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 Los veintisiete libros que componen el N. T. tienen una sencilla clasificación: cuatro Evangelios, Hechos de los Apóstoles, veintiuna Cartas y un Apocalipsis.

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2  Los veintisiete libros que componen el N. T. tienen una sencilla clasificación: cuatro Evangelios, Hechos de los Apóstoles, veintiuna Cartas y un Apocalipsis.  Las atribuciones son tradicionales y en la mayoría de los casos altamente improbables desde el punto de vista histórico.  Tan sólo siete cartas del corpus paulino se consideran indudablemente obra suya: Rom, 1-2 Cor, Gál, Flp, 1 Tes y Flm.  Los Hechos son obra de Lucas, el autor del tercer evangelio,  El Apocalipsis, aunque con semejanzas con el cuarto evangelio, atribuido a san Juan, también presenta bastantes diferencias.  En cuanto a los evangelios, hoy ningún experto considera a Mateo, Marcos, Lucas y Juan como los autores históricos de los textos puestos bajo sus nombres.  En la antigüedad era corriente poner un escrito bajo la autoridad de un personaje ilustre.

3  La formación del N. T. es una cuestión que sigue suscitando encendidos debates.  Por lo que respecta a los evangelios, lo primero que hay que tener en cuenta es su primera fase de transmisión oral.  Después de los acontecimientos de Pascua, las “impresiones” de los discípulos en el contacto diario con Jesús salen a la luz y se empiecen a hacer recopilaciones con fines determinados.  Las catequesis, la evangelización y las celebraciones de las comunidades provocaron el surgimiento de materiales de tipo litúrgico: muy probablemente el relato de la pasión, incluyendo el memorial de la última cena. Estos materiales tuvieron vida propia e independiente en la tradición, primero oral, luego escrita.  Marcos, en torno al año 70, compone un escrito donde reúne una diversidad de esos materiales inicialmente heterogéneos para componer una especie de “vida” de Jesús: el evangelio.

4  Detrás de él vendrán otros tres autores (Mateo, Lucas y Juan) y compondrán, más o menos con los mismos materiales (y otros de cosecha propia), unas obras parecidas, aunque con personalidad reconocible.  Los expertos son bastante unánimes en establecer el dibujo básico de la formación de los evangelios, al menos de los tres primeros, llamados “sinópticos”  El primer evangelio escrito es el de Marcos (en torno al año 70, quizá algo posterior, en Roma o Siria);  Después aparecen Mateo y Lucas (sobre los años 80 u 85; el primero quizá en Antioquía de Siria, el segundo –que incluye también los Hechos– en ámbito pagano: Grecia o Roma).  Mateo y Lucas no se conocieron y que escribieron por su parte, recurriendo a las mismas dos fuentes: Mc (al que siguen y mejoran) y otra fuente conocida con la sigla “Q”. Esto explicaría el origen de los textos comunes a Mt y Lc (aproximadamente 250 versículos) que faltan en Mc.

5  El evangelio de Juan, de finales del siglo I, escrito en Asia Menor o Siria. Es probable que conociera los otros evangelios pero sigue un esquema propio y se nutre de fuentes distintas.  Las cartas de Pablo son los escritos más antiguos del N. T.  son escritos ocasionales, redactados para  responder a problemas propios de las comunidades  ser carta de presentación a una comunidad  o carta de recomendación  hacerse presente en la comunidad a pesar de la distancia  No sabemos si Pablo las escribió él mismo o si las dictó,  Es difícil establecer la cronología de las cartas paulinas.  Al ser escritos ocasionales, no estamos ante una obra completamente planificada y desarrollada.  No obstante, en ellos descubrimos un pensamiento rico y poderoso.

6  Las cartas deuteropaulinas, consideradas como no auténticas del Apóstol, presentarían estas fechas de composición: Col, entre el 70 y el 80; 2 Tes, entre el 70 y el 100; Ef, entre el 80 y el 100 (en todo caso posterior a Col); las pastorales (1 y 2 Tim y Tit), entre finales del siglo I y comienzos del II; Heb, entre el 60 y el 90.  El hecho de no considerar estos escritos como no paulinos se debe a las diferencias de vocabulario, de estilo y de teología con los considerados como auténticos.  En cuanto a las cartas católicas, se trata de escritos diversos puestos bajo el patrocinio de personalidades destacadas de los orígenes cristianos: Pedro, Santiago, Judas y Juan.  El Apocalipsis es una obra que se presenta escrita por un tal Juan, pero en el libro sólo se le llama “siervo”. Lo probable es que fuera una figura importante de las comunidades de Asia Menor. En el libro se encuentran claros rasgos de la literatura apocalíptica.

7  Si bien los temas de los textos del N T. son variados y están en estrecha relación con las comunidades en que surgieron y las situaciones en que se escribieron, obviamente, todos giran en torno a la figura de Jesús, el Cristo. 1. El evangelio de Marcos  Se dirige a una comunidad compuesta por cristianos procedentes del paganismo.  Transmite la imagen de un Jesús que es Mesías sufriente.  Sólo se puede confesar a Jesús como Mesías cuando queda claro que la pasión y la muerte forman parte de su misión (secreto mesiánico). 2. El evangelio de Mateo  Sed dirige a una comunidad judeo-cristiana en la que se valora la justicia y la Ley.

8  Los cristianos de Mateo no renuncian a sus raíces judías; ven a Jesús como un nuevo Moisés que da cumplimiento y perfecciona la Ley.  Jesús es presentado como maestro que pronuncia cinco grandes discursos, una especie de Pentateuco de la Ley nueva o cumplida. 3. El evangelio de Lucas  Se dirige a una comunidad de cultura griega familiarizada con el judaísmo.  Lucas es el teólogo de la historia de la salvación, a la que divide en tres períodos:  el del A. T. (que llega hasta el Bautista),  el de Jesús, centro de la historia (resto del evangelio),  y el de la Iglesia (Hechos de los Apóstoles).  Presenta la figura de Jesús como salvador.

9 4. El evangelio de Juan  Se enmarca en una tradición cuyos orígenes son claramente judíos, aunque probablemente en el momento de la composición del evangelio la comunidad se encuentra ya alejada de ellos, y en un ambiente que anuncia ya los problemas con los gnósticos del siglo II.  Se percibe la figura de Jesús como el revelador y el enviado del Padre.

10 Damos un breve repaso a los siete títulos más importantes: 1. Hijo de Dios.  Es un título que pretende poner de relieve la cercanía entre Jesús y Dios.  Se trata de una paternidad simbólica o figurada.  Jesús se dirige a Dios como Abbá, “padre” (denota extraordinaria familiaridad), lo cual implicaría entenderse a sí mismo como hijo.  En los evangelios Jesús nunca se aplica el título de Hijo de Dios.  sí debió de tener la convicción de sentirse singularmente vinculado al Padre. 2. Señor.  La forma griega es kyrios. Al llamar a Jesús kyrios, se le estaba equiparando con Dios.  En ambientes de lengua aramea se empleó el término: maran, “Señor nuestro”, De ahí la fórmula litúrgica maranatá, “ven, Señor”,

11 3. Mesías o Cristo.  Es la persona ungida con aceite: los reyes, los profetas y los sacerdotes, indicando así una designación divina.  La connotación política de este título hace que sea intercambiable con los de “hijo de David” y “rey de los judíos”.  El mesianismo de Jesús se presenta como muy diferente del que pensaban sus paisanos. 4. Hijo del hombre.  Es un título importante, porque es el que se dio a sí mismo Jesús.  Los orígenes de “hijo del hombre” están en Ezequiel (1,26-28) y Daniel (7,13-14): figura vinculada al ámbito divino o que viene de parte de Dios para juzgar e instaurar el Reino.  La expresión “hijo de hombre” designa a un hombre cualquiera; en los sinópticos vemos, sin embargo, cómo Jesús la emplea con artículo determinado: “el hijo del hombre”.

12  Encontramos tres características vinculadas al título:  el Hijo del hombre futuro (por ejemplo en el juicio ante Caifás),  identificado con la propia persona de Jesús (como en Lc 12,8ss) y, sobre todo,  ligado al sufrimiento. 5. Siervo.  El “Siervo”, figura desarrollada por Isaías (caps. 42; 49; 50; 52,13- 53,12), es un personaje misterioso (¿un profeta?, ¿el pueblo de Israel?) cuya misión es restaurar la alianza con Dios y cuyo sufrimiento expía las culpas de todos. 6. Profeta.  Los judíos esperaban la llegada para los tiempos finales de una figura profética, una especie de Moisés o Elías redivivos.  Parece claro que a Jesús lo identificaron con un profeta y un maestro. Pero Jesús no se ajusta del todo al estereotipo del profeta ni del rabí.

13  Por lo que respecta a los rabís, Jesús elige a sus discípulos, cosa que no hacían los maestros de su época, y admite mujeres entre ellos,  La comunidad cristiana, tomando pie en los rasgos proféticos de la existencia de Jesús pronto lo identificó con esa figura esperada para los últimos tiempos.  Y destacó las diferencias con respecto a los profetas del A. T.: Jesús no traía sin más una palabra de Dios, como Isaías o Jeremías, sino que era la Palabra de Dios, 7. Sacerdote.  Este título de “sacerdote” aplicado a Jesús se encuentra solo en un texto del Nuevo Testamento: la carta a los Hebreos.  Jesús es el sumo sacerdote perfecto, superior al sacerdocio judío (para ello se le presentará como perteneciente al “orden de Melquisedec”, no al “orden de Aarón”, como los sacerdotes judíos).  La carta a los Hebreos destaca la función mediadora del sacerdocio y se la aplica a Jesús: Cristo es el sumo sacerdote perfecto, el mediador definitivo –el sumo pontífice entre Dios y los hombres.


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