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“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12)
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Saber que Dios siempre tuvo un pueblo especial en cada época de la Historia para proclamar la verdad de su Ley y su Gracia. Sentir gratitud a Dios por habernos creado como seres libres, que pueden escoger obedecerle y amarle. Involucrarse en algún proyecto misionero en la iglesia participando activamente de la misión encomendada al pueblo de Dios.
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Dios siempre tuvo un pueblo, a lo largo de la Historia, que a través de las generaciones sucesivas mantuvo el mensaje de la Ley de Dios, y su Gracia y Justicia (Eclesiastés 12:13, 14; Apocalipsis 14:6, 7).
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De Adán a Noé En un mundo perfecto, antes de que existiera el pecado, ¿por qué razón Adán y Eva, representantes humanos de esa perfección, tuvieron que ser sometidos a una prueba de obediencia? (Génesis 2:16-3:7). Si hubiésemos sido creados sin la capacidad y libertad de elegir y tomar decisiones, tampoco seríamos capaces de escoger amar. La Ley de Dios, llamada “Ley de libertad” (Santiago 2:12), no habría tenido ningún sentido si no fuésemos capaces de desobedecerla voluntariamente.
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De Adán a Noé En un mundo perfecto, antes de que existiera el pecado, ¿por qué razón Adán y Eva, representantes humanos de esa perfección, tuvieron que ser sometidos a una prueba de obediencia? (Génesis 2:16-3:7). Al ver los resultados naturales de la desobediencia a la Ley de Dios, podemos escoger utilizar nuestro libre albedrío de manera inteligente y voluntaria.
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De Noé a Abraham Analizar hasta qué punto debió haber llegado el mundo para que Dios se “arrepintiera” de haber creado a la humanidad (Génesis 6:5, 11-13). Al ser perfecto, Dios no se puede arrepentir como el hombre (Números 23:19), cambiando su forma de pensar. Pero pudo haber sentido una gran tristeza al ser testigo de la degradación humana causada por el mal uso de su libre albedrío. Por eso el autor inspirado añade el hecho de que eso, a Dios, “le pesó” en su corazón (Génesis 6:6). Así, básicamente, el arrepentimiento del hombre se da en la mente; y en Dios, en el “corazón”.
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De Noé a Abraham Analizar hasta qué punto debió haber llegado el mundo para que Dios se “arrepintiera” de haber creado a la humanidad (Génesis 6:5, 11-13). Destruir toda la tierra para preservar un único remanente portador de la Verdad, revela cuán amenazada estuvo esa verdad de quedar extinguida en la tierra, y cuán trágico eso hubiera sido para el futuro de la raza humana.
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De Abraham a Moisés ¿Por qué razón Abraham es un excelente ejemplo de la relación existente entre la obediencia y la gracia? (Génesis 12; 15:1-6; 20:1-13) Abraham, a pesar de ser imperfecto y de haber vacilado en la fe en algunas ocasiones, fue llamado “padre de la fe”. Su deseo de obedecer a Dios fue considerado mayor que su imperfección. La justicia le fue “imputada” a Abraham por una fe que se reveló a través de la obediencia. ¿De qué modo esto puede ser aplicado a nosotros hoy?
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De Abraham a Moisés ¿Por qué razón Abraham es un excelente ejemplo de la relación existente entre la obediencia y la gracia? (Génesis 12; 15:1-6; 20:1-13) En los tiempos de Abraham había personas que, aun no teniendo la misma misión o incluso el mismo conocimiento de Abraham, también “temían a Dios” (Génesis 12:10-20; 14:18; 26:10). Como portadores de la verdad transmitida a través de los milenios hasta nosotros, ¿cómo podemos preparar un pueblo para el regreso de Jesús de un modo diferente al de aquellos que, alrededor de la tierra, también “temen” a Dios?
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De Moisés hasta Jesús Moisés lideró al mismo pueblo que Dios le había prometido a Abraham que sería su descendencia. ¿Por qué razón este pueblo era un “especial tesoro sobre todos los pueblos” para Dios? (Éxodo 19:5) Dios escogió a ese pueblo para que continuara la proclamación de su Ley y su Gracia y Justicia. De acuerdo con Gálatas 3:3-16, ese pueblo debía preparar al mundo para la llegada del Mesías. ¿En qué modo esto se parece a nuestra misión hoy? La estrecha relación entre la Ley y la Gracia es evidente en Deuterono-mio 7:6-12, donde vemos que el pueblo de Israel primero fue redimido, y luego entonces escogió obedecer voluntariamente como respuesta.
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Desde Jesús hasta el remanente
Jesús le transmitió a su iglesia la obra de continuar la misión de proclamar su Ley y su Gracia al mundo. No obstante, ya en los primeros siglos de la historia de la iglesia, ésta fue tomada, en su mayor parte, por la apostasía, y dejó de lado a la Ley de Dios. En tiempos de la Reforma, en el siglo XVI, el mundo recuperó las verdades bíblicas, pero continuó escondido bajo las formas de religión basadas en tradiciones. Dios tiene una iglesia remanente en esta última etapa de la Historia. Sus características se encuentran en Apocalipsis 12:17; 14:12; 19:10. ¿Por qué razón el “dragón” hace guerra contra ella?
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Al crearnos, Dios nos dotó con el libre albedrío, haciéndonos seres libres y capaces de escoger obedecerlo y amarlo. Dios siempre tuvo un pueblo fiel a través de las generaciones a lo largo de los siglos, desde Adán hasta nosotros, para que proclamara su Ley, su Gracia y su Justicia (Eclesiastés 12:13-14; Apocalipsis 14:6-7). La Iglesia Adventista del Séptimo Día cree ser el último pueblo de la historia de la tierra que proclama el “evangelio eterno”, y complete la misión que viene llevándose a cabo continuamente desde Adán (Apocalipsis 14:6-12).
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Adaptación gráfica y textos en español:
Coordinación: Departamento de Escuela Sabática de la Unión Sur de Brasil Textos: Pr. Natal Gardino Pastor Asociado – Iglesia Central de Curitiba Asociación Sur del Estado de Paraná (Brasil). Programación visual: Adaptación gráfica y textos en español: Rolando Chuquimia Distribución: RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © Recursos Escuela Sabática
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