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Publicada porJosé Manuel Bustamante Modificado hace 6 años
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Puntos en común entre los exilios en españa de 1492 a 1939 (I)
1) La existencia de un estadio previo de intolerancia seguido de una imposición religiosa o/y política: *1391: pogromos contra judíos, numerosas conversiones forzadas a raíz de esto a lo largo del siglo XV; 1478: creación de la Inquisición (« moderna ») en Castilla, luego en Aragón, Navarra, Portugal y territorios extrapeninsulares; 1480: primeros autos da fe en Sevilla; 1492: expulsión de aquellos judíos que no quieran convertirse al cristianismo. *1492: capitulaciones en Granada por las cuales se respeta la religión de los musulmanes; : división de la ciudad al modo mudejar; 1499: el predicador Jiménez de Cisneros comienza a proceder a bautismos en masa, en general más o menos forzados; 1567: pragmática que insta a los moriscos a seguir los usos y constumbres de los cristianos, al año siguiente revuelta de las Alpujarras; : expulsiones de los moriscos. *En la época moderna las expulsiones son producto de motines (1776), en el caso de jesuitas; guerras, en el caso de los afrancesados (1814) y de los republicanos (1939), o derrotas políticas (1814 y 1823), en el caso de los liberales. 2) Las cifras se acercan en algunos casos: los judíos, unos los moriscos, entre a los republicanos; pero unos los jesuitas, unos los afrancesados, unos los liberales. ¿Todos estos colectivos humanos formaban parte de las élites del país? En parte sí, sobre todo en el inicio del siglo XIX, en parte no, en el caso de judíos y republicanos; en absoluto, en el caso de los moriscos.
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Puntos en común entre los exilios en españa de 1492 a 1939 (II)
4) Son exilios especialmente duraderos porque las situaciones de intolerancia son prolongadas en el tiempo, pese a momentos de relajación o distensión relativas (conde-duque de Olivares, siglo XVIII, en el caso judío, último periodo de la década ominosa, ,de Fernando VII, para los afrancesados, años 60 y primeros de los 70 en el franquismo, para los republicanos). Los exilios en España sorprenden más, en el fondo, por su duración que por su sola existencia. 3) Los exilios en España marcan momentos de inflexión histórica especialmente significativos: 1492 es el quicio entre la Edad Media y la época modena, 1808 es el inicio del fin del Antiguo Régimen y el auge de los totalitarismos, la crisis de los regímenes liberales y el fin de las sociedades mayoritariamente rurales. Son traumas colectivos, momentos de cambio generadores de angustia. 5) Es, en especial, durante los momentos de mayor distensión en los que se reanudan relaciones entre disidentes del interior y del exterior: Juan de Prado, Antonio Enríquez Gómez (siglos XVII), José Marchena (XVIII-XIX), Max Aub, Francisco Ayala, José Ferrater Mora (XX), etc. 6) Los exilios constituyen redes internacionales o transnacionales de una gran amplitud, conectadas por los intercambios epistolares, los viajes, los intereses comerciales y políticos. Estamos ante Españas peregrinas en donde las afinidades religiosas, políticas, culturales y lingüísticas estrechan las complicidades y el sentimiento de pertenencia a un grupo excluido.
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Puntos en común entre los exilios en españa de 1492 a 1939 (y III)
7) Todos los exiliados se sienten divididos en su interior y, al mismo tiempo, múltiples. Son todos, en cierto sentido, cristianos y judíos (los conversos), españoles y extranjeros (los afrancesados, los republicanos), amantes de una España (ideal, soñada, pasada) y adversarios de otra España (real, a veces simplificada, presente). Se sienten traidores, puden sentirse tentados por el papel de espías, se les acusa de hipocresía, de doble lenguaje o de infidelidad. Hablan varios idiomas y cumplen la función de mediadores, de traductores, de « embajadores ». Encarnan modernidades avanzadas o transmodernidades. 8) Los exiliados son siempre síntomas de discordancias y disidencias existentes todavía en el interior. El número de conversos judaizantes después de 1492 fue importante, muchos de los cuales mantenían relaciones con los expulsados y terminaban a veces reecontrándose con ellos en el extranjero. Pero incluso los « cristianos viejos » podían sentir sentimientos encontrados con respecto a los judíos y eso desde el principio, en 1492: « Que no había cristiano que no hubiese dolor de ellos y siempre por do iban los convidaban al bautismo », (Andrés Bernáldez en libro de Joseph Pérez, 1993, p. 114). La policía fernandina cifró en personas no adictas al régimen, es decir, que había más simpatizantes liberales en el interior que en el exterior. Lo mismo podemos decir del franquismo en donde los « desafectos » al régimen eran millones y los afectados directamente por la represión y las depuraciones más de medio millón.
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