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El Cuerpo Y la Sangre... de Jesús. Texto: Juan 6, 51-58. Comentarios y presentación: M. Asun Gutiérrez. Música: Pachelbel. Canon.

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2 El Cuerpo Y la Sangre... de Jesús. Texto: Juan 6, 51-58. Comentarios y presentación: M. Asun Gutiérrez. Música: Pachelbel. Canon.

3 51 Jesús añadió: –Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo. Jesús dice que él es pan, no dice que el pan es él. Jesús se identifica con el alimento –pan- que Dios da a la humanidad -bajado del cielo- y que es preciso comer -asimilar– mediante la fe: escucharlo, aceptarlo, acogerlo, compenetrarse con su palabra y sus sentimientos, para tener ya vida eterna. Jesús da su carne, toda su persona. ¿Qué doy para que haya alegría, alimento, solidaridad, vida…, en el mundo?

4 52 Esto suscitó una fuerte discusión entre los judíos, los cuales se preguntaban: –¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús habla de comer su carne y de beber su sangre, algo insólito y abominable para la mentalidad bíblica. Cuando se sacrificaba una víctima en el templo, la sangre era derramada sobre el altar, jamás bebida. Las discusiones, los rechazos y los escándalos son la consecuencia de tomar al pie de la letra las palabras de Jesús, falseando y reduciendo su auténtico sentido. Lo realmente importante es que el Dios de Jesús no es un Dios lejano y misterioso, a quien hay que aplacar ofreciéndole sacrificios, inciensos y ritos. El Dios de Jesús, nuestro Dios, es cercano, se hace presente y se ofrece en las realidades cotidianas de nuestra vida, se pone al alcance de nuestras manos, de nuestros labios, de nuestros sentidos: tocad, gustad, oíd, comed, bebed, sentid…Curiosamente, en la explicación que Jesús da a los judíos repite las expresiones que les han enfadado tanto.

5 53 Jesús les dijo: –Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. 55 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El pan que se parte y comparte resume el sentido de la vida de Jesús: una vida entregada, una vida para l@s demás. Según la visión bíblica la “carne” designa a la persona entera en su condición mortal. La invitación es a seguirle: abrir los brazos a l@s herman@s, sanar, acoger, liberar, alimentar, compartir, no excluir ni excomulgar a nadie, estar dispuest@s a lavar los pies y a hacernos pan, vino, luz, paz, contagiar esperanza... Ésa es la auténtica vida. Eso es vivir resucitad@s. Como hace Jesús y como nos recomienda hacer en memoria suya.

6 56 El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. 57 El Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también, el que me coma vivirá por mí. Compartir la mesa es el gran símbolo de la convivencia, de la solidaridad, de la inclusión. Los banquetes son la mejor metáfora del Reino. Durante su vida Jesús aprovechó el momento de las comidas para transmitir sus enseñanzas: su concepción del Reino, el modo de actuar de quienes quieran seguirle, su imagen del Padre. Todo lo necesario para darnos vida, para que demos vida, para hacernos partícipes de su vida. Para que seamos alimento y aliento para l@s demás. En primer lugar para las personas que no tienen, por la injusticia e insolidaridad, el alimento ni las condiciones necesarias para una vida digna y feliz. “Alimenta al que se muere de hambre, porque si no lo alimentas lo matas”. Vaticano II - G.S. 69

7 57 El Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también, el que me coma vivirá por mí. Jesús nos ofrece vida en plenitud, una vida que se mide con el termómetro de la libertad y el amor. Una vida alegre y esperanzada, siempre en crecimiento. Jesús comunica vida cuando cura, cuando acoge, cuando escucha, cuando come, cuando mira... Lo nuestro es seguir su ejemplo, hacer partícipes y comunicar esa vida a l@s demás. Es el momento de hacer vida el mensaje y la recomendación de Jesús. Vivir por él y como él, identificándonos con su mentalidad, sus preferencias, sus opciones, su manera de actuar, para ir construyendo un mundo más justo, más solidario, más humano, más evangélico, donde las personas vivan con dignidad y sean felices. Se trata de vivir y contagiar la fascinación de un estilo de vida como el suyo.

8 58 Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron; pero el que coma de este pan, vivirá para siempre. A pesar de haber comido el maná, “ los padres murieron ” ; este alimento -la ley- resultó ineficaz para comunicar vida. El pan del cielo que es Jesús suprime para siempre la muerte para quienes comen –creen- de él. “ Quien escucha y hace vida mi palabra, ha pasado de la muerte a la vida ”.

9 Éste es mi cuerpo. Mi cuerpo triunfante en vuestros cuerpos gloriosos. Mi cuerpo maltratado en vuestros cuerpos torturados. Mi cuerpo vigoroso en vuestros cuerpos lozanos. Mi cuerpo deteriorado en vuestros cuerpos achacosos. Éste es mi cuerpo. Ésta es mi sangre. Mi sangre pujante en vuestra sangre vehemente. Mi sangre vertida en vuestra sangre derramada. Mi sangre vivificante en vuestra sangre renovada. Mi sangre ofendida en vuestra sangre despreciada. Mi cuerpo es pan: una hogaza de pan bendito. Un cuerpo de harina de otro costal. Mi sangre es vino: una sangre escanciada como vino generoso. Reserva especial. Ése es mi cuerpo. Ésa es mi sangre.


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