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COMPRADOR DE SALVACIÓN

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Presentación del tema: "COMPRADOR DE SALVACIÓN"— Transcripción de la presentación:

1 COMPRADOR DE SALVACIÓN
Coment. Evangelio Domingo XXVIII T.O Ciclo B. 11 Octubre Jesús Sanz Montes. Arzobispo Oviedo Música: M. relajante de violín Montaje: Eloísa DJ Avance Manual

2 TEXTO BÍBLICO Mc El hombre rico Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

3 A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

4 Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más — casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones — y en la edad futura, vida eterna.

5 “Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna?”.

6 Estamos ante la pregunta religiosa del hombre de todos los tiempos: qué hacer para salvarse.

7 Quien hace esa pregunta no es un cualquiera que se contenta con esas cuatro cosas que durante cuatro días que vivimos se pueden mantener y acrecentar.

8 Hasta aquí no había nada que objetar al preguntante, sino ensalzar una actitud tan honesta con las exigencias de su corazón, con sus preguntas infinitas e inmensas.

9 Pero este hombre que busca a un Maestro Bueno, se encontrará con alguien insospechado que pondrá en crisis sus usos y costumbres.

10 Jesús irá repasando lo que su interlocutor sabía: no matar, no cometer adulterio, no robar, no engañar ni estafar, honrar a los padres...

11 Suponemos la cara de satisfacción de aquel hombre ante su brillante currículum espiritual.

12 Todo cuanto el Maestro Bueno iba enumerando
Todo cuanto el Maestro Bueno iba enumerando... él lo cumplía, él lo sabía, ¡desde su más tierna infancia!

13 ¿Estaría seguro de su entrada en la vida eterna?
¿tenía todos sus papeles en regla para merecer la salvación definitiva?

14 ¿había pagado todos los plazos de su eternidad en moneda de mandamiento cumplido, ya desde pequeño?

15 Llegados a este punto el diálogo se queda suspendido en el aire.

16 “Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: una cosa te falta”.

17 ¿Algún nuevo mandamiento?
¿Qué pensaría aquel hombre sobre ese requisito que le faltaba según el Maestro Bueno? ¿Algún nuevo mandamiento?

18 Aquel buen hombre practicaba una especie de “consumismo religioso”.

19 Él era rico de tantas cosas, y también quería acumular su tesoro de virtud, su cofre de mandamientos y cumplimientos para no ser pobre en nada.

20 ¿Qué hace falta para tener también la vida eterna?
¿Cuánto hay que pagar? ¿Qué hace falta para tener también la vida eterna?

21 La sorpresa es que Jesús no le dice “añade” esto que te falta en tu acopio,

22 sino más bien deja lastre, abandona cosas, déjate a ti mismo
sino más bien deja lastre, abandona cosas, déjate a ti mismo... y sígueme,

23 vente conmigo, comparte mi vida, anuncia mi Palabra, construye mi Reino.

24 Este era el nuevo mandamiento, el único mandamiento, la gran novedad: seguir al Maestro Bueno, dejando todo lo demás.

25 La salvación no es fruto de nuestras conquistas, de nuestros pagos cumplidores y cumplimentadores, es un don, un regalo, una gracia, que Dios da en su Hijo:

26 la salvación es encontrarse con Jesucristo.

27 Seguirle e imitarle, ha sido lo que han hecho los que verdaderamente se han encontrado con Él.

28 Un encuentro que no se ha quedado en intimismo privado, sino en una santidad que da gloria a Dios

29 y que bendice a los hermanos fructificando en mil empresas de caridad, de humanización, de libertad, de justicia y de paz. FIN


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