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IBISEP SOTERIOLOGÍA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN. FR 2 PRIMERA PARTE LA SALVACIÓN Ciertamente los matices respecto al término (hb. yashá) y (gr. sódzo) son.

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1 IBISEP SOTERIOLOGÍA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN

2 FR 2 PRIMERA PARTE LA SALVACIÓN Ciertamente los matices respecto al término (hb. yashá) y (gr. sódzo) son muy variados. Respecto al significado del término salvación, ambos Testamentos se parecen mucho. Dicho vocablo sugiere los conceptos de liberación, seguridad, preservación, sanidad, restauración y curación; pero si bien el término salvación expresa una gama tan amplia de experiencias humanas, con todo, su uso específico y predominante está restringido a designar una obra de Dios en favor del hombre. Es decir, la salvación espiritual. Cuando se usa en este sentido representa la esencia de todo el mensaje bíblico, puesto que reúne en un solo concepto al menos doce de las doctrinas más vitales y comprensivas del cristianismo, como son: redención. reconciliación. propiciación. convicción de pecado, arrepentimiento, fe, regeneración, perdón de los pecados, justificación. santificación, perseverancia o preservación, y glorificación.

3 FR 3 También es digno de observación el hecho de que el sentido del vocablo salvación comporta dos ideas fundamentales: por una parte, ser salvo implica el ser rescatado de un estado de perdición, mientras que, por otra parte, ser salvo es ser transferido a un estado de salvación, ser vitalmente renovado, y ser hecho idóneo para participar de la herencia de los santos en la luz. En su sentido más amplio, la doctrina de la salvación incluye toda provisión divina a favor del creyente, desde su liberación del estado de perdición hasta su final introducción en la gloria hecho ya conforme a la imagen de Cristo.

4 FR 4 La Economía Divina Es una forma de designar al bagaje conceptual bíblico, considerando que tales contenidos provienen de Dios. Dentro de dicha comprensión se ha dado un orden funcional en el plan de salvación a la Divinidad (trinidad). Según estudios teológicos se afirma que:  El Padre tuvo la función en la creación.  El Hijo tuvo su función en la redención.  El Espíritu Santo tiene su función en la santificación. Otras forma de observar la función de la divinidad yace en su complementariedad de las tres personas.

5 FR 5 Es decir, el Padre funda el plan de salvación, el hijo obtiene la salvación y el Espíritu la aplica a los creyentes. Aunque vale aclarar que en la creación estuvieron también el Hijo y el Espíritu, y aunque fue el Hijo quien murió, es el Padre quien declara justo al creyente. Por otro lado, por la acción del Espíritu Jesús fue presentado como sacrificio agradable. Cuando se habla del plan de salvación se asume de manera axiomática que Dios, en su soberana sapiencia, pre-diseñó la salvación de los seres humanos (Tit 1, 1-2 cf. 1Pe 1, 20-21). Otro elemento a considerar es la recurrencia de los sacrificios desde el libro de los principios. Dicha observación a desembocado en la formulación del acto expiatorio y redentorio de Jesús en relación con los sacrificios en toda la historia israelita.

6 FR 6 El orden de la salvación Con dicho título se refieren a que sucede primero (llamamiento, regeneración, santificación, justificación) en la vida de la persona. Específicamente, la Biblia no detalla orden alguno, ya que trata los temas de manera separada. Debemos de entender, que en la Biblia no existe una sistematización doctrinal. Sencillamente existen temas en razón de una situación y público. Este vacío ha conducido a crear posturas diferentes y en algunos casos irreconciliables. A continuación algunos ejemplos.

7 FR 7 Concepto Católico Concepto Arminiano Concepto Luterano Concepto Calvinista Para los católicos lo primero es la regeneración por medio del bautismo. Para ello ingresan a una etapa formativa (catecumenado). Con dicha sustentación se afirma que en la obra salvadora el hombre juega un papel colaborativo. Dicho grupo asumía que la salvación es ofrecida a toda la humanidad, pero quien determinaba aceptar o rechazar era el ser humano. Es decir, la aceptación de Dios radica en la fuerza de la ley, luego la justificación y regeneración. Dan importancia a la fe (don divino) que capacita a la persona para que acepte la obra de Cristo, luego se da el perdón de pecados y la debida justificación del creyente ante Dios. Dios capacita al hombre para que crea y acepte la salvación en Jesús. La fe lleva a la justificación, siendo seguida de la perseverancia de los santos y la glorificación.

8 FR 8 Desde la edad media (400 – 1400 d.C) se ha iniciado discusiones teológicas en el seno de la naciente institución eclesiástica. Prueba de ello son los diferentes Concilios. A partir de la reforma inició otra esfera de polémicas en torno a los reformadores y grupos sectarios. Si bien es cierto que no tenía que ver con temas teológicos respecto a la divinidad, su énfasis no se alejaba de los contenidos bíblicos. El afán de brindarle un orden coherente y armónico a las doctrinas bíblicas, ha sido el campo de batalla durante los últimos 500 años. Por ende, los aportes con la que cuenta el grupo protestante busca tener un cuerpo doctrinal que logre dar respuesta al texto bíblico y a la praxis eclesial.

9 FR 9 Dentro del estudio teológico de la salvación se dividen en dos esferas todas las terminologías usadas por los escritores novotestamentarios. En primera instancia están las verdades relacionadas con la aplicación de la salvación: Justificación, Regeneración y Santificación. En segundo lugar están las verdades relacionadas con la aceptación de la salvación de parte del hombre: Arrepentimiento, fe y conversión u obediencia. En este caso nos basaremos en el orden optado por el módulo de estudio, haciendo unas mínimas variaciones y añadidos.

10 FR 10 VERDADES RELACIONADAS CON LA ACEPTACIÓN DE LA SALVACIÓN

11 FR 11 ¿Quiénes ingresan a la salvación? EL LLAMAMIENTO El llamamiento es el medio para invitar a las personas a la salvación ofrecida por Jesús. Según la argumentación teológica que venimos siguiendo, la apertura del corazón va precedido por el llamamiento externo, y seguida por el llamamiento interno (Ez 37, 1-14 cf. Hch 16, 14). Asimismo, según 1 Pe 1, 23-25, la palabra de predicación precede a la regeneración y se relaciona con ella como instrumento suyo. El llamamiento a través de la predicación, en alguna manera, precede a la regeneración (Stg 1, 18).

12 FR 12 LLAMAMIENTO EXTERNO Presentación del evangelio y la doctrina de la redención Invitación a la aceptación y arrepentimiento Promesa de perdón de pecados y salvación ELEMENTOSELEMENTOS

13 FR 13 LLAMAMIENTO EXTERNO Es general y universal. Es para todos los seres humanos. Es una llamado para los justos o injustos, los elegidos y los reincidentes Es un llamado de buena fe. Dicha acción muestra el amor general para con la humanidad, aunque este no sea el resultado. Es llamado por derecho (orden). El llamado externo se convierte en una condena cuando es rechazada. CARACTERISTICASCARACTERISTICAS

14 FR 14 LLAMAMIENTO EXTERNO Opera mediante la persuasión moral y la acción del Espíritu. Se da en la vida consciente del hombre. Es teleológico, ya que persigue un propósito definido, a saber, la comunión del hombre con Dios en Jesucristo. ELEMENTOSELEMENTOS

15 FR 15 ¿Cómo se ingresa a la salvación? EL ARREPENTIMIENTO El arrepentimiento consiste en un cambio radical de pensar y sentir. El término metanoia viene del prefijo griego meta que significa “más allá” y nous, que significa “intelecto” o “mente”. Traducido literalmente, metanoia significa un cambio de propósito o de opinión. El erudito cristiano Tertuliano (160 d.C –225 d.C) sostuvo que, en el contexto de la teología cristiana, la mejor traducción de metanoia es “cambio de opinión”. En ese contexto específico, el cambio de opinión puede referirse al cambio de no ser creyente a convertirse en creyente. Además, ese cambio de opinión en particular se espera que conlleve un cambio general en la conducta y modo de ser de la persona. Se espera que el que experimente una metanoia no solo tenga una actitud piadosa sino que actúe de forma consecuente. De ahí que la palabra “arrepentirse” se refiera a renunciar al pecado tanto en el pensamiento como en la acción.

16 FR 16 ARREPENTIMIENTO Elemento intelectual. Hay un cambio de opinión, un conocimiento y reconocimiento del pecado y la incapacidad del salir de dicha realidad. Elemento emocional. La expresión de tristeza por la condición pecaminosa es una cualidad propia del arrepentimiento. Elemento volitivo. Consiste en un cambio de propósito, nacida desde la convicción provocada por Dios, pero asumida por el ser humano. NATURALEZANATURALEZA

17 FR 17 Ahora, se debe aclara que el arrepentimiento es un suceso interno. Todo cambio externo tiene que ver con las consecuencia de dicho cambio. El arrepentimiento es un don divino, ya que aunque es una orden para el ser humano (Hch 17, 30-31), el ser humano es incapaz de dar ese paso sin la acción confrontadora del Espíritu (Jn 16, 8) como repercusión de la predicación (Ro 10, 17 cf. 1Tes 1, 5-10).

18 FR 18 LA FE En el sentido bíblico del vocablo, fe significa creencia y confianza. Es el asentimiento de la mente o intelecto, y el consentimiento de la voluntad. Con respecto al intelecto, es creencia en ciertas verdades apeladas, relativas a Dios y a Cristo; con referencia a la voluntad, es la aceptación de estas verdades según dirige los principios de la vida. La fe también abarca las tres esferas humanas. La fe intelectual no es suficiente, (Stg 2:19; Hch 8:13, 21) para la salvación; una persona puede dar asentimiento intelectual al evangelio, sin consagrar o dedicar su vida a él. La creencia afectiva o del corazón es básica, esencial (Ro 10:9). La fe de carácter intelectual significa el reconocimiento de que el evangelio es verídico, es una realidad. La fe afectiva o del corazón significa la dedicación voluntaria de la vida de uno a las obligaciones que están encerradas o incluidas en la realidad del evangelio. La fe en calidad de confianza incluye asimismo un elemento emocional; de ahí que la fe salvadora sea un hecho de la personalidad toda, que abarca el intelecto, las emociones y la voluntad.

19 FR 19 LA CONVERSIÓN / OBEDIENCIA En su significado más simple, la conversión es el apartarse del pecado y acudir a Dios (Hch 3:19). El término se emplea tanto para denotar el período crítico cuando el pecador se aparta del camino de pecado para transitar por la senda de justicia, como para significar también el arrepentimiento por alguna transgresión particular, cometida por aquéllos que ya se encuentran en la senda de justicia (Mt 18:3; Lc 22:32; Stg 5:20). Se relaciona estrechamente con el arrepentimiento y la fe, y ocasionalmente significa lo uno o lo otro, o ambos, al representar la suma total de las actividades por las cuales el hombre se vuelve del pecado hacia Dios (Hch 3:19; 11:21; 1Pe 2:25).

20 FR 20 Tanto “arrepentimiento” y “conversión” vienen del término metanoia. Por lo cual el catecismo de Westminster lo explica de la siguiente manera: "El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora, por la cual el pecador, inspirado de un sentido verdadero de su pecado, y adueñándose de la misericordia de Dios en Cristo, con dolor por el pecado y odio hacia el se aparta del camino del pecado para volverse a Dios, con el propósito mas amplio de seguir una nueva obediencia, y practicarla de todo corazón.“ Por ende, la conversión no es la salvación, sino que describe un lado de la salvación.

21 FR 21 Las lineas protestantes lo describen de la siguiente manera: “Convertirse, en su primer sentido, significa retroceder, volver hacia atrás, al primer amor. Luego, aparece el segundo elemento de la conversión, la inversión, la vuelta a Dios renovada. Finalmente se da la aversión, esto es, el aborrecimiento de todo cuanto aleja y desagrada a Dios”. A igual que la fe y el arrepentimiento, la conversión es una actividad humana; pero también constituye un efecto sobrenatural en el sentido de que se trata de la reacción del hombre a la fuerza atrayente de la gracia y la Palabra de Dios. De manera que la conversión se produce mediante la cooperación armónica de las actividades divinas y humanas. “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil 2, 12-13).

22 FR 22  Los siguientes versículos relatan el lado divino de la conversión: (Jer 31:18; Hch 3:26).  Los siguientes se relacionan con el lado humano (Hch 3:19; Hch 11:18; Eze 33:11). Ha esta labor conjunta, dentro de las tratados teológicos, se le ha designa la gracia cooperante. Ciertamente, este punto fue el campo de batalla para deslizarse a los extremos: Dios lo hacía todo en la salvación (Calvino), o el ser humano tenía el poder de determinar en última instancia (Arminio).

23 FR 23 El concepto y orden que manejan las mayorías de congregaciones protestantes devienen del pensamiento calvinista. Esto quizás a la influencia del pensamiento sistemático de dicho reformador. Según dicha construcción teológica, la salvación es un acto de gracia divina a favor del hombre. La forma de aplicar dicho don es la acción kerigmática, opción elegida también por Dios (1Co 1, 17.25). Por ende, la salvación es el deseo divino de hacer del hombre un participante del bien divino. La condición máxima para obtener tal beneficio es creer en Jesús (crucificado y resucitado )como único medio de ingreso a tal beneficios (Reino de Dios). LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

24 FR 24 En dicha labor salvadora, el Espíritu asume la función confrontadora (destruye el poder del pecado), santificadora (renueva la imagen de Dios en el creyente) y edificadora (capacita al creyente). Aunque se afirma que en la salvación el hombre realiza una labor pasiva (recibe la salvación), también se enseña de la perseverancia de los santos. Esto quiere decir que un regenerado puede cometer faltas y pecados. Como también, no por haber sido regenerados pueden ser salvos a pesar de cometer pecados. La responsabilidad del creyente (Fil 2, 12-13) no debe de entenderse que del comportamiento humano depende su salvación.

25 FR 25 La perseverancia de los santos es aquella operación del Espíritu Santo en el creyente, mediante el cual, la obra de la gracia divina, que ha empezado en el corazón continúa hasta llegar a ser completa. En forma estricta, es Dios quien persevera al lado del hombre hasta su perfeccionamiento. Según Pearlman: “El énfasis se debe poner en los medios de seguridad: el poder de Cristo como Salvador; la fidelidad del Espíritu que habita en nosotros; la certeza de las promesas divinas, y la infalible eficacia de la oración”. Berkhof por su parte afirma: “La negación de la doctrina de la perseverancia hace que la salvación del hombre dependa de la voluntad humana, más bien que de la gracia divina”.

26 FR 26 LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN ¿Es incondicional la salvación final del creyente, o puede el creyente perderla debido al pecado? Es la pregunta que ha divido iglesias y amistades denominacionales. La experiencia confirma la posibilidad de una caída transitoria de la gracia, conocida popularmente con el nombre de relapso o reincidencia. La reincidencia o recaída en el pecado no se encuentra en el Nuevo Testamento, es un vocablo del Antiguo Testamento. Una de las palabras hebreas empleadas es "retroceder“, "volver atrás“, apartarse“. Otro vocablo significa "volverse" lo cual expresa negarse a cumplir una promesa o deber.

27 FR 27 El Nuevo Testamento advierte con respecto a una actitud semejante, pero con otros vocablos. Un relapso o reincidente es aquél que antes tenía fervor hacia Dios, pero que ahora se ha descuidado (Mt 24:12); antes obedecía la Palabra, pero la mundanalidad y el pecado impidieron el crecimiento y la producción de frutos (Mt 13:22); antes puso su mano al arado, pero miró hacia atrás (Lc 9:62): guardó antes comunión íntima con el Señor, pero ahora ha perdido contacto con él, y espiritualmente está marchito, es estéril e infecundo y de nada sirve (Jn 15:6); antes escuchó la voz de la conciencia, pero ahora ha naufragado en los acantilados de la mundanalidad y el pecado (1Ti 1:19); en el pasado se sentía feliz de llamarse creyente, pero ahora siente vergüenza de confesar a su Señor (2Ti 1:8; 2:12); antes estaba libre de la contaminación del mundo, pero ha retornado como las prácticas equivocadas (2Pe 2:22 cf. Lc 11:21-26).

28 FR 28 Es posible el lapso de la gracia; mas ¿puede una persona que ha sido salva reincidir y finalmente perderse? Aquéllos que siguen el sistema calvinista de doctrina responden negativamente; aquéllos que siguen el sistema de Arminio, teólogo holandés del siglo XVI, lo hacen afirmativamente. CALVINISMO. La doctrina de Juan Calvino, teólogo francés del siglo xvi, no tuvo su origen en él. Había sido enseñado por San Agustín, santo y teólogo del siglo IV. Ni tampoco fue la doctrina nueva para San Agustín, que afirmaba solamente interpretar la doctrina de la gracia gratuita de San Pablo.

29 FR 29 La doctrina calvinista es como sigue: La salvación es obra absoluta de Dios; el hombre no tiene absolutamente nada que hacer. Si se arrepiente, cree y acude a Cristo, es únicamente porque ha sido atraído por el poder del Espíritu Santo. Ello se debe al hecho de que la voluntad del hombre se ha corrompido de tal manera desde la caída, que el ser humano no puede ni aún arrepentirse y creer, o escoger lo recto sin la ayuda de Dios. El punto inicial de Calvino era que la voluntad del hombre es esclava total del pecado. La salvación, por lo tanto, no es otra cosa que la ejecución de un decreto divino que fija la extensión de ella y sus condiciones.

30 FR 30 La cuestión surge naturalmente: Si la salvación es absolutamente la obra de Dios, si el hombre no tiene nada que hacer al respecto, no puede hacer nada tampoco a menos que el Espíritu de Dios intervenga, ¿por qué Dios no salva a todos los hombres, puesto que todos están perdidos y son impotentes de salvarse? La respuesta de Calvino era la siguiente: Dios ha predestinado a algunos para ser salvos, y a otros para que se pierdan. “La predestinación es el decreto eterno de Dios, por el cual ha decidido la suerte que correrá cada uno. Todos no son creados en igual condición; sino que Dios ha pre-ordenado para algunos la vida eterna, y para otros, la condenación eterna”. Al proceder de esa manera, Dios no es injusto puesto que no ha contraído obligación alguna de salvar a nadie. El hombre sigue siendo responsable, puesto que la caída de Adán fue culpa de sí mismo, y el hombre es siempre responsable de sus propios pecados.

31 FR 31 Puesto que Dios ha predestinado a ciertos individuos para que se salven, luego Cristo murió solamente por los "elegidos"; la expiación fracasaría si alguno de estos elegidos se perdiera. De la doctrina de la predestinación se desprende la enseñanza de que "el hombre no puede caer de la gracia”, puesto que si Dios ha predestinado a una persona para ser salva, y esa persona puede ser sólo salvada y guardada por la gracia de Dios, la cual es irresistible, luego esa persona nunca puede perderse. Los que defienden la doctrina de la "seguridad eterna“, presentan los versículos siguientes para apoyar su posición (Jn 10:28-29; Ro 11:29; Fil 1:6; 1Pe 1:5; Ro 8:35; Jn 17:6).

32 FR 32 ARMININISMO. La doctrina de Arminio es la siguiente: Dios desea que todos los hombres se salven puesto que Cristo murió por todos (1Ti 2:4-6; Heb 2:9; 2Co 5:14; Tit 2:11-12). Con ese fin ofrece su gracia a todos. Mientras que la salvación es la obra de Dios, absolutamente libre e independiente de nuestras buenas obras o méritos, el hombre sin embargo tiene ciertas condiciones que cumplir. Puede escoger aceptar la gracia de Dios o puede resistirla o rechazarla. La facultad de elegir está siempre a nuestro alcance. Las Sagradas Escrituras enseñan sí la predestinación, pero no que Dios predestina a alguno a la vida eterna y a otros al sufrimiento eterno.

33 FR 33 Predestina "al que quiere," a la salvación, y ese plan es lo suficientemente amplio como para incluir a todo aquél que realmente desea salvarse. Esta verdad ha sido explicada como sigue: Fuera de la puerta de la salvación leemos las palabras siguientes: “El que quiere puede entrar”, cuando entramos y somos salvos, leemos las palabras siguientes: “Elegido según la presciencia de Dios”. Dios en virtud de sus conocimientos supo quiénes eran aquellas personas que aceptarían el evangelio y se mantendrían salvas, y predestinó a los tales a la herencia celestial. Anticipó su destino pero no lo fijó. Respecto a la posibilidad de perder la salvación, Arminio responde de la siguiente manera.

34 FR 34 Se menciona la doctrina de la predestinación, no por motivos de especulación, sino con un propósito práctico. Cuando Dios llamó a Jeremías al ministerio supo que le esperaba una tarea sumamente difícil, y que estaría tentado a cejar en su empeño o darse por vencido. Con el objeto de animarlo, el Señor le aseguró al profeta que lo había conocido y llamado antes de que naciera (Jer 1:5). El Señor le dijo en otras palabras: “Yo sé ya lo que te espera, pero sé también que te puedo dar gracia para hacer frente a las pruebas del futuro y salir victorioso”. Cuando el Nuevo Testamento describe a creyentes como objeto de la presciencia de Dios, el propósito es asegurarnos que Dios ha provisto toda dificultad que nos confrontará, y que puede guardarnos sin caer, y lo hará.

35 FR 35 EQUILIBRIO BÍBLICO Las posiciones fundamentales respectivas del calvinismo y el arminianismo se enseñan en las Sagradas Escrituras. El calvinismo exalta la gracia de Dios como la fuente única de salvación, y también lo hace la Biblia. El arminianismo recalca el libre albedrío del hombre y su responsabilidad, y así lo hace también la Biblia. La solución práctica consiste de evitar los extremos que no son bíblicos de ambos puntos de vista, y de abstenerse de fijar un punto de vista en antagonismo con el otro, puesto que cuando dos doctrinas bíblicas se colocan en oposición la una de la otra, el resultado es una reacción que conduce al error.

36 FR 36 Pongamos por ejemplo: el énfasis excesivo en lo que respecta a la soberanía de Dios y su gracia en la salvación puede conducir a una vida negligente, descuidada, puesto que si una persona es convencida de que su conducta y actitud no tiene nada que ver con su salvación, quizá se haga negligente. Por otra parte, el recalcar el libre albedrío del hombre y su responsabilidad, en reacción contra el calvinismo, puede poner a la gente bajo el yugo del legalismo y robarle todas las seguridades que tiene. La licencia y el desenfreno por una parte, y el legalismo por la otra son los extremos que deben de evitarse.


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