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Perdón, Señor Diseño: J. L. Caravias sj
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Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá
No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a Ti Sal 142,2 Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Sal 129,3
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la perversidad de nuestros padres y que también nosotros
Reconocemos, Señor, nuestra maldad, la perversidad de nuestros padres y que también nosotros hemos pecado contra ti. Jer 14,20 Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras buenas obras como trapo de inmundicia. Caímos todos nosotros como la hoja y nuestras maldades nos arrastraron como el viento. Is 64,5
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Trátanos de acuerdo a tu bondad y según la abundancia
Tú sabes, Señor, que el camino del hombre escapa a su poder, y que no depende del hombre que camina enderezar sus pasos. Corrígenos, Señor, pero con prudencia; sin enojarte, para que no desaparezcamos todos. Jer 10,23-24 Trátanos de acuerdo a tu bondad y según la abundancia de tu misericordia Dan 3,42
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A pesar de nuestros pecados, Señor,
tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro y tú eres el alfarero. Todos nosotros fuimos hechos por tus manos. No te enojes, Señor, demasiado, ni recuerdes para siempre nuestros pecados Is 64,7-8
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Recuerda que tu ternura y tu misericordia son eternas. Tú, Señor,
que eres bueno y compasivo, lento para enojarte, rico en bondad y leal, vuelve hacia mí tu rostro y apiádate de mí. Sal 85,15-16 Recuerda que tu ternura y tu misericordia son eternas. Sal 24,6
7
Tú tienes compasión de todos porque todo lo puedes,
y disimulas los pecados de los hombres para que hagan penitencia. Amas todo cuanto tiene ser y no aborreces nada de lo que has hecho. Tú tienes misericordia de todos, porque tuyas son todas las cosas, Señor, que amas la vida Sab 11,23-26
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Oh Dios, crea en mí un corazón puro renuévame por dentro con espíritu firme. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso… Un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias Sal 50,12-19
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Cuando el padre lo vio sintió compasión corrió a echarse a su cuello
Volveré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo... Cuando el padre lo vio sintió compasión corrió a echarse a su cuello y lo abrazó. Lc 15,18.20
10
Hay más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios, que por noventa y nueve justos
que no tienen necesidad de convertirse. Lc 15,7
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