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En un reino encantado al que los hombres y las mujeres nunca pueden llegar, o quizás donde las mujeres y los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...

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Presentación del tema: "En un reino encantado al que los hombres y las mujeres nunca pueden llegar, o quizás donde las mujeres y los hombres transitan eternamente sin darse cuenta..."— Transcripción de la presentación:

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2 En un reino encantado al que los hombres y las mujeres nunca pueden llegar, o quizás donde las mujeres y los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas... había una vez una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores y donde miles de verdes y rojos y amarillos se reflejaban permanentemente... Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

3 Las dos se quitaron sus vestimentas.. y desnudas las dos… entraron al agua. La furia, de prisa (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del estanque.... Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró, que resultó no ser la suya, sino la de la tristeza... Y así vestida de tristeza, la furia desapareció en el bosque.

4 Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del agua Ya en la orilla se encontró con que su ropa no estaba donde ella la había dejado. Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que, sin otra forma de ocultar su desnudez, se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de “la furia.”

5 Cuentan que desde entonces, cuando uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, hiriente y enfadada… debe tomarse el tiempo de mirar bien, porque podríamos descubrir que esta ira y enojo que vemos sea tan sólo un disfraz. Si así sucede, atención, porque detrás del disfraz de la furia, en realidad... siempre está escondida “la tristeza.”.

6 Así nos sucede a todos. Avasallados por un dolor que nos inunda o resistentes a una impotencia inaceptable, decidimos cambiar sin ser concientes de lo que hacemos nuestro dolor por el enojo. Seguramente pensamos que manejaremos mejor a éste que a aquel. Nos enojamos con la muerte de un ser querido. Nos ponemos furiosos con la infidelidad del ser amado. Conectamos con la ira cuando las cosas públicas no terminan de acomodarse. Reprochamos enojados a nuestro mejor amigo que nos tiene un poco olvidados. Nos irritamos porque algo bueno… se termina.

7 Detrás de todas estas reacciones una emoción más auténtica nos invade. Nos duele, nos apena y nos lastima: La tristeza.

8 Hoy proponemos dejar de escondernos para siempre detrás de nuestra furia. Proponemos llorar en vez de gritar, si es llorar lo que quiero. Proponemos poner en palabras lo que siente en lugar de dañar a los que quiere para tapar su dolor. Proponemos no romper afuera para intentar ocultar lo que se ha roto adentro.

9 No es un camino fácil ni placentero pero es, sin lugar a dudas, el camino más corto a nuestro desarrollo como personas y a la conquista del mayor de los desafíos, animarnos a ser auténticamente quienes somos. Por: Jorge Bucay Con cariño, Betty


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