La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

Domingo 22º del tiempo ordinario

Presentaciones similares


Presentación del tema: "Domingo 22º del tiempo ordinario"— Transcripción de la presentación:

1 Domingo 22º del tiempo ordinario
Ciclo A Día 28 de Agosto de 2011

2 Hoy se lee la continuación
El domingo pasado considerábamos el momento en que Jesús promete a san Pedro el primado o principal responsabilidad en la Iglesia. Ello era porque san Pedro había tenido la valentía, inspirado por Dios, de proclamar que Jesús es el Mesías. Hoy se lee la continuación

3 San Pedro, con la inspiración de Dios, había respondido: “Tu eres el Mesías”. Pero todavía tenía mucho que aprender, todavía seguía motivado por las ansias y preocupaciones materiales. Ahora, pensando como humano, cree que Mesías significa jefe material y triunfal. Por eso sucedió lo que nos cuenta el evangelio de hoy. Mt 16, 21-27

4 En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.» Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

5 Las palabras de hoy son desconcertantes
Las palabras de hoy son desconcertantes. Jesús le dice a Pedro que actúa mal, pues, al dejarse llevar por el instinto humano, le quiere apartar del verdadero mesianismo, el que quiere su Padre del cielo.

6 San Pedro, que todavía no es santo, con sus palabras hace aquí de tentador.
Y Jesús le rechaza con palabras parecidas con las que tuvo que rechazar a Satanás, tentador, en el desierto.

7 ¡Cómo le impactaría a Jesús esta increpación de Pedro que le llama “Satanás”!
Cuando las tentaciones del desierto, dice el evangelio que Satanás se retiró “hasta otra ocasión”. Ocasiones hubo muchas. Ésta de Pedro fue una de ellas. San Pedro pensaba, con buena intención, según lo que le habían enseñado, que el Mesías no debía sufrir. Pero eso no era lo que el Padre pensaba para bien nuestro.

8 No nos dejes caer en la tentación.
Nosotros también en la vida tenemos muchas tentaciones. Y es muy fácil caer en ellas: el egoísmo, el orgullo, la vanidad, la soberbia, la ambición, la comodidad. Y debemos pedirle constantemente a Dios: No nos dejes caer en la tentación.

9 La Iglesia, como organización compuesta por seres humanos, ha tenido y tiene constantes tentaciones. Muchos de los que la componen, por no estar bien aferrados a Jesucristo, han sucumbido en la tentación a través de la historia. Hoy nos enseña Jesús la manera de poder vencerlas.

10 La tentación, de suyo, no es mala
La tentación, de suyo, no es mala. Como todo, nos puede servir para el bien. Hoy la primera lectura nos presenta al profeta Jeremías en medio de una gran tentación.

11 Jeremías es el personaje del Antiguo testamento que más se parece a Jesús. Oye la llama-da de Dios desde joven y se entrega de una manera total, incluido el celibato, para poder dar una digna respuesta. Pero Dios le iba pidiendo más.

12 Y el profeta gritaba a Dios.
El profeta tenía que ir contra las instituciones de Israel, que no cumplían el propósito de Dios. Debía profetizar maldades, cuando la gente, y especialmente los jefes, querían que profetizase cosas halagüeñas. Y le hicieron la vida imposible. Y el profeta gritaba a Dios.

13 Jeremías, que siente más que nadie la responsabilidad de ser oráculo del Señor, se siente como un niño incapaz de esa gran empresa; pero nunca trata de evadir su gran responsabilidad, como hicieron otros. Confía siempre en Dios, y le expresa su situación angustiada.

14 Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreir todo el día, todos se burlaban de mi. Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia», proclamando: «Destrucción.» La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.   Jr 20, 7-9

15 “Me sedujiste”. Este “seducir” aquí es como una muchacha que ha sido seducida al mal con lisonjas. Es como si dijera a Dios: “Señor, tu me has fascinado, pero me has engañado; te has aprovechado de mí, has conseguido lo que querías y me has abandonado, exponiéndome al desprecio y la vergüenza”. Es como una terrible “noche” activa o pasiva.

16 Las tentaciones nos pueden servir para arrojarnos mejor en los brazos de Dios, que es Amor.
Las palabras “me sedujiste” son como un grito de Jeremías a ese Dios, en quien podemos siempre confiar.

17 Me sedujiste, Señor, me sedujiste. Automático

18 Eras más fuerte que yo y me venciste.

19 Por tu palabra se ríen de mi;

20 soy objeto de burlas por Ti,

21 pues tengo que gritar así:

22 Me sedujiste, Señor, me sedujiste,

23 Eras más fuerte que yo y me venciste.

24 San Pedro, a pesar de hacer las veces de tentador, tiene la delicadeza de decírselo a Jesús, no ante los demás sino aparte. Como Jesús sabe que eso mismo están pensando los demás, les quiere dar a todos una lección, no sólo a Pedro, y enseñar cómo debe actuar quien quiera seguirle de veras, que es lo mismo que ser discípulo suyo. Hacer Click

25 Jesús ya les había explicado a los apóstoles que ser Mesías era ser servidor y entregarse por amor.
Por eso “iba delante”, no sólo en lo físico, sino en la vida, en la enseñanza practicada por Él mismo.

26 Ahora les dirá concretamente cómo debe ser quien quiera seguirle
Ahora les dirá concretamente cómo debe ser quien quiera seguirle. Por eso dice: “El que quiera venirse conmigo”. No obliga bajo amenazas. Es una invitación para quien lo desee. Jesús no hace una propaganda de su doctrina, como suelen hacer los vendedores que presentan sólo la parte bonita del producto. Jesús presenta la dureza para quien quiera seguirle.

27 Algo esencial que debe hacer quien quiera seguir a Jesús es: “negarse a sí mismo”.
No es autolesionarse ni disminuir lo que somos (hijos de Dios), sino quitar lo que se nos ha ido pegando, como los vicios, y es un lastre para conseguir lo que vale. Negarse a sí mismo es poner en primer lugar la voluntad de Dios, por encima de la nuestra. Es transformar la mente para transformar la voluntad y seguir la voluntad de Dios. Para ello se requiere una verdadera conversión. También Jesús “se despojó de si mismo, tomando forma de siervo… haciéndose obediente hasta la muerte”.

28 "Que cargue con su cruz y me siga"
En esta vida todos tenemos nuestras cruces y no hay más remedio que cargarlas. La diferencia está en cargarla con egoísmo y rencores o cargarla siguiendo a Jesús, en su vida y su doctrina. Cargar la cruz siguiendo a Jesús es seguir haciendo el bien, a pesar de la cruz. Es cargarla con mucho amor y esperar un día la resurrección y la gloria con Jesús.

29 No se trata de acoger el dolor por el dolor, pues sería masoquismo
No se trata de acoger el dolor por el dolor, pues sería masoquismo. No se trata de un conformismo, porque no hay más remedio. Se trata de aceptar la cruz, porque es un bien para la humanidad y porque fue la suprema muestra de amor de Dios para con nosotros. Por la cruz nos podemos unir mejor con Jesús muriendo por amor.

30 Seguir a Jesús con la cruz, al principio cuesta y a veces bastante.
Pero luego sentiremos su mano protectora que nos ayuda, de modo que esa misma cruz se nos hace mucho más llevadera.

31 Lo bueno de seguir con la cruz a Jesús es el saber que, en cristiano, toda cruz termina en gloria, termina en resurrección.

32 “Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará”.
Parece un acertijo. Y lo es según el concepto que se tenga de “vida” y qué es lo que entienda por pérdida o ganancia. Todos deseamos la felicidad. El problema es ver en qué ponemos la felicidad, pues hay bienes pasajeros y hay bienes que perduran. Estos son los que valen, ya que tenemos anhelos de eternidad.

33 Por eso: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?”
Esta frase, meditada frecuentemente a la luz de la oración, ha hecho santos. Como san Francisco Javier escuchando estas palabras de labios de san Ignacio de Loyola. Le convirtió en un santo. Hoy Jesús nos lo dice a todos. Quizá no tengamos que es-coger entre dejar o no el mundo entero, pero sí pequeñas cosas que nos apartan de Dios. ¿Qué responderemos?

34 Todo lo que veo Tu lo has creado, Automático

35 todo lo que existe lo has hecho, Señor,

36 para que consiga vivir a tu lado

37 y darte las gracias por tu gran amor.

38 ¿Qué me importa ganar todo el mundo

39 y aunque todo lo tenga, Señor,

40 que estoy separado de tu gran amor?
si al final del camino me encuentro que estoy separado de tu gran amor?

41 ¿Qué me importa ganar todo el mundo

42 y aunque todo lo tenga, Señor,

43 si al final del camino me encuentro

44 que lo tengo todo menos tu amor?

45 Que María nos enseñe a tener TODO sin tener nada. AMÉN


Descargar ppt "Domingo 22º del tiempo ordinario"

Presentaciones similares


Anuncios Google