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«En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes,

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Presentación del tema: "«En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes,"— Transcripción de la presentación:

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3 «En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.» (Mateo 21,28-32) «¿Qué les parece? -pregunta Jesús, un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: "Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña". El respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: "Voy, Señor", pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?». «El primero», le respondieron. Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.»

4 1) El padre dueño de la viña es Dios. 2) La viña es el reino de los cielos, en su escatología terrestre. 3) El hijo primero, que dice que “sí” y luego no cumple la voluntad de su padre, son los fariseos. 4) El hijo segundo son otros hijos de Israel, los despreciados, los publicanos y pecadores.

5 Y de ellos dijo el mismo Jesucristo, caracterizando esta hipocresía religiosa: “Dicen y no hacen” (Mat_23:3). Y también les dijo que “no entráis (en el reino de los cielos) ni permitís entrar a los que quieren entrar” (Mat_23:13). Los fariseos, como conocedores de la Ley, eran los primeros que debían haber ingresado en el Reino. Teóricamente decían que “sí” para aceptar al Mesías cuando viniese, pero de hecho, ante Cristo-Mesías, dijeron que “no.” Vieron las “señales” que Cristo hacía como garantía de su misión, pero no “supieron,” culpablemente, discernirlas (Mat 3:8.9).

6 En cambio los publícanos y pecadores que, no ingresando en un principio en el reino, después, al saber la obra de Cristo, se convirtieron e ingresaron como el publicano Zaqueo (Luc_19:1-10) y la “mujer pecadora” (Luc 7:37).

7 Jesús con la parábola de los dos hijos también denuncia a los fariseos de hoy. Se nos puede llenar la boca de palabras bonitas, incluso evangélicas, sin que, a la hora de la verdad, movamos un dedo para encarnarlas en nuestra propia vida. A la hora de la verdad lo que cuentan son los hechos, viene a decirnos Jesús. “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad del Padre”. Mt 7,21

8 Juan el Bautista arremetió contra los fariseos y saduceos, aquellos “puros” que acudían a su bautismo: “¡Ustedes raza de víboras! ¿Quién los va librar de la ira que viene? Produzcan buenos frutos como evidencia de su arrepentimiento y no presuman al decirse, -Tenemos a Abraham como nuestro padre-, porque yo les digo, Dios puede convertir estas piedras en descendientes de Abraham” (Mt 3,7-9). Ya él proclamaba, “No es suficiente decir”, debemos hacer; no es suficiente asistir a los actos religiosos; debemos hacer lo que significa e implica. Todos los profetas han dicho lo mismo y la predicación cristiana no cesa de repetirlo. Porque escucharon al Bautista, los recolectores de impuestos y las prostitutas se volvieron a Jesús y recibieron su enseñanza con gozo.

9 Precisamente serán los pecadores, los que son despreciados por los buenos, los que entrarán antes al Reino de los Cielos, porque acogieron la llamada a la conversión y se han arrepentido de sus pecados. Aceptaron la invitación del Padre a trabajar a su viña. Esto causa escándalo en los fariseos: que Jesús diese el Reino a esa gente pecadora,

10 Para entrar al reino de Dios hay que cumplir la voluntad del Padre no sólo de palabra sino sobre todo con la vida, demostrando nuestra de fe con obras.

11 Una persona de fe es la que enfoca su matrimonio y su familia desde Dios y vive con generosidad, entrega, abnegación, amor y comprensión. Que se compromete en el mundo de los negocios viviéndolo con justicia y responsabilidad social. Que participa, si tiene ocasión, en la cosa pública llevando todo el caudal de limpieza, rectitud. Que comprende al hombre y a la mujer y les ayuda, sin condenarlos ni despreciarlos. Que no busca, por encima de todo, la riqueza ni la atesora mientras contempla indiferente a los que carecen de lo más indispensable para subsistir.

12 La persona de fe es quien, inevitablemente, reza y se pone en contacto con Dios que le mantiene en “forma” para poner en práctica lo que El quiere y le está pidiendo, precisamente porque dice tener fe.

13 Esto es lo que nos pide Dios para poder instaurar su Reino en este mundo.

14 Se cuenta que en una ocasión, la hermana pequeña de santo Tomás de Aquino le preguntó: –“¿Tomás, qué tengo yo que hacer para ser santa?”–. Ella esperaba una respuesta muy profunda y complicada, pero el santo le respondió: “Hermanita, para ser santa basta querer”. ¡Sí!, querer. Pero querer con todas las fuerzas y con toda la voluntad. Es decir, que no es suficiente con un “quisiera”. La persona que “quiere” puede hacer maravillas; pero el que se queda con el “quisiera” es sólo un soñador o un idealista incoherente. Éste es el caso del segundo hijo: él “hubiese querido” obedecer, pero nunca lo hizo.

15 Cada uno de nosotros sienten la llamada del Padre dirigida a los dos hermanos: “Ve hoy a trabajar en la viña” (Mt 21,28).

16 Y cada uno de nosotros, después de haber oído esta llamada, puede comportarse como el primero o como el segundo de ellos.

17 Los archivos del mes puedes descargarlos en: http://siembraconmigo.blogspot.com/ Si deseas recibir archivos de Espiritualidad Católica envía un correo sin asunto y sin texto a: siembra_amor+subscribe@googlegroups.com Servicio Gratuito


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