La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

A partir de imágenes y guión preexistentes Pase de diapositivas manual.

Presentaciones similares


Presentación del tema: "A partir de imágenes y guión preexistentes Pase de diapositivas manual."— Transcripción de la presentación:

1

2

3 A partir de imágenes y guión preexistentes Pase de diapositivas manual

4 Esta es la historia de Iñigo, un niño que quería ser lo máximo ¡Hola, niños del siglo veintiuno! Yo soy Íñigo

5 Yo nací en una región muy bonita, en Guipúzcoa, al norte de España. Era el año 1491, poco antes de que se descubriera América. Después de mi muerte, allí donde yo nací se construyó una gran iglesia y un colegio, que veis en esta foto.

6 La más grande de estas casas era la mía, casi un castillo, y se llamaba “Casa de Loyola”. Éramos muchos hermanos y yo era el menor. Cuando yo tenía seis años se murió mi mamá.

7 Cuando era pequeño, veía yo cómo llegaban los caballos al castillo. Eran grandes y fuertes. Yo pensaba: Quiero ser grande como un caballo.

8 Un día, subí a las almenas de un castillo. Pensé: El castillo es más grande que los caballos. Ya no quiero ser grande como un caballo; quiero ser grande como un castillo.

9 Pero el día que subí a la montaña, vi a los caballos y al castillo tan pequeños allí abajo, que pensé: No quiero ser como un castillo. Quiero ser grande como una montaña.

10 Cosas de niño... Porque cuando fui mayor vi que no podía ser grande como un caballo, ni como un castillo, ni como una mon- taña, porque yo era una persona. Así que me pensé y pensé... Quiero ser lo máximo de rico, de famoso y de pode- roso, porque así son las personas más grandes en España Quiero ser amigo del Rey, y ganar batallas, y tener mucha fama, y tener caballos y un castillo para mí.

11 Pero os voy a contar lo que pasó desde que cum- plí 13 años y mi padre me mandó a estudiar Mi padre me mandó a ARÉVALO, en Castilla, para educarme en el castillo de un amigo suyo que era una persona importante en la corte de los Reyes de España. Allí estuve diez años

12 Estudié todo lo que pude para ser un gran militar y un hombre de la corte. Aprendí lengua y matemáticas, historia y algo de astronomía y de música. Pero lo que más me gustaba era manejar la espada Con la espada, algunas veces nos hacíamos los abusones por la calle

13

14 A los hijos del amigo de mi padre y a mí, después nos entraba preocupación y nos arrepentíamos. Éramos chulitos porque vivíamos en el castillo, con el hombre más impor- tante de aquella comarca. Pero aquello no estaba bien hecho.

15 También íbamos con el amigo de mi padre a algunas fiestas de la corte.

16 Y allí, me enamoré de Catalina, la hija de los Reyes de España. Si me casaba con ella, sería el yerno del Rey. Para conseguir eso, pensé que antes tenía que hacer grandes hazañas y ganar batallas. Luego, vendría a pedirle a Catalina que se casa conmigo.

17 Cuando tenía unos 24 años, y ya era un buen militar, pasé a servir al Duque de Nájera y viví en La Rioja y en Pamplona. El Duque de Nájera me quería mucho.

18 Tuve que meterme en una guerra con el Duque de Nájera. Sucedió que un Ejército de franceses venía para apoderarse de Pamplona y de Navarra. Eran doce mil soldados y el Duque sólo tenía mil. Así que decidió ir a pedir refuerzos, y me dejó a mí, con aquellos pocos, para defender Pamplona.

19 Cuando llegaron los franceses, algunos se fueron, los valientes se quedaron. Les mandé organizarse en la muralla. Yo me quería confesar, pero no había un cura, así que me arrepentí diciéndoselo a un soldado. Llegaron los franceses, y se hizo la batalla.

20 Teníamos algunos cañones, pero ellos tenían más.

21 Resistimos lo que pudimos hasta que una bola de cañón me hirió rompiéndome una pierna. Los valientes se convencieron de que era inútil seguir luchando, y se rindieron.

22 Cuando los franceses vieron los pocos que habían luchado, se admiraron y preguntaron quién era el capitán que había dirigido esta resistencia.

23 Y el jefe de los franceses mandó que me curaran, y que me llevaran a donde me pudiera reponer. Me llevaron en camilla a la casa de Loyola, y tardamos cuatro días en llegar; íbamos andando desde Pamplona. Yo iba muy triste. La primera batalla que pensaba dedi- carle a Catalina, había sido ¡una derrota!

24 Llegué muy enfermo, y en Loyola todos creían que me moría.

25 Soporté sufrimientos muy fuertes, porque yo no quería que nada me impidiera cumplir aquel sueño de ser lo máximo.

26 Después de la operación, y para no aburrirme, pedí algo para leer. En aquel tiempo los libros escaseaban, no los había en todas las casas.

27

28 Y aquellos libros que me puse a leer porque no había otra cosa, me dieron qué pensar y me empezaron a cambiar por dentro Lo máximo no es ser como la montaña, sino ser como Dios, como fue Jesús.

29 Si los santos han sido hombres como yo, yo también puedo hacer las cosas que ellos hicieron. Si San Francisco hizo esto que estoy leyendo, pues... yo tengo que ser capaz de hacerlo también.

30 Y se formó una gran lucha en mi corazón. Porque a veces quería seguir siendo rico y tener castillo y sirvientes, y ser importante, y casarme con Catalina. Y otras veces, pensaba en ser santo y parecerme a Jesús, y hacer lo que él hizo. Cuando pensaba en parecerme a Jesús, mi corazón se llenaba de paz y de confianza en lo que elegía. Cuando pensaba sólo en tener dinero, fama y poder, entonces sentía el corazón intranquilo y triste.

31 Me curé pero me quedé cojo para siempre. Un día, les dije a mi hermano y mi cuñada que ya era tiempo de marcharme, pero no les dije a dónde me pensaba ir. ¡Pensaba irme a la tierra donde vivió Jesús!

32 Cuando me despedí de mi familia, estaba ya decidido a cambiar de vida y parecerme a Jesús, vivir en los mismos lugares que él había vivido, y hacer las mismas cosas que él había hecho.

33 Para ir a Palestina, pensaba tomar un barco en Barcelona. Hacia allí me encaminé. De camino, me detuve en Montserrat, donde hay un monasterio muy famoso dedicado a la Virgen María.

34 Ante el altar de la Virgen, renuncié a ser militar, y allí dejé la espada. Mis vestidos se los di a un mendigo y me compré una túnica de pobre

35 Cuando me embarqué para Palestina, pensaba que viviría allí para siempre. Allí quería yo morir por parecerme, hasta en eso, a Jesús

36 ¡Qué feliz me sentí aquel día que por fin pisé Tierra Santa!

37 Pero bien poco me duró la alegría; porque se temía que iba a empezar una guerra y no me dejaron quedar.

38 Regresé a España. Pero pensaba volver a la tierra de Jesús, cuando terminase el peligro de guerra. Como quería ayudar a la gente, me puse a estudiar cosas de la religión cristiana. Y se me juntaron otros estudiantes, dispuestos a hacer lo mismo, o sea, ir a Tierra Santa cuando nos dejasen.

39 En este tiempo, cambié el nombre de IÑIGO por el de IGNACIO. Quería ser un hombre nuevo. Las metas de mi vida ahora eran totalmente distintas de cuando me llamaba Íñigo.

40 Después decidí ir a estudiar a la mejor universidad, que estaba en Francia, en París. Porque para ayudar a la gente, tenía que ser lo mejor posible, lo máximo Entonces tenía ya más de treinta años y se me empezaba a caer el pelo.

41 Y en París me encontré con Francisco de Javier y Pedro Fabro, dos compañeros estupendos. Juntos íbamos a hacer grandes cosas

42 Aunque... convencer a Javier para que se viniese a nuestro grupo, a vivir como Jesús, me costó bastante. Javier quería ser abogado en Pamplona y vivir a lo grande. Le propuse que nos lo jugáramos a los dados y le gané la partida. ¡Javier se vino al grupo!

43 Durante los años de la universidad, en París, aquel grupo de tres pasó a ser, de siete. Todos teníamos los mismos deseos de servir a Dios y ayudar al prójimo.

44 Recién terminadas nuestras carreras, un 15 de agosto, hizimos a Dios la promesa solemne de servirle, y de hacer lo máximo por ayudar a los demás.

45 Cuando fuimos a embarcarnos para Palestina, otra vez lo mismo... los puertos estaban cerrados por las guerras del Mar Mediterráneo

46

47

48

49 Así, aquel grupo de estudiantes de París, inspirados por Ignacio, fundaron los jesuitas, una orden religiosa a la que llamaron LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

50 Cuando Ignacio era ya bastante mayor, entró jesuita el joven PEDRO DE RIVADENEIRA que, años más tarde, escribiría la VIDA DEL PADRE IGNACIO. Rivadeneira charlaba mucho con el Padre Ignacio al que llamaba ‘Maestro Ignacio’

51 Con frecuencia, San Ignacio repetía este lema: “A MAYOR GLORIA DE DIOS”. Todo quería hacerlo para darle gloria a Dios y ayudar a los demás.

52 Hoy, SAN IGNACIO, nos invita a nosotros a hacer lo que él hizo: intentar lo máximo, hacer lo mejor, ser como gigantes sirviendo a Dios y a los demás. Estudiar Compartir Querer Rezar Amar

53 FIN de esta historia Iñigo FIN de esta historia IGNACIO


Descargar ppt "A partir de imágenes y guión preexistentes Pase de diapositivas manual."

Presentaciones similares


Anuncios Google