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LAS MADRES, NO MUEREN Visite:

2 “Generalmente, las madres, más que amar a los hijos,
“Generalmente, las madres, más que amar a los hijos, se aman en los hijos”. (Friedrich Nietzsche)

3 Yo tenía 4 años, cuando “maté” a mi mamá por primera vez.
Yo tenía 4 años, cuando “maté” a mi mamá por primera vez. No quería que estuviera junto a mí en mi primer día de clases. Yo me consideraba lo suficientemente fuerte para enfrentar los desafíos que la nueva vida me traería.

4 Pocas semanas después descubrí aliviado que ella aún estaba allí,
Pocas semanas después descubrí aliviado que ella aún estaba allí, lista para defenderme de los compañeros agresivos que me amenazaban, y para auxiliarme frente a las dificultades de mis primeras tareas escolares.

5 A los 14 años la “maté” nuevamente.
A los 14 años la “maté” nuevamente. No la quería imponiéndome reglas o límites, ni que me impidiera vivir la plenitud de mis años juveniles.

6 Pero enseguida, con la primera borrachera, felizmente la redescubrí viva, fue cuando ella no solo me curó de la resaca, sino que también impidió la vergonzosa paliza que recibiría de mi padre.

7 A los 18 años pensé que “mataría” a mi madre definitivamente,
A los 18 años pensé que “mataría” a mi madre definitivamente, sin chances para la resurrección. Había entrado a la universidad, me había mudado a la capital, hacía política estudiantil, actividades en que la presencia materna no cabía en ninguna hipótesis.

8 Ingenuo engaño: Cuando me descubrí confundido sobre que rumbo seguir, volví a la casa materna, único espacio posible de guarida y comprensión.

9 A los 23 años me dí cuenta que la “muerte” materna era posible,
A los 23 años me dí cuenta que la “muerte” materna era posible, solo requería lentitud... Fue cuando me casé y planté bandera de independencia.

10 Pero bastó ver nacer a mi primer hijo, para descubrir que ese ser
Pero bastó ver nacer a mi primer hijo, para descubrir que ese ser llamado madre se transformaría en un especimen aún más fuerte y vigoroso llamado abuela. Para quien aún no vivió la experiencia, abuela es madre en dosis doble.

11 A pesar de todo continué creyendo en la tesis de la “muerte” lenta
A pesar de todo continué creyendo en la tesis de la “muerte” lenta y demorada, y de a poco me fui sintiendo más distante y autónomo, aún cuando a intervalos regulares ella reapareciese en mi vida desempeñando papeles importantes y únicos. Papeles que solamente ella podría protagonizar.

12 Pero el final de esa historia, al contrario de lo que siempre imaginé,
Pero el final de esa historia, al contrario de lo que siempre imaginé, fue ella quien la definió, cuando menos lo esperaba, ella decidió morir.

13 Así, sin más, ni menos, sin pedir permiso, sin hora marcada
Así, sin más, ni menos, sin pedir permiso, sin hora marcada u ocasión para la despedida. Ella simplemente se fue, dejando la lección: LAS MADRES SON PARA SIEMPRE. Al contrario de lo que siempre imaginé, son ellas quienes deciden cuanto esta eternidad puede durar en la vida, y cuanto queda relegado para el etéreo terreno de la nostalgia.

14 ¡No sé!... Si la vida es corta o demasiado larga para nosotros,
¡No sé!... Si la vida es corta o demasiado larga para nosotros, solo sé que debemos demostrar nuestro amor a las personas, mientras ellas están por aquí.

15 Es por eso que tenemos que amarla siempre, y no matarla en vida.
Es por eso que tenemos que amarla siempre, y no matarla en vida. Nunca sabremos cuando ella va a querer partir. El vacío que queda, nunca conseguiremos llenarlo. Para quien aún la tiene a su lado, ámala, abrázala siempre.

16 Y para quien ya no la tiene...
Y para quien ya no la tiene... Guarde sus recuerdos como el más precioso de los tesoros. Donde quiera que ella esté, debes saber que siempre va a entender el mensaje de tu corazón. Va a llorar cuando llores, va a sonreir cuando sonrías, va a velar por tu sueño, como lo hacía cuando eras un niño.

17 No esperes su partida para darle amor.
No esperes su partida para darle amor. Un día vas a descubrir que tal vez la persona que más te amó en la vida fue ella, incondicionalmente y sin medidas. Si ella aún está a tu lado, dale un abrazo y un beso, y dile lo que ella siempre debería oír de ti... “¡MAMÁ, YO TE AMO!... ¡GRACIAS POR EXISTIR!”

18 Y si ella ya no está a tu lado...
Y si ella ya no está a tu lado... Cierra los ojos y haz una oración por ella, agradeciendo por la vida que te dio y diciéndole lo mucho que la amas.

19 ¡GRACIAS… MAMÁ! Autor: Anónimo SiempreOkey