BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva Poemas del ascensor.

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1 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva Poemas del ascensor

2 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva Los cómplices de Delia Domínguez (1931- )

3 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva Te decía en la carta que juntar cuatro versos no era tener el pasaporte a la felicidad timbrado en el bolsillo,

4 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva y otras cosas más o menos serias como dándote a entender que desde antiguamente soy tu cómplice cuando bajas a los arsenales de la noche

5 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva y pones toda tu alma y la respiración, perfectamente controlada por mantener en pie tus rebeliones, tus milicias secretas a costa de ese tiempo perdido en comerte las uñas, en mantener a raya tus palpitaciones,

6 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva en golpearte el pecho por los malos sueños, y no sé cuántas cosas más que, francamente, te gastan la salud cuando en el fondo sabes que estoy contigo aunque no te vea

7 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva ni tome desayuno en tu mesa ni mi cabeza amanezca en tu pecho como un niño con frío, y eso no necesita escribirse.

8 BIBLIOTECA PÚBLICA DEL ESTADO-BIBLIOTECA PROVINCIAL DE HUELVA www.juntadeandalucia.es/cultura/bibliotecas/bphuelva Te decía en la carta que juntar cuatro versos no era tener el pasaporte a la felicidad timbrado en el bolsillo, y otras cosas más o menos serias como dándote a entender que desde antiguamente soy tu cómplice cuando bajas a los arsenales de la noche y pones toda tu alma y la respiración, perfectamente controlada, por mantener en pie tus rebeliones, tus milicias secretas a costa de ese tiempo perdido en comerte las uñas, en mantener a raya tus palpitaciones, en golpearte el pecho por los malos sueños, y no sé cuántas cosas más que, francamente, te gastan la salud cuando en el fondo sabes que estoy contigo aunque no te vea ni tome desayuno en tu mesa ni mi cabeza amanezca en tu pecho como un niño con frío, y eso no necesita escribirse. LOS CÓMPLICES