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Publicada porRafael Vera Martín Modificado hace 9 años
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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO 18 DEL TIEMPO ORDINARIO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 29 de julio al Domingo 4 de agosto de 2013 Hacia el Domingo 18 Ordinario Orar en el Corazón del Mundo: Para que los Padres y Educadores sepan guiar a las nuevas generaciones Orar y descubrir el sentido de la Pobreza Evangélica Hacia el Domingo 18 del Tiempo Ordinario Evangelio de Jesucristo según san Lucas Capítulo 12, versículos 13 al 21 Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?». Después les dijo: «Cuídense de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas». Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida". Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?". Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».
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5 76 4 M AR 30 M IÉ 31 L UN 29 J UE 1 “La vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas”, dice Jesús. De igual manera, a la gente le gusta decir: “el dinero no da la felicidad pero contribuye a ella”. Ciertamente la angustia de fin de mes o la miseria son muy difíciles de vivir y no se lo deseamos a nadie. Pero esta sentencia no hace justicia por completo a las palabras de Jesús. ¿Estoy feliz de jugar el juego de compartir, del impuesto? ¿Qué estoy dispuesto a perder por los demás? Señor, enséñame a progresar hacia una justa distancia respecto a mis bienes. ¿Qué voy a hacer? Adulto La vida de un hombre El hombre de la parábola amasa tanto trigo que ya no sabe qué hacer con él. Incluso antes de ver la manera de responder a su pregunta, preguntémonos si se plantea la correcta. Si para él la pregunta es material, la única respuesta posible es que encuentre lugar para el trigo. Puedo mirar mis preocupaciones, los “¿qué voy a hacer?” que me habitan: puedo yo también sentirme agobiado por mi trigo. Señor, ayúdame a formular mis preocupaciones de manera abierta, mirando el panorama completo. Uno de la multitud De la multitud, un hombre se levanta y se dirige a Jesús. Tiene el valor de exponerse, de preguntar lo que le atormenta. Puede equivocarse o plantear una pregunta incorrecta, pero atreverse es dar a Jesús la oportunidad de hacernos crecer. Señor, ¿tendré yo el valor de levantarme ante ti y ante los demás? Concédeme que me atreva a plantearte mis preguntas. «¿Quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Si verdaderamente Jesús es Hijo de Dios, ¿por qué no es capaz de responder a todas nuestras preguntas? ¿No es normal que se implique en todo lo que constituye nuestra vida? Jesús revela que la pregunta que se le plantea esconde una tentación: escapar de la relación con el prójimo. Entonces no, este rechazo no es un desinterés de Dios por nuestras preguntas concretas. Jesús solamente se rehúsa a tomar nuestro lugar, a decidir por nosotros. Dios quiere que seamos responsables, que estemos erguidos, resucitados. Pero Jesús no nos deja solos con esta autonomía. Así como se pone a contar una parábola al hombre del Evangelio, también puede aconsejar, ayudarme a vivir como adulto. Señor, ¿estoy listo para asumir esta hermosa carga que me confías: volverme un hombre, una mujer adulta ante ti?
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9 1110 V IE 2 Orar en el Corazón del Mundo “Descansa, come, bebe y date buena vida”. Como el hombre de la parábola, a veces nos sucede que deseamos un descanso satisfecho, libre de toda inquietud, de cualquier problema, lejos de los demás. Este descanso es una ilusión que pronto regresará a la realidad. En el extremo opuesto, podemos también escapar de los demás a través del activismo. Señor, llévame al justo descanso, hacia la tranquilidad ante ti, no sin mis problemas o sin mis hermanos, sino poniéndolos en tus manos. D OM 4 8 La tentación del descanso Oremos para que los padres y los educadores ayuden a las nuevas generaciones a crecer con una conciencia justa y una vida coherente Ser rico a los ojos de Dios ¡Insensato! S ÁB 3 El hombre de la parábola construye, organiza, prevé. Es perfectamente razonable. Pero Dios lo detiene: “¡Insensato!”. La optimización racional y la seguridad del hombre aislado no son criterios de sabiduría según Dios. Estamos llenos de esta suficiencia que olvida amar. La sabiduría de Dios, locura ante los hombres, consiste en amar incluso a aquellos a quienes no conocemos y a nuestros enemigos. Señor, condúceme por el camino de tu frágil sabiduría: concédeme saber arriesgar mi vida y mis bienes para amar. Jesús concluye con esta parábola: “Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios”. No acumular para sí mismo: un consejo comprensible pero muy difícil de seguir; nuestro egoísmo nunca está lejos. Entonces, Jesús completa expresando un ideal positivo para ayudarnos: “Ser rico a los ojos de Dios”. Seguir este ideal no consiste en malvenderlo todo, sino en dar lo que doy a los ojos de Dios, conservar lo que conservo a los ojos de Dios – y esto se decide también. Señor, concédeme ser profundamente cristiano tanto en las cosas más grandes como en las decisiones más pequeñas. Entonces, día a día concretamente, con mis hermanos, nos volveremos ricos a los ojos de Dios.
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13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA “Lo que os pido, lo he practicado yo mismo, igual que mis apóstoles. Les he dado ejemplo para que, como he hecho yo, hagan también ustedes. Síganme He querido ser pobre. He elegido unos padres pobres. He nacido como un pobre. La pobreza ha sido mi signo distintivo. Me he puesto en la categoría de los pobres. He vivido como un pobre. He trabajado como un pobre. He sufrido como un pobre. No poseía nada, he estado sin techo como un pobre. Me he conducido como un pobre. Me he humillado como un pobre. He tenido hambre como un pobre. He tenido sed como un pobre. He estado desnudo como un pobre. He sido abandonado como un pobre. He muerto como un pobre. Y todo esto porque he querido, por obediencia a mi Padre y por amor a ustedes” (Ms XII, 239). “¿Y para quién será lo que has amontonado?” San Lucas 12, 20 El padre Chevrier siempre tenía presente su modelo: Jesucristo pobre en su nacimiento, en su vida y en su muerte. Quería que cuantos trabajaban con él en la evangelización de los pobres, imitaran también la pobreza de Jesucristo. Para ellos y para sí mismo hace hablar así al Maestro: E L P ADRE A NTONIO C HEVRIER
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17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ ¡Oh pobreza, qué hermosa eres! Jesucristo, mi Maestro, te ha encontrado tan bella que te ha desposado al bajar del cielo, ha hecho de ti la compañera de su vida y ha querido morir contigo en la cruz. Concédeme, Maestro mío, esta hermosa pobreza. Que la tome con alegría, que la abrace con amor, para hacer de ella la compañera de toda mi vida y morir con ella sobre un trozo de madera, como mi Maestro (vd323) LA POBREZA EVANGÉLICA La pobreza en sí misma no es buena, pero ¿si alguien se empobrece por amor? Nuestro Señor, siendo rico, quiso hacerse pobre para enriquecernos con su pobreza. No han faltado a lo largo de la historia quienes, subyugados por Jesucristo, han querido seguir ese mismo camino. Antonio Chevrier se fijó especialmente en Francisco de Asís. Hoy tenemos el testimonio del Papa Francisco.
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