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Ciclo A Domingo XX del Tiempo Ordinario «Mujer, qué grande es tu fe»

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Presentación del tema: "Ciclo A Domingo XX del Tiempo Ordinario «Mujer, qué grande es tu fe»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo A Domingo XX del Tiempo Ordinario «Mujer, qué grande es tu fe»

3 1 Visión que tuvo Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén, en tiempos de Ozías, de Jotam, de Ajaz y de Ezequías, reyes de Judá. 6 De la planta de los pies a la cabeza, no hay nada intacto: ¡Heridas, contusiones, llagas vivas, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite! 7 Su país es una desolación, sus ciudades, presa del fuego; su suelo, delante de ustedes, lo devoran extranjeros. ¡Hay tanta desolación como en el desastre de Sodoma! 8 La hija de Sión ha quedado como una choza en un viñedo, como una cabaña en una plantación de pepinos, como una ciudad sitiada. Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura - Isaías 56, 1.6-8

4 «A los extranjeros los traeré a mi monte santo» El llamamiento de Dios a la salvación es universal. El Segundo Isaías respira universalismo. También los no israelitas, temerosos de Dios y guardadores de sus preceptos, pueden tener parte en la bendición de Dios a su pueblo. Los términos «sábado», «monte santo», «templo», «altar» hacen pensar en un tiempo posterior al destierro. Dios ofrece su amistad a todos.

5 Participación en el culto consiste en estrechar los lazos amistosos con Dios. El Templo, por tanto, se concibe como casa de oración. A todos los que muestren buena voluntad y estén dispuestos a cumplir sus mandamientos. Se les abrirán las puertas del Santo Templo, y la asamblea litúrgica los acogerá en su seno.

6 Grande es el Señor, que abre sus oídos sin distinción de raza ni condición social. Único requisito es practicar la justicia. Esa actitud fundamental del hombre que reverencia a Dios como Señor y respeta a los demás como prójimos.

7 2 El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, 3 para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. 5 Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. 6 Que los pueblos te den gracias, oh Dios, que todos los pueblos te den gracias. 8 Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. Salmo 67(66) 2-3.5.6.8

8 «Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben» Salmo de súplica, de aire jubiloso: El Señor… nos bendiga. La bendición de Dios abarca todo; a todo responde. El júbilo la expande a toda la tierra: que toda la tierra sienta y guste la bendición de Dios. Como eco, suba la bendición y alabanza de toda la tierra. Ahí estamos nosotros: recibimos y damos la bendición. Dios bendito en todas las cosas y las cosas benditas en Dios.

9 13 A ustedes, que son de origen pagano, les aseguro que en mi condición de Apóstol de los paganos, hago honor a mi ministerio 14 provocando los celos de mis hermanos de raza, con la esperanza de salvar a algunos de ellos. 15 Porque si la exclusión de Israel trajo consigo la reconciliación del mundo, su reintegración, ¿no será un retorno a la vida? 29 Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables. 30 En efecto, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia. 31 De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ellos también alcancen misericordia. 32 Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura - Rm 11, 13-15.29-32

10 «Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel» A Pablo le preocupa la suerte de su pueblo y nos enfrenta con el misterio de Dios. Dios Salvador, Dios recreador de la humanidad, Dios bueno y misericordioso, el Dios de las promesas pero su pueblo se aparta de Dios.

11 El pueblo de Israel, por prejuicios o pasiones humanas, se niega a entrar en la recreación de la humanidad en Cristo. Con todo, es un misterio y hay que aceptarlo. La salvación viene a todos por Cristo. La fe en él es el medio que ofrece Dios al mundo entero: ya gentil, ya judío. La mano que Dios, bondadoso, que extendía al pueblo judío se ha alargado, ahora, a los pobres y maltrechos que yacían en los caminos fuera de la ciudad. Y muchos de ellos han venido y han llenado la sala de la Fiesta. Ha sido una obra de misericordia de Dios.

12 Israel volverá con ocasión de la misericordia concedida a los gentiles. ¿qué duda cabe que a través de los últimos alcanzarán misericordia los primeros? La Obra es de Dios. Sólo la obediencia en Cristo puede alcanzar la misericordia. La reprobación de Israel, su negativa a entrar en el Reino, ha tenido como consecuencia la entrada de los gentiles. El Dios Misericordioso ha extendido su Misericordia al pueblo gentil.

13 21 Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». 23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». 24 Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel». 25 Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». 26 Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros». 27 Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!». 28 Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada. Lectura del Santo Evangelio - Mt 15, 21-28 Palabra de DiosGloria a Ti, Señor Jesús

14 «Mujer, qué grande es tu fe» En el Evangelio de este Domingo vemos al Señor en la región de Tiro y Sidón, era ciudades paganas ubicadas en la costa del mar Mediterráneo, al norte de Israel, es decir, fuera de Israel. Cuando está por aquellas tierras paganas, se le acerca “una mujer cananea”. Los cananeos eran paganos, y eran nominados por los judíos “perros” puesto que no pertenecía a Israel.

15 La mujer califica a Jesús de “Señor”, así como también de “Hijo de David”. Llamándolo así esta mujer pagana reconoce en Jesús al Cristo, el Mesías prometido por Dios a Israel. Esta mujer pagana, tiene la gran osadía de dirigirse al Señor para gritarle: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo”. La fama del Señor había trascendido, llegando “a toda Siria”, de donde provenía esta mujer.

16 El Señor le responde: “No está bien echar a los perritos el pan de los hijos”. Con “el pan de los hijos” el Señor se refiere al don del Reino de Dios y de su salvación, reservado a los israelitas. A pesar de los gritos de la mujer que le suplica piedad, el Señor sigue su marcha. Nada responde pero la mujer insiste en sus gritos y súplicas, sin desalentarse, sin cansarse, hasta el punto de que los discípulos, interceden por ella ante el Señor: “Atiéndela, que viene detrás gritando”.

17 Por su humildad abre para ella y para su hija las fuentes de la salvación. A causa de su fe en el Hijo de David, alcanza lo que pide suplicante: la curación de su hija. La mujer cananea reconoce y acepta con humildad que Israel es el único destinatario de los bienes mesiánicos, pero en su condición de pagana pide al menos beneficiarse de las “migajas” de esos bienes.

18 Mas dentro de los designios divinos estaba que sus discípulos anunciasen el Evangelio y comunicasen la vida nueva por Él traída a todos los seres humanos, sin distinción alguna (Mt 28,19-20). El Señor Jesús, mientras peregrinó en nuestro suelo, se mantuvo fiel al encargo recibido del Padre: dirigirse sólo a las ovejas descarriadas de Israel.

19 La mujer cananea aparece como una primicia de la misión apostólica extendida a los paganos. Por su fe ella llega a hacerse partícipe del don de la Reconciliación.

20 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

21 ¿ME LO CONCEDES, SEÑOR? Un deseo para mi vida: creer sin desfallecer Un deseo para mi gente: que te quieran como yo te quiero Un deseo para mis enemigos: que podamos darnos la mano ¿ME LO CONCEDES, SEÑOR? Un deseo para mi cuerpo, que sea fuerte y con mi voz y mi garganta, con mi corazón y mis manos con mis pies y todo mi ser… te pueda seguir dando gloria. ¿ME LO CONCEDES, SEÑOR? Un deseo para mi alma, que el maligno no habite en ella Un deseo para mis días, que no busque lo que no me corresponda Un deseo para mi Iglesia, que nunca se canse de mirar hacia Ti Un deseo para mis ojos, que sepan descubrirte en todo y sobre todo ¿ME LO CONCEDES, SEÑOR? Un deseo para mi pobre oración, que sea sincera y no interesada Un deseo para mi caridad, que sea grande y no una farsa Un deseo para mi esperanza, que espere y nunca te deje de lado ¿ME LO CONCEDES, SEÑOR? Oración: P. Javier Leoz

22 Los archivos del mes los puedes descargar en: http://siembraconmigo.blogspot.com Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a: siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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