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Publicada porAlberto Rivas Herrero Modificado hace 10 años
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ORAR en Semana 31 del Tiempo Ordinario 2008
[ Del domingo 2 al sábado 8 de noviembre ] La Muerte no es el Final del Camino sino la Vida Resucitada La Muerte no es el Final del Camino sino la Vida Resucitada para ver nueva página haga con el mouse CLIC
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PRESENTACIÓN Este domingo 2 de noviembre conmemoramos a todos los Difuntos. La liturgia nos presenta para este domingo el Evangelio de Mateo (25, 31‑46) que trata sobre el juicio a las naciones, el cual lo leeremos nuevamente el domingo 23 de noviembre en el marco de la fiesta de Cristo Rey. Pero hemos preferido centrar la oración y reflexión de esta semana en torno al gran significado que tiene para la fe la conmemoración de nuestros difuntos. El cristiano tiene la convicción que la muerte no es el final del camino, ni la última palabra sobre la vida. Nosotros confiamos en la Resurrección que Cristo Jesús, logró definitivamente para todos. Por eso cuando rememoramos a nuestros seres queridos difuntos, nos acercamos confiados al rostro del Señor Crucificado para que Él enjugue las lágrimas y fortalezca nuestra esperanza. El libro de la sabiduría nos invita a no ser insensatos, pensando que la muerte es el final de todo, ni a considerar como una destrucción la partida de los seres queridos a la casa del Padre; porque ante Dios, la mayor verdad, es que todos somos sus hijos. Y también nos invita a vivir en la justicia que alimenta la esperanza de la inmortalidad. Tengamos pues la confianza, que después de la muerte, Dios nos pondrá junto a Él, donde resplandecerá cada difunto con la luz que Dios Padre regala definitivamente. Por su lado la 1ª carta de Juan, nos insiste en la convicción cristiana que nos ofrece “la certeza de haber pasado de la muerte a la vida si amamos de verdad a nuestros hermanos”. Nuestra autenticidad es cribada en el fuego del amor real. Por eso nos dirá: “el que no ama permanece en la muerte”. Así pues, hagamos espacio al amor, al perdón y a la misericordia. [ ]
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[ Continúa la PRESENTACIÓN ]
Al conmemorar a nuestros difuntos hemos de centrar nuestra mirada en el memorial de la fe sobre el que descansa nuestro aprecio y ternura hacia los difuntos por quienes oramos. Y en medio del dolor podemos darle lugar a Dios para que nos ayude a experimentar que podemos ir más allá de la nostalgia, HACIENDO FECUNDA LA EXPERIENCIA DEL DOLOR: Para quienes el dolor por un difunto lleva el pesar de que en su vida terrena no pudo o no quiso realizar su misión, el memorial (el luto) ha de contar con la audacia de sus seres queridos para recomponer y realizar la misión que dejó en el camino. Este sería un auténtico luto que dignifica la vida. Para quienes el dolor por un difunto lleva la inquietud de que en su vida terrena dejó a medio camino su misión, el memorial (el luto) ha de contar con la generosidad de los seres queridos para continuar la misión y llevarla a plenitud. Este sería un auténtico luto que conforta. Para quienes el dolor por un difunto lleva la certeza de que en su vida terrena realizó todo lo que pudo su misión, haya sido joven o mayor, el memorial (el luto) ha de contar con la sencillez de los seres queridos para saber agradecer el don de la vida. Este sería un auténtico luto de agradecimiento. Ante esta conmemoración de los difuntos, tan entrañable y tan valorada, hagamos espacio al Dios misericordioso que nos depara la esperanza de que nuestros seres queridos ya gozan de su amor y para siempre. [ ]
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Paso Preparatorio: "Leo la Palabra de Dios"
Lectura del Libro de la SABIDURÍA 3,1-9 Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y que su partida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero ellos están en la paz. Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable. En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente. Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado. Porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos. Palabra de Dios Lectura de la 1ra. Carta de San JUAN 3,4-16 Hermanos, nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna. Conocemos lo que es amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos. Palabra de Dios. [ Comienza la oración ]
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1er. Paso: Al iniciar la Oración me pregunto: ¿ A qué vengo ?
A ORAR POR LOS DIFUNTOS Al final, rezo el Padrenuestro, saboreando cada palabra. [ Continúo ]
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2do. Paso: Pacificación Me sereno para esta cita con Dios.
Me acomodo con una postura que implique todo mi ser. Al ritmo de la respiración doy lugar al silencio. ( Una y otra vez repito este ejercicio ) [ Continúo ]
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ORAR en Semana 31 del Tiempo Ordinario
3er. Paso: Oración Preparatoria Señor, que todas mis intenciones, acciones y procesos interiores, estén totalmente ordenados a cumplir tu Voluntad. NOTA: La oración preparatoria me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mí. 4to. Paso: Composición del Lugar 1°) Centro mi pensamiento y afecto en el contenido de la oración. 2°) Revivo lo que relata La Palabra de Dios. 3°) Me ubico dentro de la escena como si presente me hallara. 4°) Dejo que la Palabra irradie su luz sobre mí. NOTA: Este paso merece hacerlo con esmero. Le dedico unos 10 minutos. [ Sigo adelante ]
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5to. Paso: Petición Señor, enséñame que la palabra definitiva
no es la muerte sino la vida resucitada (Si me ayuda, puedo decir varias veces la petición) [ Sigo adelante ]
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6to. Paso: MATERIA DE LA ORACIÓN
6.1) Reflexionar que la Muerte NO ES el Final del CAMINO Señor, que no nos domine la insensatez de pensar que la muerte es el final de todo, o que la partida de los seres queridos es una destrucción. Sino que creamos firmemente que nuestros difuntos están en la casa del Padre porque todos son sus hijos. Y que Dios nos invita a vivir en la justicia que alimenta la esperanza en la inmortalidad. Tengamos la confianza que después de la muerte, Dios nos pondrá junto a Él, donde resplandecerá cada difunto con la luz que Dios Padre regala definitivamente. [ Y continúo la oración ]
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6.2) Reflexionar que Pasamos de la Muerte a la Vida si Hay AMOR
Señor, que profundicemos en la convicción cristiana que ofrece la certeza del paso de la muerte a la vida, cuando amamos de verdad a nuestros hermanos. Porque en el amor se criba nuestra autenticidad. Busquemos en todo momento salir de la muerte y pasar a la vida, haciéndole espacio al amor, al perdón y a la misericordia, tanto en la cotidianidad de la existencia, como en las circunstancias propias del cada día. [ Y continúo la oración ]
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6.3) Reflexionar el modo de HACER FECUNDO el Dolor por los Difuntos
Señor, al conmemorar a nuestros difuntos, ayúdanos a centrar nuestra mirada en el memorial de la fe, para experimentar que podemos ir más allá de la nostalgia, haciendo fecunda la experiencia del dolor. Vivamos la entrañable y sencilla conmemoración de los difuntos, disponiéndonos a la esperanza cristiana que asegura que nuestros seres queridos están junto a Dios para siempre. [ Y continúo la oración ]
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7mo. Paso: Coloquio A TI QUE LLORAS ¡Si me amas, no llores!
Si conocieras el hermoso misterio del cielo donde yo habito; si pudieras ver y oír lo que yo veo y oigo en estos infinitos horizontes y en esta luz que todo lo invade y penetra, no llorarías, sí me amaras. Ya me siento absorto por el encanto de Dios, por las manifestaciones de su belleza sin par. ¡Qué poco y mezquino resulta en comparación suya lo que antes me preocupaba! Sólo me queda el afecto hacia ti, una ternura que hasta ahora no había conocido! Nos amábamos y nos conocíamos desde hace tanto tiempo. ¡Pero entonces, era todo tan fugaz y limitado! Ahora vivo en la espera serena y gozosa de tu llegada entre nosotros; ¡Imagíname así! en medio de tus luchas, piensa en esta maravillosa mansión en la que no existe la muerte y donde juntos apagaremos nuestra sed en la fuente inagotable del gozo y del Amor. ¡No llores más sí realmente me amas! (Cf. Carta de San Luis Gonzaga dirigida a su Madre - en verso) [Original en Acta Sanctorum Iunii 5, 878] [ Comienza el Cierre de la oración ]
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8vo. Paso: Cierre de la Oración
Para centrar la experiencia vivida en la Oración, respondo en forma sencilla las siguientes interrogantes: 1°) ¿Qué pasó en mí durante esta Oración? 2°) ¿A través de cuales señales me habló Dios? 3°) ¿Qué quiero cambiar en mi vida? 4°) ¿Qué me distrajo en la Oración? 5°) ¿Qué se quedó grabado en mí? [ Termino con la oración siguiente ]
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Termino la Oración con la siguiente ofrenda:
Toma Señor y recibe toda mi libertad mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor, lo devuelvo. Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y gracia que ésta me basta. Amén.
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