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El Reino de Dios se parece a...

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Presentación del tema: "El Reino de Dios se parece a..."— Transcripción de la presentación:

1 El Reino de Dios se parece a...
Lectio divina domingo XI. T. O. Ciclo B. 17 Junio Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: del video “Mi rincón de reflexión”. P Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 Oración inicial Jesús, aumenta mi esperanza,
para que el «sí» de hoy sea el «sí» de mañana y de todos los días. Para que la semilla del amor, que me regalaste el día de mi bautismo, dé los frutos para lo que fue sembrada, alimentada, abonada y cuidada. Ayúdame perseverar, ser fiel en lo que me toca hacer para no entorpecer su crecimiento.

3 TEXTO BÍBLICO Mc Y decía: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra». Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

4 lectura ¿Qué dice el Texto?

5 No sabe cómo, pero la semilla crece y madura, y se va formando hasta germinar. Llegado ese momento, está lista para la siega. Pone dos ejemplos Jesús. Los dos del ámbito agrario. Se ve que sus oyentes se dedicaban a este menester como trabajo. Un sembrador echa la simiente y se va a descansar.

6 Realmente impresiona la forma tan sencilla de explicar que hay cosas que no dependen de nosotros, aunque en algún momento se cuente con nosotros. Así es la vida de Dios que siembra su palabra en el surco de nuestra libertad, de nuestra inteligencia, de nuestro corazón.

7 No sabemos tampoco nosotros cómo, pero el hecho es que hay cosas que van adelante, se enderezan, logran su armonía, y se les devuelve la bondad y la belleza primigenias. Es la callada labor de un Dios paciente que no deja de trabajar incluso cuando nosotros andamos distraídos, torpes, ausentes. El resultado bendito es una gracia madura que no es fruto de nuestro cálculo ni el resultado de nuestra conquista.

8 Tanto, tanto crece, que aventaja a otras hortalizas, y hasta en sus ramas se cobijan los pájaros, y hasta anidan en ellas. El segundo ejemplo, parábola también, es el del grano de mostaza. Bien pequeño, el más donde los haya. Y sin embargo, cayendo en la tierra buena y dejándola crecer, logra hacerse grande quien comenzara diminuta.

9 Pero todo comenzó por una semilla pequeña como la mostaza
Pero todo comenzó por una semilla pequeña como la mostaza. Así la vida, así cada pequeño gesto, cada pequeño perdón, cada pequeña esperanza… que sembrada esa pequeñez en la grandeza de Dios, da como resultado ver crecer lo que no es fruto de nuestra medida.

10 ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

11 Este Evangelio está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y crece sola, y la del grano de mostaza. A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia.

12 En la primera parábola… semilla, echada en la tierra, se arraiga y desarrolla por sí misma, independientemente de que el campesino duerma o vele. La semilla es símbolo de la Palabra de Dios. Como la semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra actúa con el poder de Dios en el corazón de quien la escucha.

13 Dios ha confiado su Palabra a nuestra tierra, a cada uno de nosotros, con nuestra concreta realidad. Podemos tener confianza, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a convertirse en «el grano maduro en la espiga».

14 Es siempre Dios quien hace crecer su Reino, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera con paciencia sus frutos. Esta Palabra si es acogida, da ciertamente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de un modo que no conocemos.

15 La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza
La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza. Aun siendo la más pequeña de todas las semillas, está llena de vida y crece hasta hacerse «más alta que las demás hortalizas». Y así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante.

16 Para entrar a formar parte del Reino es necesario ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; no actuar para ser importantes ante los ojos del mundo, sino preciosos ante los ojos de Dios, que tiene predilección por los sencillos y humildes.

17 Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que fermenta toda la masa del mundo y de la historia.

18 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

19 Señor te doy gracias por las cosas, los momentos que viví
y no supe cómo fue pero sucedió y me ayudaron a madurar.

20 Saca de mi corazón aquellas cosas que no son buenas,
que me limitan y obstaculizan mi entrega.

21 Gracias por esas cosas buenas que sembraste en mi corazón,
y que, me dan alegría cuando soy capaz de extender la mano para ayudar, para acompañar a quien pasa a mi lado.

22 Mi Señor, te veo, te escucho, gracias por tu misericordia.
Hoy, una vez más te digo: quiero seguirte.

23 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

24 La victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. El Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si se la sitúa en la obra de Dios no tiene miedo de las dificultades.

25 Esto nos abre a la confianza y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque el amor misericordioso de Dios hace que madure.

26 El Reino de Dios está en construcción, está creciendo, se note más o menos, porque es el mismo Dios quien lo está llevando adelante y nosotros podemos contemplarlo, vivirlo, gustarlo… si somos capaces de acoger lo pequeño, lo humilde, lo oculto, lo sencillo. Jesús llama a sus discípulos y hoy a nosotros para que amemos lo pequeño, lo humilde, lo oculto, lo sencillo.

27 No tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos. Cuando el Dios de la historia venga, nos mirará las manos. Tenemos que comprometer nuestras manos en la siembras. Que a su llegada el Señor nos encuentre sembrando.

28 Sembrar, sembrar y sembrar. Sembrar cada día el Reino
Sembrar, sembrar y sembrar. Sembrar cada día el Reino. Sembrar los valores del Reino. Aunque no seamos noticia a nosotros nos toca sembrar y seguir apostando por el bien. Aunque nadie lo vea, seguir apostando por el Evangelio. Eso es ser grano de mostaza. Esa es la “grandeza” a la que nos invita el Señor con las parábolas del Reino.

29 No se trata tanto de hacer cosas grandes, sino que se trata de hacer “pequeños gestos, con gran amor”. La Madre Teresa decía: “a veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar. Pero el mar no sería el mismo, sería menos, si le faltara esa gota”.

30 acción ¿A qué me comprometo?

31 Jesús dice: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo». Pon el acento de tu oración no en tu hacer, sino en Dios, que hace crecer la semilla, aunque tú duermas. Derrama las “semillas de Dios” sobre alguna persona que aún no da fruto, para que Dios haga crecer en el la fe.

32 Cuando encuentre obstáculos, incomprensiones … en tu labor diaria, haz un acto de confianza en Dios que actúa a través de tu realidad.

33 Jesús dice: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios
Jesús dice: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas. No busques hacer grandes cosas. La “mostaza” de tu vida, lo insignificante, lo oculto sembrando en manos de Dios, puede ser el “más grande de las hortalizas”.

34 Quizás lo más sencillo no deban ser tus palabras, sino tus acciones, acciones llenas de Dios.
De Jesús el texto dice «Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender». Procura con lenguaje sencillo dar a conocer el mensaje de Jesús a las personas que te rodean.

35 Cuando encuentre obstáculos, incomprensiones… en tu labor diaria, haz un acto de confianza en Dios que actúa a través de tu realidad.

36 Dios requiere nuestra colaboración
Dios requiere nuestra colaboración. Pon tu realidad en sus manos y no tengas miedo de las dificultades, la acción del Señor es segura.

37 Acude a María, Madre de Jesús, que acogió como «tierra fecunda» la semilla de la Palabra, y pídele que te sostenga en esta esperanza que nunca nos defrauda.

38 Da gracias por todas las personas que sembraron en ti y han hecho posible que tu hoy puedas sembrar, colaborar …

39 Sé buen sembrador y colabora para que la semilla de Reino crezca en los que te rodean: tu familia, tu grupo, compañeros… FIN


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