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Fiesta de la Ascensión. C

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Presentación del tema: "Fiesta de la Ascensión. C"— Transcripción de la presentación:

1 Fiesta de la Ascensión. C
Ilumina, Señor, los ojos de mi corazón para mirar en profundidad, para gustar las cosas de arriba y tener los pies en la realidad, para descubrir tu presencia más allá de lo habitual, para esperar tu venida con paciencia y serenidad para continuar tu proyecto con decisión y responsabilidad. para saber apreciar lo sencillo y lo pequeño donde acostumbras a estar, para invertir mis talentos en entrega a los demás, para seguir tus huellas hasta donde me quieras llevar. para agradecer y valorar lo bueno que cada día me das, para encaminar mis pasos adonde me puedan necesitar, para abrir espacios en los que tú puedas habitar. para que vea claro por dónde debo caminar Perdón, Señor… por encerrarme en mí mismo y buscar mi propia comodidad. por estar anclado en mis propios esquemas sin estar dispuesto a cambiar. porque me cuesta descubrir tu presencia y tu ayuda incondicional. por mis actitudes evasivas que me alejan del compromiso con la realidad. ************************************** Ayúdanos, Señor, a ser tus testigos… cultivando tu amistad y profundizando nuestra relación contigo. fortaleciendo los vínculos de relación para permanecer unidos. transmitiendo tu mensaje con convicción allí donde vivimos. gustando tu presencia y manifestando la alegría de sentirnos queridos. llevando paz donde haya divisiones y conflictos. ofreciendo nuestro tiempo y nuestro trabajo en bien de los más desfavorecidos. creando relaciones donde todos se sientan valorados y acogidos. luchando por construir un mundo distinto. acompañando a quienes sienten muy cercana la soledad y el olvido. viviendo como hermanos y sintiéndonos tus hijos. Que tu mirada sea, mirada clara, sea mirada de niño, que transparenta el alma. Sea como agua fresca de arroyo que no deja ocultar nada. Que tu sonrisa sea, sonrisa ancha, fuerza que surja de adentro, ganas que se contagian, buen humor que dé sentido al quehacer de tu jornada. Que tus palabras sean, valientes palabras, que no oculten la verdad y no teman proclamarla. Que sean la voz de aquellos que ya no pueden alzarla. Que tus manos sean, manos entrelazadas, manos con otras tendidas, abiertas, no solitarias. Manos unidas y fuertes que hoy construyen el mañana. Que tu caminar sea, compartida caminata, que busque abrir junto a otros huellas de nueva esperanza. Que tu camino acompañe el caminar del pueblo en marcha. Que tus silencios sean, eco de tus entrañas, crisol de anhelo y proyectos que sólo el tiempo amalgama. Silencio fértil, simiente que en brotes de vida estalla. Que tu vida entrega sea, para que valga la pena, ser vivida y no gastada. Marcelo A. Murúa Fiesta de la Ascensión. C Bendecidos y responsables Aquí estoy, envíame - IXCIS BENDECIDOS. Lo último que hace Jesús ante sus discípulos es bendecirlos. La bendición es un “decir-bien” de alguien, querer lo mejor, otorgar confianza, ofrecer una promesa, expresar un deseo de realización… A quien recibe una bendición se le abren caminos y posibilidades para desarrollar lo más profundo de uno mismo. Jesús nos bendice, nos entrega lo mejor de sí mismo, nos da fortaleza, nos reúne en comunidad, nos fortalece en las dificultades, nos abre las puertas del corazón de Dios. Sentirse bendecido es sentirse protegido y acompañado, iluminado e impulsado, favorecido y agraciado… Dejar de lado quejas y protestas, críticas constantes que sólo ponen pegas, ven lo negativo y no reconocen ni agradecen lo bueno que nos rodea. ¿Me siento bendecido por Dios? ¿Quiénes son para mí una “bendición” porque me ayudan crecer, madurar, desarrollarme…? ¿Soy yo una “bendición” para los demás? TESTIGOS. Es la misión que encomienda Jesús a sus seguidores. Un testigo es quien ha experimentado algo, quien ha sido capaz de vivir a fondo lo que tiene a su alrededor, quien ha comprendido la profundidad de un acontecimiento, una realidad, una persona…, quien ha visto y escuchado, palpado y entendido, descubierto y asumido un mensaje, unas propuestas, una forma de vida… ¿Qué es lo que he aprendido de mi contacto con el Evangelio, de mi relación con Jesús en la oración, la celebración, el estudio, la formación, en el compromiso? ¿Qué es lo que me ha dejado huella? ¿De qué soy capaz de dar testimonio porque lo he experimentado profundamente? COMUNICADORES. La experiencia es para comunicarla, el testimonio se verifica cuando se comparte, lo que hemos visto y oído es preciso transmitirlo para que todos lo puedan conocer y experimentar. Somos llamados a ser comunicadores, llevando la Buena Noticia a través de los lenguajes y medios que están a nuestro alcance para llegar a todos. Y hacerlo de una manera sencilla, asequible, adaptada a las personas a las que nos dirigimos, que sea significativo, interpelante, motivador, ilusionante.... que ayude a reflexionar, a profundizar, a transformar… Ser comunicadores con “los ojos puestos en el cielo” para saber dónde queremos llegar, cuál es el horizonte que nos atrae y hacia el que caminamos, Quién es el que nos moviliza, nos sostiene, nos empuja, nos defiende… Pero también con “los pies en la tierra”, para fijarnos en la sociedad en la que vivimos y ayudar a cambiarla, para darnos cuenta de los que tenemos a nuestro lado, colaborando activamente para ayudarlos. Estamos llamados a que, en el silencio y en el recogimiento, en la vida de familia y de trabajo, en los problemas y dificultades, en las alegrías y esperanzas, en las responsabilidades y compromisos… vivamos cotidianamente la fe y llevemos encarnado en nuestra forma de hablar y de actuar el mensaje del amor de Jesús. ¿Qué comunico con mis palabras y actitudes?

2 Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11): En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.  Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»  Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»  Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.  Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

3 plenitud del que lo acaba todo en todos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23): Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos. Salmo 46, R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas Pueblos todos batid palmas,  aclamad a Dios con gritos de júbilo;  porque el Señor es sublime y terrible,  emperador de toda la tierra. R/. Dios asciende entre aclamaciones;  el Señor, al son de trompetas;  tocad para Dios, tocad,  tocad para nuestro Rey, tocad. R/.  Porque Dios es el rey del mundo;  tocad con maestría.  Dios reina sobre las naciones,  Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

4 Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»  Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.


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