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Las Persecuciones Alex & Juanjo. Los Cristianos Los Cristianos Son hombres como los demás Son hombres como los demás "Los cristianos no se diferencian.

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Presentación del tema: "Las Persecuciones Alex & Juanjo. Los Cristianos Los Cristianos Son hombres como los demás Son hombres como los demás "Los cristianos no se diferencian."— Transcripción de la presentación:

1 Las Persecuciones Alex & Juanjo

2 Los Cristianos Los Cristianos Son hombres como los demás Son hombres como los demás "Los cristianos no se diferencian ni por el país donde habitan, ni por la lengua que hablan, ni por el modo de vestir. No se aíslan en sus ciudades, ni emplean lenguajes particulares: la misma vida que llevan no tiene nada de extraño. "Los cristianos no se diferencian ni por el país donde habitan, ni por la lengua que hablan, ni por el modo de vestir. No se aíslan en sus ciudades, ni emplean lenguajes particulares: la misma vida que llevan no tiene nada de extraño. Su doctrina no nace de disquisiciones de intelectuales ni tampoco siguen, como hacen tantos, un sistema filosófico, fruto del pensamiento humano. Viven en ciudades griegas o extranjeras, según los casos, y se adaptan a las tradiciones locales lo mismo en el vestir que en el comer, y dan testimonio en las cosas de cada día de una forma de vivir que, según el parecer de todos, tiene algo de extraordinario". Su doctrina no nace de disquisiciones de intelectuales ni tampoco siguen, como hacen tantos, un sistema filosófico, fruto del pensamiento humano. Viven en ciudades griegas o extranjeras, según los casos, y se adaptan a las tradiciones locales lo mismo en el vestir que en el comer, y dan testimonio en las cosas de cada día de una forma de vivir que, según el parecer de todos, tiene algo de extraordinario".

3 La primera persecución La primera persecución La primera toma de posición del Estado romano contra los cristianos se remonta al emperador Claudio (41-54 d. de J. C.). Los historiadores Suetonio y Dios Casio refieren que Claudio hizo expulsar a los judíos porque estaban continuamente en litigio entre sí por causa de cierto Arrestos. «Estaríamos ante las primeras reacciones provocadas por el mensaje cristiano en la comunidad de Roma», comenta Kart Baus. El historiador Cayo Suetonio Tranquilo (70-140 aproximadamente), funcionario imperial de alto rango bajo Trajano y Adriano, intelectual y consejero del emperador, justificará esta y las sucesivas intervenciones del Estado contra los cristianos definiéndolos «superstición nueva y maléfica»: palabras muy fuertes. Como superstición el cristianismo es puesto en conexión con la magia. Para los romanos ella es ese conjunto de prácticas irracionales que magos y hechiceros de personalidad siniestra usan para estafar a la gente ignorante, sin educación filosófica. Magia es lo irracional contra lo racional, el conocimiento vulgar contra el conocimiento filosófico. La acusación de magia (como la de locura) es un arma con la cual el Estado romano tacha y somete a control nuevos y dudosos componentes de la sociedad como el cristianismo. La primera toma de posición del Estado romano contra los cristianos se remonta al emperador Claudio (41-54 d. de J. C.). Los historiadores Suetonio y Dios Casio refieren que Claudio hizo expulsar a los judíos porque estaban continuamente en litigio entre sí por causa de cierto Arrestos. «Estaríamos ante las primeras reacciones provocadas por el mensaje cristiano en la comunidad de Roma», comenta Kart Baus. El historiador Cayo Suetonio Tranquilo (70-140 aproximadamente), funcionario imperial de alto rango bajo Trajano y Adriano, intelectual y consejero del emperador, justificará esta y las sucesivas intervenciones del Estado contra los cristianos definiéndolos «superstición nueva y maléfica»: palabras muy fuertes. Como superstición el cristianismo es puesto en conexión con la magia. Para los romanos ella es ese conjunto de prácticas irracionales que magos y hechiceros de personalidad siniestra usan para estafar a la gente ignorante, sin educación filosófica. Magia es lo irracional contra lo racional, el conocimiento vulgar contra el conocimiento filosófico. La acusación de magia (como la de locura) es un arma con la cual el Estado romano tacha y somete a control nuevos y dudosos componentes de la sociedad como el cristianismo.

4 En el siglo III, las persecuciones tomaron un nuevo cariz. En los intentos de renovación del Imperio que siguieron a la «anarquía militar» un período de peligrosa desintegración política, uno de los capítulos principales fue la restauración del culto a los dioses y al emperador, en cuanto expresión de la fidelidad de los súbditos hacia Roma y su soberano. Esta fue la razón de una nueva oleada de persecuciones, promovidas ahora por la propia autoridad imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que las precedentes. La primera de estas grandes persecuciones siguió a un edicto dado por Decio (a. 250), ordenando a todos los habitantes del Imperio que participaran personalmente en un sacrificio general, en honor de los dioses patrios. El resultado fue que, aun cuando los mártires fueron numerosos, hubo también muchos cristianos claudicantes que sacrificaron públicamente o al menos recibieron el «libelo» de haber sacrificado. La experiencia sufrida sirvió en todo caso para que los cristianos se fortalecieran y cuando, pocos años después, el emperador Valeriano (253- 260) promovió una nueva persecución, la resistencia cristiana fue mucho más firme. En el siglo III, las persecuciones tomaron un nuevo cariz. En los intentos de renovación del Imperio que siguieron a la «anarquía militar» un período de peligrosa desintegración política, uno de los capítulos principales fue la restauración del culto a los dioses y al emperador, en cuanto expresión de la fidelidad de los súbditos hacia Roma y su soberano. Esta fue la razón de una nueva oleada de persecuciones, promovidas ahora por la propia autoridad imperial y que tuvieron un alcance mucho más amplio que las precedentes. La primera de estas grandes persecuciones siguió a un edicto dado por Decio (a. 250), ordenando a todos los habitantes del Imperio que participaran personalmente en un sacrificio general, en honor de los dioses patrios. El resultado fue que, aun cuando los mártires fueron numerosos, hubo también muchos cristianos claudicantes que sacrificaron públicamente o al menos recibieron el «libelo» de haber sacrificado. La experiencia sufrida sirvió en todo caso para que los cristianos se fortalecieran y cuando, pocos años después, el emperador Valeriano (253- 260) promovió una nueva persecución, la resistencia cristiana fue mucho más firme. Transcurso Transcurso

5 Grandes persecuciones Grandes persecuciones La mayor persecución fue sin duda la última, que tuvo lugar a comienzos del siglo IV. Cuatro edictos contra los cristianos fueron promulgados entre febrero del año 303 y marzo del 304, con el designio de terminar de una vez para siempre con el Cristianismo y la Iglesia. La persecución fue muy violenta e hizo muchos mártires en la mayoría de las provincias del Imperio. La libertad le llegó al Cristianismo y a la Iglesia cuando apenas se habían extinguido los ecos de la última gran persecución. Fue justamente Galerio, principal instigador de aquella última persecución formal, el primero en sacar consecuencias prácticas de su rotundo fracaso. El edicto de Galerio, ya emperador, dado en el año 311, no concedía a los cristianos plena libertad religiosa, sino tan sólo una cautelosa tolerancia. El Cristianismo dejaba de ser una «superstición ilícita» y adquiría carta de ciudadanía. La mayor persecución fue sin duda la última, que tuvo lugar a comienzos del siglo IV. Cuatro edictos contra los cristianos fueron promulgados entre febrero del año 303 y marzo del 304, con el designio de terminar de una vez para siempre con el Cristianismo y la Iglesia. La persecución fue muy violenta e hizo muchos mártires en la mayoría de las provincias del Imperio. La libertad le llegó al Cristianismo y a la Iglesia cuando apenas se habían extinguido los ecos de la última gran persecución. Fue justamente Galerio, principal instigador de aquella última persecución formal, el primero en sacar consecuencias prácticas de su rotundo fracaso. El edicto de Galerio, ya emperador, dado en el año 311, no concedía a los cristianos plena libertad religiosa, sino tan sólo una cautelosa tolerancia. El Cristianismo dejaba de ser una «superstición ilícita» y adquiría carta de ciudadanía.

6 Al final Al final El tránsito de la tolerancia a la libertad religiosa se produjo con suma rapidez y su autor principal fue el emperador Constantino. A principios del año 313, los emperadores Constantino y Licinio otorgaron el llamado «Edicto de Milán». La legislación discriminatoria en contra de los cristianos quedaba abolida, y la Iglesia, reconocida por el poder civil, recuperaba los lugares de culto y propiedades de que hubiera sido despojada. El emperador Constantino se convertía así en el instaurador de la libertad religiosa en el mundo antiguo. La orientación pro-cristiana de Constantino se hizo cada vez más patente. Fueron desautorizadas las prácticas paganas cruentas o inmorales y se prohibió a los magistrados participar en los tradicionales sacrificios de culto. Los principios morales del Evangelio inspiraron de modo progresivo la legislación civil, dando así origen al llamado derecho romano-cristiano. El avance del Cristianismo no se interrumpió tras la muerte de Constantino, si se exceptúa el frustrado intento de restauración pagana por Juliano el Apóstata. Los demás emperadores incluso aquellos que simpatizaron con la herejía arriana fueron resueltamente contrarios al paganismo. El tránsito de la tolerancia a la libertad religiosa se produjo con suma rapidez y su autor principal fue el emperador Constantino. A principios del año 313, los emperadores Constantino y Licinio otorgaron el llamado «Edicto de Milán». La legislación discriminatoria en contra de los cristianos quedaba abolida, y la Iglesia, reconocida por el poder civil, recuperaba los lugares de culto y propiedades de que hubiera sido despojada. El emperador Constantino se convertía así en el instaurador de la libertad religiosa en el mundo antiguo. La orientación pro-cristiana de Constantino se hizo cada vez más patente. Fueron desautorizadas las prácticas paganas cruentas o inmorales y se prohibió a los magistrados participar en los tradicionales sacrificios de culto. Los principios morales del Evangelio inspiraron de modo progresivo la legislación civil, dando así origen al llamado derecho romano-cristiano. El avance del Cristianismo no se interrumpió tras la muerte de Constantino, si se exceptúa el frustrado intento de restauración pagana por Juliano el Apóstata. Los demás emperadores incluso aquellos que simpatizaron con la herejía arriana fueron resueltamente contrarios al paganismo.

7 Las últimas persecuciones Las últimas persecuciones La revolución profunda Las últimas persecuciones sistemáticas del tercero y cuarto siglo habían resultado ineficaces como las esporádicas del primero y segundo siglo. La limpieza étnica invocada y sostenida por los intelectuales grecorromanos no se había llevado a cabo. ¿Por qué? Porque las acusaciones indignadas de Celso («juntando gente ignorante, que pertenece a la población más vil, los cristianos desprecian los honores y la púrpura, y llegan hasta llamarse indistintamente hermanos y hermanas») habían resultado a la larga el mejor elogio de los cristianos. El llamamiento a la dignidad de cada persona, aun la más humilde, y a la igualdad frente a Dios (la punta más revolucionaria del mensaje cristiano) había hecho silenciosamente su camino en la conciencia de tantas personas y de tantos pueblos, a quienes los romanos habían relegado a una posición miserable de esclavos por nacimiento y de basura humana. La revolución profunda Las últimas persecuciones sistemáticas del tercero y cuarto siglo habían resultado ineficaces como las esporádicas del primero y segundo siglo. La limpieza étnica invocada y sostenida por los intelectuales grecorromanos no se había llevado a cabo. ¿Por qué? Porque las acusaciones indignadas de Celso («juntando gente ignorante, que pertenece a la población más vil, los cristianos desprecian los honores y la púrpura, y llegan hasta llamarse indistintamente hermanos y hermanas») habían resultado a la larga el mejor elogio de los cristianos. El llamamiento a la dignidad de cada persona, aun la más humilde, y a la igualdad frente a Dios (la punta más revolucionaria del mensaje cristiano) había hecho silenciosamente su camino en la conciencia de tantas personas y de tantos pueblos, a quienes los romanos habían relegado a una posición miserable de esclavos por nacimiento y de basura humana.


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