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La novela realista y naturalista del siglo XIX

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Presentación del tema: "La novela realista y naturalista del siglo XIX"— Transcripción de la presentación:

1 La novela realista y naturalista del siglo XIX
PÁGS. 184, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218.

2 La literatura realista
índice Contexto histórico La literatura realista Rasgos de la novela El Naturalismo Autores

3 CONTEXTO HISTÓRICO 2ª ½ s. XIX. Revolución industrial.
Burguesía poderosa: conservadora y progresista Nueva clase social: Proletariado Tensiones:: urgen las ideologías revolucionarias, (socialismo, anarquismo, etc.) Gobiernos absolutistas conservadores. En España: - Isabel II: guerras carlistas - 1868: Rev. La Gloriosa I República - 1875: Restauración monárquica: Alfonso XII

4 LA LITERATURA: PRETENDE SER FIEL TRANSCRIPCIÓN DE LA REALIDAD
Cientifismo: Observación Explicación Experimentación. Denuncia social Psicologismo: interés por la conducta humana Existencialismo: ser humano y sociedad Sencillez: precisión y claridad. Una investigación, 1897. Joaquín Sorolla

5 Orígenes: evolución del Romanticimo, desde el costumbrismo
Con intención crítica. Con eliminación de: -lo fantástico - lo sentimental - la visión heroica del pasado. La sociedad se convierte en materia novelable

6 RASGOS NOVELA Verosimilitud en argumentos.
Protagonista: la sociedad y/o mujer Descripciones exhaustivas Importante influencia del desarrollo de la fotografía Fiel reproducción de distintos registros El fotógrafo Christian Frazen. Joaquín Sorolla

7 Nuevas técnicas narrativas: narrador omnisciente
caracterización de personajes: lucha contra las normas el monólogo interior estilo indirecto libre Ironía Aparente objetividad, pero intervención del autor ¡¡Otra Margarita!! Joaquín Sorolla

8 Temas: El mundo rural El mundo urbano Historia Política
Conflictos existenciales Locura Amor Sociedad Falsedad Soledad Y aún dicen que el pescado es caro. Joaquín Sorolla

9 NATURALISMO Determinismo: (Taine) Personajes: Ambientes míseros
Herencia genética Entorno social Momento histórico Personajes: Obreros Marginados Defectos físicos Ambientes míseros Novela por entregas: el folletín. Fuerte polémica: (Francia)Emile Zola: Germinal, Nana, La taberna... Triste herencia. Joaquín Sorolla atch?NR=1&v=XFs0LCn W-lM&feature=endscreen

10 Autores burgueses: Separación: Desde la burguesía Para la burguesía
Contra la burguesía Separación: Autores conservadores Autores progresistas: espíritu más crítico, ideas políticamente más extremas (socialismo, etc)‏

11 AUTORES BENITO PÉREZ GALDÓS LEOPOLDO ALAS (CLARÍN)‏ OTROS: Cecilia Bölh de Faber Juan Valera Emilia Pardo Bazán

12 Gustav Flaubert: Madame Bovary Fedor Dostoievsk EL jugador
AUTORES EN EUROPA Sobre mujeres Gustav Flaubert: Madame Bovary El primo Basilio Eça de Queirós: Anna Kareninna Leon Tolstoi: Otros Fedor Dostoievsk EL jugador Guerra y Paz Charles Dickens Oliver Twist, Tiempos difíciles

13 Autores: Benito Pérez Galdós
Estilo: Lenguaje popular Humor Ironía Diálogo Personajes: clase media. Burguesía Ambientación: Madrid Temas: políticaa igualdad, caridad...

14 obras Episodios Nacionales Documentación exhaustiva
Metáforas del presente Historia de España Pasado reciente Trafalgar ( )‏

15 Novelas Novelas de tesis Contemporáneas Maniqueísmo en los personajes
Contra la intolerancia y el dogmatismo Doña Perfecta Marianela Contemporáneas Burguesía estéril Individuo- sociedad Fortunata y Jacinta OTDM8 Novelas

16 Fortunata y Jacinta Burguesía: explotadora, aburrida, incapaz de crear vida, terminan juntos Juanito Santa Cruz Jacinta Fortunata Pueblo: fértil, natural, lleno de vida. Termina muerta Las dos familias, relaciones comercialse, amigos bien intencionados, la revolución Gloriosa de 1868……

17 Se puso el sol. Tras el breve crepúsculo vino tranquila y oscura la noche, en cuyo negro seno murieron poco a poco los últimos rumores de la tierra soñolienta, y el viajero siguió adelante en su camino, apresurando su paso a medida que avanzaba la noche. Iba por angosta vereda, de esas que sobre el césped traza el constante pisar de hombres y brutos, y subía sin cansancio por un cerro en cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guinderos hayas y robles. Era un hombre de mediana edad, de complexión recia, buena talla, ancho de espaldas, resuelto de ademanes, firme de andadura, basto de facciones, de mirar osado y vivo, ligero a pesar de su regular obesidad, y (dígase de una vez aunque sea prematuro) excelente persona por doquiera que se le mirara. Vestía el traje propio de los señores acomodados que viajan en verano, con el redondo sombrerete, que debe a su fealdad el nombre de hongo, gemelos de campo pendientes de una correa, y grueso bastón que, entre paso y paso, le servía para apalear las zarzas cuando extendían sus ramas llenas de afiladas uñas para atraparle la ropa. Detúvose, y mirando a todo el círculo del horizonte, parecía impaciente y desasosegado. Sin duda no tenía gran confianza en la exactitud de su itinerario y aguardaba el paso de algún aldeano que le diese buenos informes topográficos para llegar pronto y derechamente a su destino. (Marianela, Benito Pérez Galdós)‏

18 Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, Juanito la vio abierta y, lo que es natural, miró hacia dentro, pues todos los accidentes de aquel recinto despertaban en sumo grado su curiosidad. Pensó no ver nada y vio algo que de pronto le impresionó, una mujer bonita, joven, alta... Parecía estar en acecho, movida de una curiosidad semejante a la de Santa Cruz, deseando saber quién demonios subía a tales horas por aquella endiablada escalera. La moza tenía pañuelo azul claro por la cabeza y un mantón sobre los hombros, y en el momento de ver al Delfín, se infló con él, quiero decir, que hizo ese característico arqueo de brazos y alzamiento de hombros con que las madrileñas del pueblo se agasajan dentro del mantón, movimiento que les da cierta semejanza con una gallina que esponja su plumaje y se ahueca para volver luego a su volumen natural. Juanito no pecaba de corto, y al ver a la chica y observar lo linda que era y lo bien calzada que estaba, diéronle ganas de tomarse confianzas con ella. Fortunata y Jacinta, Benito Pérez Galdós

19 Novelas Idealistas Personajes quijotescos Tendencia al pesimismo
Idealismo- materialismo Finales frustrantes Tristanahttp:// atch?v=UOPh41fRkRk

20 Leopoldo Alas (Clarín) 1852-1901
La Regentahttp:// Importantes descripciones de ambientes Profundización en la psicología de los personajes. Nuevas técnicas: fluir de recuerdos Ts: hipocresía, crueldad y falsedad.

21 SOCIEDAD DE OVIEDO, ABURRIDA Y COTILLA
LA REGENTA Religión: Fermín de Pas El Regente La Regenta: Ana Ozores Seducción:Álvaro Mesía SOCIEDAD DE OVIEDO, ABURRIDA Y COTILLA

22 " En efecto, su tez blanca tenía los reflejos del estuco
" En efecto, su tez blanca tenía los reflejos del estuco. En los pómulos, un tanto avanzados, bastante para dar energía y expresión característica al rostro, sin afearlo, había un ligero encarnado que a veces tiraba al color del alzacuello y de las medias. No era pintura, ni el color de la salud, ni pregonero del alcohol; era el rojo que brota en las mejillas al calor de palabras de amor o de vergüenza que se pronuncian cerca de ellas, palabras que parecen imanes que atraen el hierro de la sangre. Esta especie de congestión también la causa el orgasmo de pensamientos del mismo estilo: En los ojos del Magistral, verdes, con pintas que parecían polvo de rapé, lo más notable era la suavidad de liquen; pero en ocasiones, de en medio de aquella crasitud pegajosa salía un resplandor punzante, que era una sorpresa desagradable, como una aguja en una almohada de plumas. Aquella mirada la resistían pocos; a unos les daba miedo, a otros asco; pero cuando algún audaz la sufría, el Magistral la humillaba cubriéndola con el telón carnoso de unos párpados anchos, gruesos, insignificantes, como es siempre la carne informe. La nariz larga, recta, sin corrección ni dignidad, también era sobrada de carne hacia el extremo y se inclinaban como árbol bajo el peso de excesivo fruto. Aquella nariz era la obra muerta en aquel rostro todo expresión, aunque estricto en griego, porque no era fácil leer y traducir lo que el Magistral sentía y pensaba. Los labios, largos y delgados, finos, pálidos, parecían obligados a vivir comprimidos por la barba, que tendía a subir, amenazando para la vejez, aún lejana, entablar relaciones con la punta de la nariz claudicante. Por entonces no daba al rostro este defecto apariencia de vejez, sino expresión de prudencia de la que toca en cobarde hipocresía y anuncia frío y calculador egoísmo. Podía asegurarse que aquellos labios guardaban como un tesoro la mejor palabra, la que jamás se pronuncia. (La Regenta)


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