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El Coleccionista Es admirable la meticulosidad y paciencia de algunos coleccionistas –no los de dinero ni los que amontonan- “heredad tras heredad”

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Presentación del tema: "El Coleccionista Es admirable la meticulosidad y paciencia de algunos coleccionistas –no los de dinero ni los que amontonan- “heredad tras heredad”"— Transcripción de la presentación:

1 El Coleccionista Es admirable la meticulosidad y paciencia de algunos coleccionistas –no los de dinero ni los que amontonan- “heredad tras heredad”

2 Colecciones Sino de aquellos que guardan y clasifican pequeñas cosas, de escaso valor en el mercado pero llenas a veces de belleza y afectividad: soldaditos de plomo, postales de catedrales del mundo, de flores marchitas, herbolario de plantas diversas. Uno de mis hijos colecciona refranes (el que escribe), y yo hace tiempo que inicié una que no precisa paredes, cajas ni álbumes, ya que sólo se contiene en el recuerdo y en la trastienda alegre de la fantasía. En cierta ocasión, en la media tarde de un día de julio, ví, en una mata de pensamientos de mil colores, uno que se desprendía y volaba sin llegar a caer. Tenía más colores que el resto de las flores, y al pronto comprendí. Era una mariposa

3 Coleccionista de códigos Que alumbraba como el fuego, con alas de fondo blanco pintadas de cobalto, escarlata, verde y naranja. La grabé para siempre en mi retina y forma parte de mi colección de cosas bellas e irrepetibles. Otra vez, recostado a la sombra de un álamo que se erguía al lado de un río de tranquilas aguas ví una libélula de alas tornasoladas que se posaba y andaba sobres las aguas, rememorando uno de los más maravillosos milagros y aún conservo la huella dejada en el aire por su vuelo como un estilete de luz. Y el ténue calor de la mano de mi novia en las mías, y su pelo dorado flotando al viento y acariciando mi mirada en mis horas tristes, son recuerdos que sólo se extinguirán cuando me muera, y tal vez entonces también pervivirán. –Conviene a nuestro bien, coleccionar hermosos gestos.

4 Nuestro Padre Dios tiene corazón de padre y madre a la vez La madre que sostiene en sus brazos al hijo enfermo que se va y empieza a adentrarse en el camino sin retorno –algunos, ¡pobres almas desventuradas!, creen que pueden disolverse en la nada- ; el padre que se despoja de todos sus bienes para liberar al hijo apresado por la sustancia maldita, aún sabiendo que la redención no se producirá; el marino que entrega todos los meses una importante cantidad de su retiro para que la amiga pobre de la familia, vencida por sus años y por la soledad, pueda permanecer en una residencia de pago, con lo que alcanza el alto honor intuído por Machado, el “ser pastor de olas y capitán de estrellas”

5 Mis colecciones personales –Y también soy coleccionista de bellos sueños: que los hombres en grupo deben tener el mismo comportamiento ético que cuando actúan individualmente; que ha de llegar un día en que nos movamos dentro de un mútuo respeto; que en un futuro cercano habrá trabajo para todos, hasta el punto de que si la tarea que realizas no te gusta, puedas cambiarla por otra que te agrade más; que llegará una época en que los salarios mínimos sean dignos y que incluso permitan cumplir caprichos banales. En fin, que vivamos en un mundo nuevo, presidido por el amor y la tolerancia y en el que prime la espiritualidad.

6 La colección de mayor valor Pero de todas las colecciones que conozco, la que exigió mayores esfuerzos está formada solamente por tres labores imperfectas y alguna de ellas inacabada, que se deben a las manos de mi hija Susana: un mantelito rosa, para desayunar en la mesa camilla; una alfombrita de nudos de lana para poner al lado de mi cama, y una bufanda gris que tal vez un día usaré, cuando las inexpertas manos de mi hija consigan terminarla. Son labores sencillas, fáciles, pero que para ella presentan complejidades insalvables, y en mí son cadenas irrompibles que me unen a ella con el más profundo y tierno amor. Con el mayor cariño te abraza tu: PAPÁ


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