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Semana Teológico Pastoral 2016 La misericordia en la historia de la salvación Santiago - 19 julio 2016.

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Presentación del tema: "Semana Teológico Pastoral 2016 La misericordia en la historia de la salvación Santiago - 19 julio 2016."— Transcripción de la presentación:

1 Semana Teológico Pastoral 2016 La misericordia en la historia de la salvación Santiago - 19 julio 2016

2 2016Año de la Misericordia

3 Es un año, el año 2016 … acercarnos a Dios de un modo nuevo  Es este año, pero es muchísimo más que un año. En un tiempo de gracia para acercarnos a Dios de un modo nuevo. entrar en un nuevo estilo de vida  Estamos llamados a realizar cosas concretas: las obras de misericordia. Pero por sobre todo a entrar en un nuevo estilo de vida. formarse un corazón misericordioso  De ambas dinámicas surge el desafío de aprender misericordia, de formarse un corazón misericordioso.

4 Un año con un Lema: Misericordiosos como el Padre Levítico 11,45 santos «Sean santos, porque yo soy santo». misericordiosos Lucas 6,36 - «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso». Mateo 5,48 perfectos «Sean perfectos, como el Padre de ustedes es perfecto».

5 Mateo 9,12-13: «No necesitan de médico los que están fuertes, sino los que están mal. Vayan a aprender qué significa “misericordia quiero y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Mateo 12,7: «Si ustedes hubiesen comprendido lo que significa Misericordia quiero, que no sacrificio, no condenarían a los que no tienen culpa»

6

7 Deuteronomio 7,6-8: «Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras su pueblo y su propiedad exclusiva entre todos los pueblos de la tierra. El Señor se prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pueblos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos. Pero por el amor que les tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor los hizo salir de Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de Egipto».

8 Juan 15,15-16: «Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero».

9 1 Corintios 1,26-29: «Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios».

10 2 Corintios 12,10: «[El Señor] me respondió: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”. Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte»

11 Deuteronomio 8,7-18: «El Señor, tu Dios, te va a introducir en una tierra fértil, un país de torrentes, de manantiales y de aguas profundas que brotan del valle y de la montaña; una tierra de trigo y cebada, de viñedos, de higueras y granados, de olivares, de aceite y miel; un país donde comerás pan en abundancia y donde nada te faltará, donde las piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. Allí comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra fértil que él te dio. Pero ten cuidado: no olvides al Señor, tu Dios … Y cuando comas hasta saciarte, cuando construyas casas confortables y vivas en ellas, cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten todas tus riquezas, no te vuelvas arrogante, ni olvides al Señor tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud, y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres. Así te afligió y te puso a prueba, para que tú vieras un futuro dichoso. No pienses entonces: “Mi propia fuerza y el poder de mi brazo me han alcanzado esta prosperidad”. Acuérdate del Señor, tu Dios, porque él te da la fuerza necesaria para que alcances esa prosperidad, a fin de confirmar la alianza que juró a tus padres, como de hecho hoy sucede.»

12 Deuteronomio 9,6: «Reconoce, entonces, que el Señor no te da la posesión de esa hermosa tierra a causa de tu justicia, porque tú eres un pueblo obstinado».

13 Éxodo 34,6-7 Éxodo 34,6-7 - «auto-presentación» del Señor cuando pasa ante Moisés «El Señor pasó delante de Moisés y exclamó: “El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y rico en amor y fidelidad. Él mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación”».

14 «¿Acaso deseo yo la muerte del pecador –oráculo del Señor– y no que se convierta de su mala conducta y viva?» (Ezequiel 18,23) «Juro por mi vida –oráculo del Señor– que yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta de su mala conducta y viva.» (Ezequiel 33,11).

15 Hebreos 12,5-12: «Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: “Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo”. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Si Dios no los corrigiera, como lo hace con todos, ustedes serían bastardos y no hijos. Después de todo, nuestros padres carnales nos corregían, y no por eso dejábamos de respetarlos. Con mayor razón, entonces, debemos someternos al Padre de nuestro espíritu, para poseer la Vida. Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios, en cambio, nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad. Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, pro-duce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella. Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean»

16 Ezequiel 18,31-32 «Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías que han cometido contra mí y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué quieres morir, casa de Israel? Yo no deseo la muerte de nadie –oráculo del Señor–. Conviértanse, entonces, y vivirán.» Ezequiel 36,25-27 «Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes».

17 Oseas 2,16-17: «La llevaré al desierto y le hablaré de su corazón. … Allí, ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto» Oseas 2,20-22: «Yo estableceré para ellos, en aquel día una alianza con los animales del campo, con las aves del cielo y los reptiles de la tierra; extirparé del país el arco, la espada y la guerra, y haré que descansen seguros. Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor»

18 FRANCISCO Retiro espiritual con ocasión del Jubileo de los sacerdotes. Primera meditación. Jueves 2 de junio de 2016 «Debemos situarnos aquí, en el espacio en el que conviven nuestra miseria avergonzada y nuestra dignidad más alta. El mismo espacio. Sucios, impuros, mezquinos, vanidosos …, egoístas y, a la vez, con los pies lavados, llamados y elegidos, repartiendo sus panes multiplicados, bendecidos por nuestra gente, queridos y cuidados. Sólo la misericordia hace soportable ese lugar. Sin ella, o nos creemos justos como los fariseos o nos alejamos como los que no se sienten dignos. En ambos casos, se nos endurece el corazón. O cuando nos sentimos justos como los fariseos, o cuando nos alejamos como aquellos que no se sienten dignos. Yo no me siento digno, pero no debo alejarme: debo estar ahí, en la vergüenza con la dignidad, las dos juntas».

19 Para la reflexión grupal 1.¿Qué experiencias (personales o de otros) me han enseñado a ser un poco más misericordioso/a? 2.¿Qué elementos me dificultan para avanzar en el camino de la misericordia, tanto personalmente como comunitaria y eclesialmente?

20 En síntesis: experiencia de haber sido sanados y perdonados por Dios El punto de partida es la experiencia de haber sido sanados y perdonados por Dios, en primer lugar, reconociendo también la bondad de mucha gente que nos cuida. una vida nueva marcada por el deseo de compasión y misericordia para con todos La experiencia de sabernos amados a pesar de nuestras faltas y errores nos desafía a entrar en una vida nueva marcada por el deseo de compasión y misericordia para con todos

21 FRANCISCO Misericordiae vultus 2 «Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une a Dios y al hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado».

22 FRANCISCO Misericordiae vultus 6 manifiesta su omnipotencia como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón «Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia. … la misericordia divina no es en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia de Dios. … la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón».

23 FRANCISCO Misericordiae vultus 9 su responsabilidad por nosotros. Como ama el Padre, así aman los hijos «La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros».

24 Misericordia: la gran tarea de la Iglesia FRANCISCO Misericordiae vultus 11 «La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia – el atributo más estupendo del Creador y del Redentor – y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador …».

25 Misericordia: es más que la justicia FRANCISCO Misericordiae vultus 21 «Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón. Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia».


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