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Islamismo (2ª Parte) 1 Corintios 15:1-8.

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1 Islamismo (2ª Parte) 1 Corintios 15:1-8

2 La Escritura es inspirada por Dios y útil
Verdad Bíblica Verdad Bíblica Aplicada Jesucristo es el centro de las Escrituras. Vivamos la fe Cristocéntrica revelada en las Sagradas Escrituras.

3 Introducción Las Escrituras constituyen la base de nuestra fe cristiana, pues en ellas encontramos el auténtico conocimiento del Dios verdadero. Este conocimiento nos permite defender razonadamente nuestra fe de enseñanzas heréticas como el islamismo, que sostiene la salvación por obras. Además, enseñan que Jesús fue un gran profeta pero no Dios, que Jesús no fue crucificado y que tampoco resucitó. ¿Será esto así? ¿Qué dicen las Escrituras respecto a cada una de estas enseñanzas del Islam?

4 1. ¿La salvación es por obras?
La Salvación en el Islam Requiere fe en Alá. Arrepentimiento del mal. Aceptar a Mahoma como profeta. Hacer buenas obras. “Con la excepción de la misericordia de Alá, las buenas obras deben pesar más que las malas obras. La seguridad de la salvación no se asume ni se da por sentado en el islam”.

5 1. ¿La salvación es por obras?
¿Qué dice la Escritura de la salvación? La salvación es un regalo de Dios que se acepta a través de la fe. No se alcanza con trabajos, sufrimientos ni por alguna otra vía (Ef. 2:8-9). Quien no confía en Cristo jamás estará seguro de ser salvo (Hch. 4:12). El ladrón no tuvo que cumplir con rituales ni con un cúmulo de buenas obras para ser salvo (Lc. 23:42-43). Por tanto, la salvación no es por obras ni por la fe en Alá como sostiene el islam, sino por la fe en Jesucristo (Hch.16:31).

6 2. ¿Fue Jesús un gran profeta pero no Dios?
El Islam reconoce a Jesús (llamado Isa) como profeta, un hombre perfecto, pero no lo considera como el Hijo de Dios. Algunos dicen que era hijo del ángel Gabriel.

7 2. ¿Fue Jesús un gran profeta pero no Dios?
JESÚS es el Verbo de Dios, y por tanto, Él es Dios y existe desde siempre con el Padre. Él tomó parte en la creación del universo y luego fue hecho Hombre para salvación nuestra (Jn.1:1-3, 14,18) El salmista le habla a JESÚS y le llama Dios. Podemos entender mejor el pasaje de la siguiente manera: Tu trono, oh JESÚS, es eterno y para siempre (…) Por tanto, te ungió Dios el Padre, el Dios tuyo (Sal. 45:6-7). El apóstol Pedro declaró que JESÚS es Dios, y JESÚS lo confirmó (Mt. 16:16-17). El ángel Gabriel lo llamó el Hijo de Dios (Lc. 1:35), Dios habló desde el cielo anunciando a JESÚS como su Hijo (Mt. 3:13-17; 17:1-5) y el mismo JESÚS se refiere a Dios como su Padre y se llamó el Hijo de Dios (Jn. 3:16; 5:17-30).

8 3. ¿No permitió Alá que su “profeta” Jesús fuera crucificado?
El Islam enseña que Jesús no fue crucificado, que las autoridades crucificaron a otra persona creyendo que era Él”. El Corán se sostiene que no le mataron ni le crucificaron, sino que “Alá lo elevó a Sí. Alá es poderoso, sabio” (4: ).

9 3. ¿No permitió Alá que su “profeta” Jesús fuera crucificado?
El Antiguo Testamento anunció los sufrimientos y muerte de JESÚS (Sal. 22:1,15; 40:6-8; Is.53:1-12; Dn. 9:25-26). Por su parte, el mismo Señor Jesucristo predijo su pasión y muerte y eligió voluntariamente la cruz (Mt.16:21; 17:22-23; 20:17-19). Y en otra ocasión reprochó a Sus discípulos su incredulidad por no creer lo que las Escrituras decían acerca de Él (Lc.24:25-27). El Nuevo Testamento registra múltiples evidencias que confirman la muerte de JESÚS. Los sacerdotes que exigían la muerte del Señor lo conocían bien. Estuvieron presentes en el juicio ante Pilato y en la crucifixión y no habrían permitido ninguna sustitución. La madre de JESÚS, el apóstol Juan, María la esposa de Cleofas, María Magdalena, José de Arimatea, Simón de Cirene, los principales sacerdotes, los maestros de la Ley, los ancianos, el centurión, los transeúntes y una gran multitud identificaron a JESÚS y fueron testigos oculares de su muerte (Jn. 19:25). Existe una evidencia más: que JESÚS vertiera sangre y agua de su costado es una prueba científica de que había muerto, por lo cual podemos afirmar que su muerte está documentada fehacientemente (Jn. 19:33-34).

10 4. ¿Jesús no resucitó? el Corán sostiene que JESÚS no fue crucificado ni muerto, sino que Alá lo elevó a Sí, negando con ello Su resurrección. El salmista profetiza la resurrección del Señor Jesús (Sal. 16:10). Dios resucitó a JESÚS, pues Su poder es mayor que la muerte (Hch. 2:23-24). El mismo Cristo resurrecto apareció a los discípulos (Lc. 24:44-48). La resurrección de Jesucristo fue un suceso verificable por centenares de personas (1Co.15:5-8). Por tanto, la muerte y resurrección de Jesucristo es el corazón de la predicación apostólica y base de nuestra fe cristiana (1Co. 15:12-23). Así que cualquier enseñanza relacionada con la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo que no sea conforme a las Escrituras debe ser rechazada.

11 Para redargüir Josh McDowell señala que el historiador romano Tácito, quien vivió no mucho tiempo después de la muerte de Jesús (56-117) y el escritor asirio Luciano de Samosata, hombre de letras, quien vivió de 125 a 180, documentaron y detallaron en sus obras “Annales” y “The Death of Peregrine”, respectivamente, la muerte de Jesús y cómo los cristianos vivieron su fe. Siendo su testimonio histórico coincidente con las Escrituras, podemos concluir con el apóstol Pablo: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. No existen evidencias extra-escriturales de la crucifixión de Jesucristo.

12 Para Corregir Para Instruir
La obra gloriosa del Señor Jesucristo es la base de nuestra fe cristiana. Jesucristo es Dios y sólo en Él hay salvación. “Mirad a mí, dice el Señor, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Is. 45:22). Así que la salvación no es por la fe en el profeta Mahoma ni por nuestras buenas obras, sino por la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef. 2:8-9). Reconozcamos la inspiración divina de las Escrituras. Retengamos la verdad del evangelio. Perseveremos en la fe Cristocéntrica que ha sido una vez dada a los santos. Vivamos día a día la defensa de nuestra fe. Publiquemos que sólo en Cristo hay salvación.

13 ¡Creamos la verdad de las Escrituras! ¡Vivamos una fe Cristocéntrica!
Conclusión ¡Creamos la verdad de las Escrituras! ¡Vivamos una fe Cristocéntrica!


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