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Publicada porCasilda Poveda Modificado hace 10 años
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Miguel-A. “El ciego” 115 seg. (Nuevo Mester)
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En esta sociedad actual se utilizan los eufemismos para dar más brillo a los conceptos. En la nominación de los colectivos marcados por disminuciones físicas o psíquicas también se utilizan eufemismos. Adjetivos antes utilizados en la más completa de las normalidades, hoy han pasado a ser insultantes. Es como si a base de palabras, se quisiera insuflar una solidaridad de la que la sociedad carece. Tales eufemismos en la nominación de colectivos con discapacidad son inútiles. No pasan de ser palabrería hueca. La palabra utilizada para la designación, nunca es ofensiva si no hay intención de ofender. Nota: El autor de este archivo.pps es dicapacitado. Por ello, jamás se burlará de nadie. Este archivo únicamente pretende ser una crítica social con un poco de humor.
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Al eufemismo donde quería llegar, es la palabra invidente. En nuestro idioma, desde muchísimo antes del "Lazarillo de Tormes" hasta casi antesdeayer, durante siglos, nos hemos referido a las personas carentes del sentido de la vista como ciegos. Ahora resulta que la moda es referirse a este colectivo como invidentes, y la palabra ciego resulta despectiva. No obstante, sé de alguien que se niega a pasar por la moda. Dice que siempre será ciego, pero jamás invidente. Así lo explica: - Yo siempre seré ciego, porque tengo privación del sentido de la vista, pero no invidente, porque de forma mental puedo ver mucho más que algunas personas de las llamadas normales.
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Cuentan de un ciego que, en sus numerosos paseos por el jardín guiándose por los golpes con su bastón, había apreciado un sonido diferente en uno de los ladrillos del muro. A través del tacto se percató de que el ladrillo estaba suelto, y aunque encajaba perfectamente quedaba tras él una oquedad. Decidió esconder allí los dos mil euros de sus ahorros.
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Un vecino vio al ciego depositar el dinero, y se lo robó. Cuando el ciego echó en falta su tesoro, enseguida sospecho de su vecino, y fue a consultarle en sones halagadores: - Mira, vengo a pedirte consejo. Tengo dos mil euros escondidos en un sitio, y tengo otros dos mil ahorrados, pero no sé qué hacer con ellos. No sé si esconderlos en el mismo sitio de los anteriores, o ponerlos en un Banco. - Es mejor que los pongas con los anteriores -respondió categóricamente el vecino.
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Inmediatamente, el vecino se apresuró a poner los dos mil euros en su sitio, para que el ciego no sospechase, y con idea de robar después. El ciego recuperó su dinero, y le dijo a su vecino: ¡Compadre, veo yo más sin ojos que tú con dos!. ¡¡¡...!!!
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