la pasión erótica, porque no coincide con la moral y donde siempre hay una parte más débil: Yo te miro callada con mi dulce sonrisa. Y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa. No eres tú el que me engaña, quien me engaña es mi sueño. “El engaño” (Ocre). El verso libre en Mundo de siete pozos es un preámbulo de la vanguardia, sólo hay diez sonetos al final. La objetividad que buscaba antes encuentra aquí su cauce: Se balancea, Arriba, sobre el cuello, El mundo de las siete puertas: La humana cabeza... “Mundo de siete pozos” Esta poesía está cerca del ultraísmo, del arte deshumanizado que planteaba Ortega, de poetas que conoció en España como Gerardo Diego, o el mismo Lorca al que conoció en Buenos Aires. Mascarilla y trébol es su último libro. Sigue la senda del anterior y por eso pide en su prólogo la presencia de una especie de lector cómplice. Su título refleja algo importante: la muerte y la vida. El libro se compone de 52 antisonetos, que no tienen riman, que muchas veces resultan difíciles de entender. El primer poema está dedicado a uno de los temas recurrentes de su obra “A Eros”, pero hay un cambio radical: el amor aparece maltratado: “He aquí que te cacé por el pescuezo”, y más adelante dice: Como a un muñeco destripe tu vientre Y examiné sus ruedas engañosas Y muy envuelta en sus poleas de oro Hallé una trampa que decía: sexo. Se manifiesta una realidad grotesca y degradada, que presagiaba el fatal desenlace de su vida.

9 Primera etapa las mujeres lloramos sin saber, porque sí […]
Tenemos dentro un mar oculto, Un mar un poco torpe, ligeramente estulto […] Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero. Luz de cristalería, fruto de carnaval […] Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta Movilidad absurda de inconsciente coqueta […] En el cerebro habemos un poquito de estopa.

10 Primera etapa Pero hay otros versos donde su visión de la relación amorosa cambia radicalmente (Sor Juana “Hombres necios”): Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar [...] Tú que hubiste todas Las copas a mano, De frutos y mieles Los labios morados [...] Huye hacia los bosques; Vete a la montaña; Límpiate la boca... “Tú me quieres blanca” (El dulce daño)

11 Primera etapa Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario, que quiere volar. Yo soy el canario, hombre pequeñito Déjame saltar. Estuve en tu jaula, hombre pequeñito, Hombre pequeñito que jaula me das. Digo pequeñito porque no me entiendes, Ni me entenderás. Tampoco te entiendo, pero mientras tanto Ábreme la jaula que quiero escapar.

12 Juana de Ibarbourou (Juana Fernández, Uruguay, 1895-1979)

13 Te doy mi alma Te doy mi alma desnuda, como estatua a la cual ningún cendal escuda. Desnuda con el puro impudor de un fruto, de una estrella o una flor; de todas esas cosas que tienen la infinita serenidad de Eva antes de ser maldita. De todas esas cosas, frutos, astros y rosas, que no sienten vergüenza del sexo sin celajes y a quienes nadie osara fabricarles ropajes. Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena ¡que tuviera una intensa blancura de azucena! Desnuda, y toda abierta de par en par ¡por el ansia del amar!

14 LA HORA Después..., ¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré! Que entonces inútil será tu deseo, como ofrenda puesta sobre un mausoleo. ¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano! Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés? Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera. Ahora que en mis labios repica la risa como una campana sacudida aprisa.

15 Implacable Y te di el olor De todas mis dalias y nardos en flor. Y te di el tesoro De las hondas minas de mis sueños de oro. Y te di la miel, Del panal moreno que finge mi piel. ¡Y todo te di! Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui. Y tú, dios de piedra Entre cuyas manos ni la yedra medra; Y tú, dios de hierro Ante cuyas plantas velé como un perro, Desdeñaste el oro, la miel y el olor. ¡Y ahora retornas, mendigo de amor. A buscar las dalias, a implorar el oro, A pedir de nuevo todo aquel tesoro! Oye, pordiosero: Ahora que tú quieres es que yo no quiero. Si el rosal florece, Es ya para otro que en capullos crece. Vete, dios de piedra, Sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra. Igual que una estatua, A quien Dios bajara del plinto, por fatua. ¡Vete, dios de hierro, Que junto a otras plantas se ha tendido el perro!

16 Mujer Si yo fuera hombre, ¡que hartazgo de luna, De sombra y silencio me había de dar! ¡Cómo, noche a noche, sólo ambularía Por los campos quietos y por frente al mar! Si yo fuera hombre, ¡qué extraño, qué loco, Tenaz vagabundo que había de ser! ¡Amigo de todos los largos caminos Que invitan a ir lejos para no volver! Cuando así me acosan, ansias andariegas, ¡Qué pena tan honda me da ser mujer!

17 Altazor o el viaje en paracaídas (Santiago, 1931)
Poema visionario o metafísico de más de dos mil versos. Compuesto por un prefacio (prosa poética) y siete cantos Representa un viaje a través del conocimiento, análogo al descenso a los infiernos de los héroes clásicos. Expresión de fuerzas antagónicas, la del espíritu del poeta que tiende al cielo (altura azor), y la tierra que lo atrae.

18 LA MUJER Y EL AMOR (CANTO II)
[...] Se oyen caer lágrimas del cielo Y borras en el alma adormecida La amargura de ser vivo Se hace liviano el orbe en las espaldas Mi alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos (Reconozco ese ruido desde lejos) cuando las barcas zozobran y el río arrastra troncos de árbol Eres una lámpara de carne en la tormenta Con los cabellos a todo viento Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños

19 LA AVENTURA POÉTICA (CANTOS III-IV)
Todas las lenguas están muertas Muertas en manos del vecino trágico Hay que resucitar las lenguas Con sonoras risas Con vagones de carcajadas Con cortacircuitos en las frases Y cataclismo en la gramática

20 LA AVENTURA POÉTICA (CANTOS III-IV)
[...]Viene gondoleando la golondrina Al horitaña de la montazonte La violondrina y el goloncelo Descolgada esta mañana de la lunala Se acerca a todo galope Ya viene viene la golondrina Ya viene viene la golonfina Ya viene la golontrina Ya viene la goloncima Viene la golonchina Viene la golonclima Ya viene la golonrima Ya viene la golonrisa La golonniña La golongira La golonlira La golonbrisa

21 LA DERROTA FINAL (CANTOS V-VII)
[...]Ululayu ulayu ayu yu Lunatando Sensorida e infimento Ululayo ululamento Plegasuena Cantasorio ululaciente Oraneva yu yu yo Tempovío Infilero e infinauta zurrosía Jaurinario ururayú Montañendo oraranía Arorasía ululacente Semperiva ivarisa tarirá Campanudio lalalí Auriciento auronida Lalalí Io ia i i i o Ai a i ai a i i i i o ia

22 Cesar Vallejo (Santiago de Chuco, 1892 - París, 1938)

23 “Los heraldos negros” Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

24 El primer y el último verso se repiten:
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé! Es un poema con elementos rítmicos tradicionales, propio de sus inicios modernistas: isometría, con versos alejandrinos y endecasílabos estrofas de cuatro versos con rima consonante en versos pares salvo en la primera, donde riman el primero y el cuarto El primer y el último verso se repiten: Se pone énfasis en el sufrimiento y en la ignorancia de su sentido, tan difícil de explicar que el discurso se quiebra (los puntos suspensivos) Yo no sé es quizás la manera universal de expresar el desaliento. Abre el poema y lo cierra; el principio y el fin es el dolor El concepto de Dios que tiene, repetido en otros poemas, recuerda al Dios castigador del Antiguo Testamento, ese Dios a veces impío, que con sus golpes envenena el sufrimiento pasado.

25 Talvez manifiesta el poco respeto de V por las reglas gramaticales.
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. El dolor viene… de los mismos hombres, atilas o del mismo Dios que envía a los mensajeros de la muerte, quizás el golpe mayor. Talvez manifiesta el poco respeto de V por las reglas gramaticales.

26 las tres caídas de Cristo
Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Identificación del sufrimiento con uno de los motivos cristianos que mejor lo expresan: las tres caídas de Cristo El hombre pierde su fe por un Destino que representa a… Dios, paradójicamente El pan que no se come porque se quema puede representar la miseria.

27 Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. En la penúltima estrofa el hombre es pobre en todos los sentidos de la palabra. La mirada vuelta parece que atiende a la llamada de la muerte, y otra vez el recuerdo, el sinsentido de una vida, se envenena

28 “La cena miserable” El desaliento y la desesperanza, reflejados constantemente por el discurso roto por los puntos suspensivos, son motivados ahora por: la sed de justicia social o por el deseo de acabar con el sufrimiento y la miseria que supone la vida; Sentimiento provocado también por la pregunta hasta cuándo prolonga Dios (ni siquiera eso porque es una Duda) el sufrimiento del hombre. Lo más amargo es que ni Él lo sabe, a pesar de que juega con el hombre como si fuera un muñeco.

29 “La cena miserable” Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos nuestra pobre rodilla para siempre... Hasta cuándo la cruz que nos alienta no detendrá sus remos. Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones por haber padecido... Ya nos hemos sentado mucho a la mesa, con la amargura de un niño que a media noche, llora de hambre, desvelado... Y cuándo nos veremos con los demás, al borde de una mañana eterna, desayunados todos. Hasta cuándo este valle de lágrimas, adonde yo nunca dije que me trajeran. De codos todo bañado en llanto, repito cabizbajo y vencido: hasta cuándo la cena durará. Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla, Y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara de amarga esencia humana, la tumba... Y menos sabe ese oscuro hasta cuándo la cena durará!

30 “La cena miserable” La métrica sigue en la línea comentada del poema anterior, aunque ahora recurre a una disposición cubista del verso con una determinada función. Después de tanto sufrimiento Dios le debe algo al hombre. La muerte no se nombra, como un tabú, y se representa a través de una perífrasis con la imagen de la rodilla, pobre como el hombre (sinécdoque) estirada para siempre. Y le pregunta a Dios, al Cristo, a la cruz, hasta cuándo alentará la vida, esto es, hasta cuando seguirá remando. En la segunda estrofa Dios ha degenerado en simple duda, que engaña o alivia con premios o blasones por nuestro sufrimiento. Es posible que la longitud y disposición del tercer verso tenga que ver con su significado. La mesa sugiere la última cena como símbolo de la agonía, pero al contrario que aquella esta no ennoblece, sino que produce más sufrimiento por la miseria, intensificado todo por la imagen de un niño abandonado. En la tercera estrofa se contempla la muerte como un alivio, y la palabra borde no ocupa un lugar arbitrario. El hecho de estar desayunados sugiere esa sensación de calma. La posición de codos recuerda una postura que refleja obsesión (quizá fetal), actitud depresiva, a lo que se añade cabizbajo y vencido. La última estrofa está dedicada a Dios, identificado con un borracho, que ebrio juega con el hombre a acercar o alejar la muerte, la tumba que se llena con el sufrimiento humano vertido por una cuchara. Y la incertidumbre absoluta representada por un Dios que ni siquiera es omnisciente, al contrario es oscuro, irracional, que ni sabe cuándo moriremos.

31 “Los dados eternos” Especie de plegaria religiosa donde aparece el hombre con naturaleza divina y un Dios impío que no gobierna el destino, sino que juega caprichosamente con él:

32 “Los dados eternos” Para Manuel González Prada, esta emoción bravía y selecta, una de las que, con más entusiasmo, me ha aplaudido el gran maestro. Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: ¡tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. ¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él! Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado, Dios mío, prenderás todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado. Talvez ¡oh jugador! al dar la suerte del universo todo, surgirán las ojeras de la Muerte, como dos ases fúnebres de lodo. Dios mío, y esta noche sorda, obscura, ya no podrás jugar, porque la Tierra es un dado roído y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura, que no puede parar sino en un hueco, en el hueco de inmensa sepultura

33 “Los dados eternos” El poema está dedicado a Manuel González Prada, uno de los principales representantes del modernismo peruano, movimiento que se manifiesta en algunos rasgos de sus primeras composiciones La estrofa es una silva. De plegaria en realidad sólo le queda la anáfora del Dios mío, porque aparte de esto lo demás es un constante reproche. Aceptó la fe de Cristo, comulgó su pan y su doctrina. La fuerza con que lo hizo se pone de manifiesto en... la ruptura gramatical de tomádote El motivo bíblico del ser de barro sirve aquí para... degradar la naturaleza del ser humano, que no es ya un ser racional, sino un barro pensativo No es costra fermentada en su costado porque él no ha llevado su fe hasta el final. El motivo se recoge en el último verso de la estrofa: Dios no tiene Marías, madre y novia, que lo hayan abandonado. En la segunda estrofa reprocha a Dios el no haber sufrido por no ser hombre, mientras que éste sí lo hace, y eso no sólo lo redime, sino que transforma su naturaleza en divina. En la tercera Dios se convierte en una especie de tahúr que echa a suertes el destino final al que el hombre está condenado. Y en la última Dios no puede ya jugar porque de tanto castigar al hombre sólo queda la solución de la muerte.

34 Trilce (1922) Libro definitivo. Algunos lo consideran como el libro más importante de la poesía hispanoamericana Es ya un libro claramente vanguardista, aunque un tanto heterogénea, porque V no renuncia a la comunicación de sus emociones, preocupaciones, etc., pero poniendo a su servicio todos los recursos del vanguardismo Muchas veces es difícil conceptuar con lógica, como por ejemplo con el poema XXXVI (primera estrofa):

35 Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el ijar maduro del día. Palpo el botón de dicha, está en sazón. Y muere un sentimiento antiguo degenerado en seso. Pienso en tu sexo, surco más prolífico y armonioso que el vientre de la Sombra, aunque la Muerte concibe y pare de Dios mismo. Oh Conciencia, pienso, sí, en el bruto libre que goza donde quiere, donde puede. Oh, escándalo de miel de los crepúsculos. Oh estruendo mudo. ¡Odumodneurtse! ijar.(Der. del lat. ilĭa, ijares).1. m. Ijada del hombre y de algunos mamíferos.

36 Sitio Fundación Pablo Neruda Sitio Biblioteca Virtual Cervantes
Pablo Neruda (Chile ) Sitio Fundación Pablo Neruda Sitio Biblioteca Virtual Cervantes

37 Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)

38 20 Quizás el poema más conocido de N.
Neorromántico: por el protagonismo de la mujer, la empatía con la naturaleza, el espacio nocturno, la imposibilidad del amor. Supone el final del idilio desarrollado en los poemas anteriores, y avanza la crisis de la composición final Se alternan la desesperación y la conformidad por el amor perdido, siempre dirigido al lector que se convierte en un confidente que sirve de desahogo al poeta. La poesía como único alivio (el verso cae al alma como al pasto el rocío), por eso insiste en las reflexiones metaliterarias que salpican todo el poema. Alejandrinos asonantados, en los que, a pesar del asíndeton, predomina un ritmo lento provocado por las constantes pausas, en armonía con la actitud del poeta.

39 20 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos." El viento de la noche gira en el cielo y canta. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche esta estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

40 Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos." El viento de la noche gira en el cielo y canta. El primer verso se repite tres veces a lo largo del poema (1, 5 y 11), además de los versos 7 y 19 que se repiten respectivamente en 29 y 30. Sugiere un sentimiento de angustia y de dolor que ya se expresa en el significado mismo de los versos. Estas repeticiones contribuyen también a darle al poema ese ritmo marcado y lento que magnifica los sentimientos del poeta. Este primer verso también ilustra esa función casi terapéutica que tiene la reflexión metaliteraria. La noche es un ámbito constante en el desarrollo del poema, momento adecuado para la melancolía del amor, herencia romántica que se manifiesta en esta etapa de la obra de N. En la primera parte del poema, hasta la repetición del primer verso, se transmite una impresión de frío y soledad... los astros tiritan (intermitencia pero también frialdad) son azules (también un color que sugiere frialdad). El adverbio lejos se repite tres veces en el poema, lo que connota ese estado de soledad. El viento y el cielo son elementos recurrentes. El primero representa un sentimiento de desazón, y el cielo, asociado a la inmensidad, refleja la plenitud del amor.

41 Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 5 Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 10 Los versos 6 y 9 presentan una absoluta simetría (ritmo): relación de amor recíproco del poeta con la amada. Pero también cabría pensar en que describiera su relación con las dos mujeres en que se inspiró el poeta. Los grandes ojos fijos en el verso 10, los ojos infinitos del 26, representan el amor limpio (los ojos son las ventanas del alma y los amantes se conmueven sólo con mirarse).

42 Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla La noche esta estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. El pensamiento obsesivo, desesperado, se manifiesta en el verso 12, donde los dos hemistiquios expresan la misma idea con distintas palabras. Ese alguien indefinido de los versos 17 y 18 que canta a lo lejos representa a la amada y su soledad. Mientras que algunos versos expresan la resignación del poeta, como por ejemplo 15 y 16, otros como el 18, que vuelve repetirse en el 30, manifiestan con desesperación todo lo contrario (desesperación o dos mujeres).

43 20 Se describe a sí mismo con la mirada y el corazón, para…
expresar su ser de la manera más apasionada. Pero pasión también significa sufrimiento, y este dolor se acentúa… al contemplar el mismo espacio testigo de su amor y el pensamiento de que pueda ser de otro (repetido por cierto dos veces). Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

44 20 El reconocimiento de que ya no la quiere es la fórmula para…
dejar de sufrir El paralelismo de los versos 23 y 27 casi llegan ha representar un sereno equilibrio Al final le asalta una duda inquietante (ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero), resuelto al final con un brillante aforismo (es tan corto el amor, y es tan largo el olvido). Los dos últimos versos sirven de conclusión porque el hecho de haber compuesto este poema ha curado definitivamente al poeta Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

45 Poesía negra

46 Nicolás Guillén (Cuba 1902-1989) imágenes
Compromiso político. Exilio. Vuelta a Cuba con la victoria de la Revolución. Fidelidad absoluta hasta el final de sus días a la Revolución. Su condición de mulato determina su fe en una cultura mestiza. Primeros libros. Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo (1931): la visión de lo popular no es muy profunda, pero aparece un nuevo lenguaje rítmico e imaginativo usa los esquemas del son (forma afrohispana), una serie de coplas rematadas por un comentario o conclusión (montuno) que repite un estribillo de tono irónico sobre la vida popular de negros, mulatos o blancos pobres

47 Preocupación social en su madurez: desde West Indies Ltd (1934) hasta El son entero (1947):
poesía auténticamente popular que tiene la categoría estética de la expresión culta. Sus siguientes libros, Tengo (1964), El Gran Zoo (1967) y La rueda dentada (1972) bajan la tensión poética, que sólo se alcanza ocasionalmente, e insisten en la propaganda y el homenaje político.

48 “Tú no sabe inglé” Motivos de son (1930)
Con tanto inglé que tú sabía Bito Manué con tanto inglé, no sabe ahora desí ye. La mericana te buca, y tú le tiene que huí: tu inglé era de etrái guan, de etrái guan y guan tu tri. Bito Manué, tú no sabe inglé, tú no sabe inglé, tú no sabe inglé. No te namore ma nunca, Bito Manué. si no sabe inglé, si no sabe inglé.

49 “Tú no sabe inglé” Motivos de son (1930)
La musicalidad y el humor son las características principales de este poema El habla de los negros se transcribe en la escritura, lo que le da un neto sabor popular Se trata de un simpático reproche a un negro cubano que probablemente alardeaba de saber inglés, pero su conocimiento no va más allá de la jerga beisbolera, lo que provoca que pierda el amor de una americana.

50 “Ayé me dijeron negro” Motivos de son (1930)
Ayé me dijeron negro             pa que me fajara yo;             pero e’que me lo desía             era un negro como yo.             Tan blanco como te bé             y tu abuela sé quién é.             Sácala de la cosina,             Mamá Iné.             Mamá Iné, tú bien lo sabe,             Mamá Iné, yo bien lo sé;             Mamá Iné te llama nieto.             Mamá Iné.

51 “Sensemayá. Canto para matar a una culebra”, West Indies, Ltd. (1934)
¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! La culebra tiene los ojos de vidrio; la culebra viene y se enreda en un palo; con sus ojos de vidrio, en un palo, con sus ojos de vidrio. La culebra camina sin patas; la culebra se esconde en la yerba; caminando se esconde en la yerba, caminando sin patas. ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! Tú le das con el hacha y se muere: ¡dale ya! ¡No le des con el pie, que te muerde, no le des con el pie, que se va! Sensemayá, la culebra, sensemayá. Sensemayá, con sus ojos, sensemayá. Sensemayá, con su lengua, sensemayá. Sensemayá, con su boca, sensemayá. La culebra muerta no puede comer, la culebra muerta no puede silbar, no puede caminar, no puede correr. La culebra muerta no puede mirar, la culebra muerta no puede beber, no puede respirar no puede morder. ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, la culebra... ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, no se mueve... ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, la culebra... ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, se murió.

52 El subtítulo da la clave para interpretar el poema: se trata de un conjuro donde la palabra hechicera, en forma de jitanjáforas, va a hipnotizar al reptil hasta dominar su voluntad y llevarlo a la muerte. La serpiente representa el misterio en la poesía antillana. Es un símbolo dual, conjunción del bien y del mal, del placer y el dolor. Su abrazo puede significar la muerte, pero sus continuos cambios de piel puede significar la eternidad. Es a un tiempo maligna y seductora, y su movimiento sensual puede cautivar al que la mira. Las repeticiones y el ritmo frenético crean el ritmo propio de un ritual de brujería.

53 “La muralla”, La paloma de vuelo popular (1958)
Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos: los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Ay, una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el honzonte. -¡Tun, tun! -¿Quién es? -Una rosa y un clavel... -¡Abre la muralla! -¡Tun, tun! -¿Quién es? -El sable del coronel... -¡Cierra la muralla! -¡Tun, tun! -¿Quién es? -La paloma y el laurel... -¡Abre la muralla! -¡Tun, tun! -¿Quién es? -El alacrán y el ciempiés... -¡Cierra la muralla! Al corazón del amigo, abre la muralla; al veneno y al puñal, cierra la muralla; al mirto y la yerbabuena, abre la muralla; al diente de la serpiente, cierra la muralla; al ruiseñor en la flor, abre la muralla... Alcemos una muralla juntando todas las manos; los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el horizonte...

54 Al mismo marco pertenecen
Se trata de un poema que canta la fraternidad humana, de todas las razas representados por negros y blancos, para construir un futuro solidario, representado aquí por la muralla y por el horizonte final. La onomatopeya reiterada tun tun recuerda la sonoridad de la poesía afroantillana, a lo que contribuye también las marcadas rimas agudas como clavel, coronel, laurel. Al mismo marco pertenecen los emblemas del bien, la sensualidad de los aromas en rosas, mirto o hierbabuena, las palomas y los ruiseñores significan la libertad, la paz, la música y la poesía en el polo del mal se encuentran serpientes y alacranes, que representan el militarismo y la opresión.

55 “Fábula”, Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977)
el otro día me dejan frito cuatro caimanes y dos mosquitos, sin que pudiera lanzar un grito, pedir socorro, tocar un pito. El viejo mono dice al monito (no sin mirarlo El viejo mono dijo al monito: ―Vámonos, demos un paseíto; de estar colgado me siento ahíto. Pero en respuesta dijo el monito: ―Yo tengo miedo, pues por poquito

56 de hito en hito): ―De los cobardes nada se ha escrito. ¿No te avergüenza, lindo amiguito, coger los mangos siempre bajitos, sin pena o riesgo, sin un tirito? ―¿Y si me matan? (gime el monito). ―Pues si te matan, ya estaba escrito. ―¿Y si me prenden? ―Será un ratito. ―¿Y si me hieren? ―Un pinchacito... Después de hablado todo lo escrito, miren que miren,

57 ahí va el monito, con más candela que un aerolito, canta que canta, ya no bajito. El bosque es suyo... ¡Mas cuidadito!, hay otros monos y otros monitos, que no se pueden quedar solitos. MORALEJA: Luego de lo leído, claro habrás comprendido que en materia de monos y de gentes, solo pueden triunfar los más valientes.

58 La historia de un monito que es instruido acerca de la valentía es la historia de esta fábula.
Está impregnada de espíritu infantil, de humor y de ternura, de ahí la abundancia de diminutivos que expresan afecto. Los versos de arte menor, con rima asonante en los pares, el ritmo rápido, el diálogo y la narración dan al poema el tono popular que lo caracteriza.

59 Nicanor Parra (Chile, 1914)

60 “La montaña rusa”, Versos de salón, 1962
Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne Hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa. Suban, si les parece. Claro que yo no respondo si bajan echando sangre por boca y narices.

61 Para él la poesía tradicional estaba agotada, pero también la vanguardia, que a pesar de sus gestos experimentales, rupturistas e iconoclastas persistían en el endiosamiento del poeta, que es ridiculizado en estos versos. Parra propone una poesía directa y desmitificadora, aunque esto pueda resultar doloroso.

62 “Mujeres”, Versos de salón (1962)
La mujer imposible, La mujer de dos metros de estatura, La señora de mármol de Carrara Que no fuma ni bebe, La mujer que no quiere desnudarse Por temor a quedar embarazada, La vestal intocable Que no quiere ser madre de familia, La mujer que respira por la boca, La mujer que camina Virgen hacia la cámara nupcial Pero que reacciona como hombre, La que se desnudó por simpatía Porque le encanta la música clásica La pelirroja que se fue de bruces, La que sólo se entrega por amor La doncella que mira con un ojo, La que sólo se deja poseer En el diván, al borde del abismo, La que odia los órganos sexuales, La que se une sólo con su perro, La mujer que se hace la dormida (El marido la alumbra con un fósforo) La mujer que se entrega porque sí Porque la soledad, porque el olvido... La que llegó doncella a la vejez, La profesora miope, La secretaria de gafas oscuras, La señorita pálida de lentes (Ella no quiere nada con el falo) Todas estas walkirias Todas estas matronas respetables Con sus labios mayores y menores Terminarán sacándome de quicio.

63 Desde una perspectiva misógina y humorística el poeta hace un inventario de mujeres prototipos según sus actitudes ante el sexo. Poeta de la muerte y del escepticismo, la mujer o el amor no supondrán en su poesía ningún tipo de alivio ante la angustia existencial. En el fondo persiste la frustración amorosa.

64 “Padre nuestro”, Canciones rusas (1967)
Padre nuestro que estás en el cielo Lleno de toda clase de problemas Con el ceño fruncido Como si fueras un hombre vulgar y corriente No piense más en nosotros. Comprendemos que sufres Porque no puedes arreglar las cosas. Sabemos que el Demonio no te deja tranquilo Desconstruyendo lo que tú construyes. El se ríe de ti Pero nosotros lloramos contigo. Padre nuestro que estás donde estás Rodeado de ángeles desleales Sinceramente               no sufras más por nosotros Tienes que darte cuenta De que los dioses no son infalibles Y que nosotros perdonamos todo.

65 La antipoesía tiene con frecuencia como centro de sus ataques la figura de Dios, la religión, el Papa y el clero. Parra rescribe la oración enseñada por Cristo para presentar a un Dios patético rodeado de ángeles traidores y víctima del demonio, incapaz de resolver los problemas del hombre, que compasivo le perdona. La crítica no está exenta de ternura, y utiliza un lenguaje conversacional alejado de las ataduras métricas.

66 “Violación”, Hojas de parra (1985)
Un sillón acusado De faltarle el respeto a una silla Alegó que la silla Había sido la culpable de todo Se desnudó por propia iniciativa Mientras yo conversaba por teléfono Qué quería que hiciera señor juez Pero la silla dijo violación Y el acusado fue declarado culpable

67 Otra vez por medio de humor presenta Parra su misoginia, ahora con una alegoría donde la feminidad y lo erótico se manifiestan con connotaciones negativas. El diálogo insiste en el tono conversacional propio de su antipoesía, pero a la vez el conjunto irracional y absurdo lo vincula a su manera con la Vanguardia.

68 “El Anti-Lázaro”, Hojas de parra (1985)
Muerto no te levantes de la tumba qué ganarías con resucitar una hazaña y después la rutina de siempre No te conviene viejo no te conviene el orgullo la sangre la avaricia la tiranía del deseo venéreo los dolores que causa la mujer el enigma del tiempo las arbitrariedades del espacio Recapacita muerto recapacita ¿que no te acuerdas cómo era la cosa? a la menor dificultad explotabas en improperios a diestra y siniestra Todo te molestaba no resistías ya ni la presencia de tu propia sombra Mala memoria viejo mala memoria tu corazón era un montón de escombros -estoy citando tus propios escritos- y de tu alma no quedaba nada A qué volver entonces al infierno de Dante ¿para que se repita la comedia? qué divina comedia ni qué 8/4 voladores de luces-espejismos cebo para cazar lauchas golosas ése sí que sería disparate eres feliz cadáver eres feliz en tu sepulcro no te falta nada ríete de los peces de colores Aló- aló, me estás escuchando quien no va a preferir el amor de la tierra a las caricias de una lóbrega prostituta nadie que esté en sus cinco sentidos salvo que tenga pacto con el diablo Sigue durmiendo hombre sigue durmiendo sin los aguijonazos de la duda en la quietud de tu propio ataúd en la quietud de la noche perfecta libre de pelo y paja como si nunca hubieras estado despierto. No resucites por ningún motivo no tienes por qué ponerte nervioso como dijo el poeta tienes toda la muerte por delante.

69 Diálogo entre vivos y muertos con clara influencia quevedesca, donde se presenta a la muerte como liberadora de una existencia que se compara con el infierno, y donde ni siquiera la mujer, el amor o el sexo (otra vez la misoginia) pueden conseguir la felicidad. Continúa el tono conversacional y la ausencia isométrica

70 La novela hispanoamericana (pág. 323-325)
Novela de la revolución mexicana Novela de la tierra Novela indigenista Superación del Realismo; el Realismo mágico: Asturias, Carpentier, Borges, Rulfo Ambiente urbano, existencialismo Irracionalidad Técnicas experimentales Perfeccionamiento formal El boom: Vargas Llosa, Cortazar (“Continuidad de los parques”), Fuentes, Sábato, García Márquez La novela tras el boom: Manuel Puig, Skármeta, Bryce Echenique, Isabel Allende, Laura Esquivel…

71 El cuento hispanoamericano (pág. 326)
Estructura Técnica Temática


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