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Viernes Santo Is 52,13-53,12: Él fue traspasado por nuestras rebeliones. Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Hb 4,14-16;

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2 Viernes Santo Is 52,13-53,12: Él fue traspasado por nuestras rebeliones. Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Hb 4,14-16; 5,7-9: Aprendió a obedecer y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación. Jn 18,1-19,42: Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Lectio divina del Salmo dominical

3 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

4 A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.

5 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

6 Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle, y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.

7 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

8 Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen.

9 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

10 Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

11 Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

12 Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… SALMO 30 (31) [ 1 Del maestro de coro. Salmo. De David.] 2 A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, 3 inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, 4 sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: 5 sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. 6 A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás; 7 tú aborreces a los que veneran ídolos inertes, pero yo confío en el Señor; 8 tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro; 9 no me has entregado en manos del enemigo, has puesto mis pies en un camino ancho. 10 Piedad, Señor, que estoy en peligro: se consumen de dolor mis ojos, mi garganta y mis entrañas. 11 Mi vida se gasta en el dolor; mis años en los gemidos; mi vigor decae con las penas, mis huesos se consumen.

13 12 Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de mí. 13 Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. 14 Oigo el cuchicheo de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida. 15 Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» 16 En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen; 17 haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. [ 18 Señor, que no fracase por haberte invocado; que fracasen los malvados y bajen mudos al Abismo; 19 queden mudos los labios mentirosos que profieren insolencias contra el justo con soberbia y desprecio.] 20 Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos. 21 En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas; los ocultas en tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras. 22 Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia en la ciudad amurallada. 23 Yo decía en mi ansiedad: «Me has arrojado de tu vista»; pero tú escuchaste mi voz suplicante cuando yo te gritaba. 24 Amad al Señor, fieles suyos; el Señor guarda a sus leales, y a los soberbios les paga con creces. 25 Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor. Si quieres escuchar el original hebreo pincha aquí. Si quieres escuchar el original hebreo pincha aquí.

14 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

15 Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Salmo 30: súplica confiada y acción de gracias. Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Dentro del primer libro, los salmos 3-31 constituyen la 1ª Colección de David. David es el protagonista de estos salmos y todos traen su nombre en el título (aunque esto no quiere decir que los haya escrito él). Toda esta colección está organizada en 4 septenarios que corresponden a 14+14. Para los hebreos el nº 14 es el equivalente numérico de las letras de la palabra “David.” El Salmo 30 se encuentra en el cuarto septenario (salmos 25-31).

16 Este Salmo es una súplica individual en el que se entrecruzan elementos de acción de gracias. Esto hace que sea difícil saber si la acción de gracias se refiere a otra liberación precedente, que funda la confianza actual del salmista, o si es la convicción del salmista de haber sido ya escuchado por el Señor. VV. 2-9: En primer lugar, un hombre acusado y perseguido injustamente se pone en las manos de Dios (v. 6) y le ruega que lo salve mediante siete peticiones: “sálvame”, “inclina el oído”, “ven de prisa”, “sé Tú mi Roca”, “sácame”, “guíame”, “rescátame”. VV: 10-19: se entremezcla la súplica confiada del salmista con la descripción de sus sufrimientos a manos de sus enemigos, y el deseo de que el Señor cambie el destino de ambas partes. VV. 20-25: el salmista expresa su acción de gracias y reconocimiento al Señor, por haber experimentado la protección divina y verse libre de peligro. Lectio ¿Qué dice el texto?

17 Este salmo que Lucas pone en labios de Jesús agonizante en la Cruz nos da la clave de este día: confianza en el Padre. Él hará brillar la Luz de su Rostro sobre su Hijo muy amado, lo resucitará al tercer día y nos hará conocer que su muerte tuvo sentido, que fue una muerte vicaria a favor nuestro, tal como nos lo relata el Cuarto Cántico del Siervo del Señor que proclamamos en la 1ª lectura. Desde esta perspectiva la Cruz se nos revela como trono de gloria tal como nos lo muestra Juan en el relato de la Pasión. Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo.

18 Miremos a María, nadie como Ella vivió la muerte de su Hijo, y nadie como Ella fue fuerte y valiente de corazón para permanecer al pie de la Cruz, y esperar en silencio la salvación de Dios. Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo.

19 ¡Oh, soledad, donde se unen los dos misterios: el de la iniquidad y el de la piedad divina! Donde Jesús deposita todo el pecado del mundo en el amor de Dios, sin medida. La muerte se apodera de la Vida, los hombres crucifican a su Dios, la Gloria es ultrajada, la Verdad por la mentira es sofocada… El misterio de iniquidad crece y se cree que ha ganado la partida… Pero lo débil de Dios es más fuerte que los hombres, la gracia vale más que la vida, la carne de Cristo exánime, plena del Espíritu estalla a los tres días rebosante de Luz, Amor y Vida. ¡Oh, soledad, donde se unen los dos misterios: el de la iniquidad y el de la piedad divina! Donde Jesús deposita todo el pecado del mundo en el amor de Dios, sin medida. Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo?

20 “Si entregar el espíritu es lo mismo que morir, no hay que darle vueltas a lo que se dice aquí: que exhaló su espíritu. Ahora bien, como la muerte no es otra cosa que la separación del alma y el cuerpo, examinemos si morir sin más es una cosa, y otra encomendar el espíritu en las manos de Dios. Morir es cosa de todo hombre, clamar con una fuerte voz y exhalar de ese modo el espíritu, que es encomendar el espíritu en las manos de Dios, no lo hacen más que los santos, que se prepararon para Dios con las buenas obras, como Cristo, de modo que al dejar el mundo puedan confiadamente encomendarse en las manos de Dios. Por tanto, si entendemos esto, démonos prisa en cambiar nuestra vida, para que también nosotros en la hora de nuestra muerte podamos inclinar la cabeza y entregar el espíritu como Jesús, que inclinó la cabeza y murió como descansando en el seno del Padre.” (O RÍGENES, Serie de Comentarios al Evangelio de Mateo, 138)O RÍGENES Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…

21 Permaneceré adorando al pie de la Cruz, y esperaré en silencio la salvación de Dios. Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”…


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