11 noviembre 2012 El Año de la fe que hoy inauguramos está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años. Cristo centro.

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2 11 noviembre 2012

3 El Año de la fe que hoy inauguramos está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años. Cristo centro del cosmos y de la historia Jesús centro de la fe cristiana El cristiano cree en Dios por medio de Jesucristo, que ha revelado su rostro. Él es el cumplimiento de las Escrituras y su intérprete definitivo. Jesucristo no es solamente el objeto de la fe, sino, como dice la carta a los Hebreos, «el que inició y completa nuestra fe» (12,2) Benedicto XVI. Roma 11 octubre 2012

4 Lo llevo muy dentro del corazón y siempre en primera fila

5 El que verdaderamente se entrega a Jesucristo no mira el sufrimiento sino que ama su cruz

6 Cuando todo lo que hacemos está sellado por el amor de Dios, vivimos en constante presencia de Dios y nuesta vida toda es una continua oración

7 Hay que ser “santamente intrépidas”. Si un miembro de la IT no es santamente intrépido cuando la causa de Dios lo requiere, ¿dónde estará, pues, nuestro teresianismo?

8 He pedido al Señor que me transforme y me haga fiel a la vocación para llevar la vida de celo y apostolado que El me pide

9 Mucha unión con Jesucristo por la comunión frecuente y oración, mucha oración

10 Siempre de Dios, muy de Dios, toda de Dios, éste ha de ser tu programa

11 verteilt durch www.funmail2u.dewww.funmail2u.de ¿Qué haré, Señor, para más agradarte?

12 Me entrego del todo...

13 Que tu amor me transforme, que en él arda y en él me purifique

14 Que la humildad que me enseñas desde la Eucaristía sea mi única compañera

15 Que en mi crezca cada día el amor a la santísima Virgen y lo infunda en los demás

16 Señor, te necesito a cada instante... No me abandones un solo momento...

17 Podemos representar este Año de la fe como una peregrinación en los desiertos del mundo contemporáneo, llevando consigo solamente lo que es esencial: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni dos túnicas, como dice el Señor a los apóstoles al enviarlos a la misión (cf. Lc 9,3), sino el evangelio y la fe de la Iglesia. ( Benedicto XVI)