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HAMBRE DE OTROS PANES Lectio divina Domingo XVII T. O. Ciclo B.

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1 HAMBRE DE OTROS PANES Lectio divina Domingo XVII T. O. Ciclo B.
29 Julio Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: del vídeo “Mi rincón de referencia…” P Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 ORACIÓN INICIAL Jesús, ayúdame a saber multiplicar mi amor.
Para que el milagro se produzca necesito simplemente ofrecerte lo que tengo, nada más… pero tampoco nada menos. Multiplica estos pocos o muchos dones para el bien de todos. Te ofrezco mis talentos, consciente de que los he recibido para darlos a los demás.

3 TEXTO BÍBLICO Jn Después de esto, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberiades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo».

4 Había mucha hierba en aquel sitio
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

5 LECTURA ¿Qué dice el Texto?

6 Jesús percibió… entre aquella multitud que le seguía que no sólo no tenían pastor y por lo tanto había que enseñarles, sino que tampoco tenían pan, y entonces, igualmente había que alimentarles.

7 “Jesús, al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos?”. Andrés apunta un conato de solución: aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, ¿pero qué es eso para tantos?

8 Jesús hizo ese milagro ante todos, y quedó manifiesta la grandeza de Dios... pero a través de la pequeñez humana: fue realizado con la ayuda humilde del muchacho que encontró Andrés: con sus cinco panes y sus dos peces. Es un impresionante testimonio de cómo Jesús …ha querido tener necesidad de nuestra pequeña colaboración humana para que su grandeza divina pueda ser manifestada.

9 Otras hambres de otros panes tiene planteadas nuestra querida humanidad: la paz, el trabajo, la justicia, el amor, el respeto, la esperanza, la fe, la verdad... Son muchas las hambres de los hombres.

10 Quizás haya quien espere de Dios un milagro sonoro y tumbativo, un milagro de Dios y a lo divino. Mientras que Jesús nos seguirá diciendo como entonces: dadles vosotros de comer, buscad el pan adecuado para esas hambres concretas. Entonces sentiremos el mismo estupor y desbordamiento que sintieron los discípulos en el lago de Galilea.

11 Jesús sigue haciendo milagros, pero éstos pasan por nuestras manos, nuestro corazón, nuestros ojos, nuestros labios: Él necesita también hoy nuestros panes y nuestros peces, para dar de comer a la multitud de tan diversas hambres.

12 El milagro somos nosotros, que ofreciendo nuestra pequeñez, Dios convierte en grandeza, en signo. Y también hoy la gente quedará saciada. ¿No vemos el hambre? ¿No nos vemos como el pan que las manos de Jesús reparten? Dejémonos tomar, partir y repartir, dejémonos ser milagro para los demás.

13 ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

14 «Dadles vosotros de comer»
«Dadles vosotros de comer». Jesús quiere involucrar a sus discípulos, quiere educarles. La actitud de los discípulos es la actitud humana, que busca la solución más realista sin crear demasiados problemas: Despide a la gente —dicen—, que cada uno se las arregle como pueda; por lo demás, ya has hecho demasiado por ellos: has predicado, has curado a los enfermos... ¡Despide a la gente!

15 La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades.

16 De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos
De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús …sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta —esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios.

17 Una vez más siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la del servicio, del amor, de la fe. …(Jesús) nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos. Los discípulos vieron, pero no captaron bien el mensaje. Se dejaron llevar, como la gente, por el entusiasmo del éxito.

18 Jesús sacia no sólo el hambre material, sino el más profundo, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios. La multitud quedó impresionada por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento.

19 Ante el sufrimiento, la soledad, la pobreza y las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer ese poco que tenemos, como el joven del Evangelio. Seguramente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia.

20 ¿Quién de nosotros no tiene sus «cinco panes y dos peces»?
Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarían para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría. ¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don.

21 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

22 Dame la voluntad de ir más allá de mi mismo, de compartir mis talentos y encaminarlos hacia la construcción de una comunidad donde las personas se cuiden y se quieran unas a otras, como tú nos enseñaste. Señor, el hambre del mundo clama mi atención. Pero, ¿qué puedo hacer yo?

23 Ayúdame a compartir lo que tengo, lo que soy, lo que me has dado con alegría y sin pedir nada a cambio. Jesús, que tu mensaje llegue hasta la profundidad de nuestra vida, a esos espacios en que cantamos, reímos, lloramos, estamos en duelo y desesperación, en esperanza y amor…

24 "Le seguía un enorme gentío". ¿Estoy, Jesús, en ese gentío
"Le seguía un enorme gentío". ¿Estoy, Jesús, en ese gentío? ¿Me escondo entre todos? ¿Me arriesgo a levantarme y quedar a la vista de los demás? ¿Soy el muchacho que entrega sus panes y sus peces? Quiero sentir tu presencia, la cercanía de tu reino que viene como primicia gratuita y tarea urgente.

25 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

26 Él también llena tus manos sucias y vacías; míralo y lo agradécelo.
Contempla y con tu imaginación entra en la escena, y comparte la perplejidad de Felipe; mira al niño cuando entrega el almuerzo que su madre ha hecho para él. Observa a Jesús que ora, y reparte el pan y el pescado. Dedica tiempo para alimentar a cada uno...

27 Para Jesús este gesto del niño que quiere compartir lo poco que tiene es suficiente. A nosotros como comunidad eclesial debería removernos interiormente el deseo de compartir.

28 En un mundo donde cada vez hay más hambre física y espiritual, en un mundo donde cada vez más necesitado, hay más increyentes… para nosotros es un reto la generosidad, el acompañar, el compartir el tiempo y los dones.

29 El niño con su humilde comida parecía tener muy poco que ofrecer; pero lo que tenía alimentó a una multitud. A menudo creemos que tenemos poco que ofrecer en el servicio de Jesús. Su trabajo ahora depende de nuestra cooperación con Él. Lo que se ofrece por amor puede producir grandes resultados. Tu oración es un medio, una oferta diaria de amor y cuidado para los que te rodean.

30 Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes los pedían
Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes los pedían. Éste, además, requirió de la generosidad de aquel muchacho. Como si quisiera decirnos con ello el evangelista, que para obtener el milagro de la propia conversión o del propio progreso espiritual y humano, siempre se requiere generosidad. Darlo todo, y darlo de corazón.

31 Cuando se trata de la ayuda a los demás, muchas veces tenemos en nuestras cestas los cinco panes y dos peces que necesita nuestro prójimo. A veces es una limosna, a veces es ceder el paso en la calle o una simple sonrisa que devuelva la confianza a nuestros hijos o compañeros de trabajo, después de que hemos sufrido algún percance.

32 Hay que recordar que el milagro comienza cuando aquel muchacho cedió al Maestro sus panes, para que diera de comer a toda una multitud... Los cinco panes son, sin duda, una representación de los talentos que Dios nos ha regalado. Sólo en la medida en que los demos a los demás, fructifican y rinden todo cuanto pueden. Si los guardamos para nosotros mismos, pueden echarse a perder.

33 Nosotros también somos enviados hoy a alimentar a los que tienen hambre corporal y espiritual. Jesús está presente en los encuentros de tu vida diaria. Está presente en aquellos con quienes te encuentras cada día, y especialmente en los pobres, los marginados y los que necesitan de tu ayuda. Cuando abres el corazón y los buscas por compasión y amor a ellos, estás encontrando a Jesús.

34 acción ¿A qué me comprometo?

35 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, supo descubrir al pequeño, que tenía cinco panes y dos peces. Es una invitación a saber descubrir en los demás esos “panes y peces” que puestos en las manos de Jesús sirven para satisfacer el hambre físico y de Dios.

36 En tu encuentro con Jesús en la Eucaristía, pídele que te abra el corazón a la compasión hacia el prójimo y al compartir fraterno.

37 Después de leer este Evangelio, es el momento para preguntarte Que estoy dispuesto a entregar a Jesús, para que Él siga obrando en medio de nosotros.

38 Ante la multitud que seguía al Señor, Él buscó una solución a esa situación, ¿qué puedes hacer para estar más atento a las necesidades de los que sufren y necesitan algo?, ¿cómo puedes ayudarlos?, ¿qué puedes hacer por ellos?

39 Ante tanta necesidad de todo tipo que hay en el mundo, ¿cómo puedes compartir tus riquezas, tus bienes, tu tiempo, lo poco o lo mucho que tienes para ser sensible y solidario con los que más necesitan?

40 Pregunta a alguien que necesidad tiene y si está en tus manos, ayúdalo y ora por él.

41 En tu oración personal agradece al Señor los dones que recibes cada día y las personas buenas que tienes cerca. FIN


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