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Informar a los participantes sobre la importancia y el por qué de reconocerse la misión de Jesús, no solamente a través de palabras, sino de actos y la.

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Presentación del tema: "Informar a los participantes sobre la importancia y el por qué de reconocerse la misión de Jesús, no solamente a través de palabras, sino de actos y la."— Transcripción de la presentación:

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2 Informar a los participantes sobre la importancia y el por qué de reconocerse la misión de Jesús, no solamente a través de palabras, sino de actos y la vivencia de su Evangelio. Se recomienda como lectura preparatoria, el mensaje nº 12, del libro El Espíritu de la Verdad.

3 No todos los que dicen: ¡Señor! ¡Señor!,
entrarán en el reino de los Cielos 6. “No todos los que me dicen: ‘¡Señor! ¡Señor!’, entrarán en el reino de los Cielos, sino sólo entrará el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los Cielos. Muchos me dirán ese día: ‘¡Señor! ¡Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿No expulsamos al demonio en tu nombre, y en tu nombre no hicimos muchos milagros?’ Yo entonces les declararé: ‘Apartaos de mí, vosotros que obráis la iniquidad’.” (San Mateo, 7:21 a 23.)

4 1.- ¿Por qué no todos los que dicen: “Señor” “Señor” entrarán en el reino de los cielos?

5 R: Porque la entrada en el reino de los cielos sólo es facultada a aquellos que cumplen la ley de Dios, según los preceptos de Jesús. Y no siempre el balbucear de palabras reverenciando al Señor va acompañado de actos que caracterizan y dignifican al verdadero cristiano. Los actos exteriores de devoción, las bonitas expresiones, sin el sacrificio de nuestro orgullo, egoísmo y avaricia, nada valen a los ojos del Padre. A Él le interesa lo que va en nuestro corazón. Se podría poner como complemento y análisis para esta respuesta, el mensaje 33-Trabajemos también. Libro: Pan Nuestro

6 2.- ¿Dónde buscaríamos la ley de Dios para conocerla?

7 R: En el reducto de nuestra propia conciencia
R: En el reducto de nuestra propia conciencia. Además de eso, el Evangelio de Jesús es una reposición inagotable de sus enseñanzas, bajo la forma de membrete y convite permanente a nuestra reforma íntima. Con la humildad de corazón y la fe en Dios y en el futuro, nos es permitido comprender mejor sus leyes. L.E P621 - ¿Dónde está escrita la ley de Dios? R: - En la conciencia.

8 LEER EL ÍTEM 7 7. “Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será comparado a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca: cayó la lluvia, los ríos desbordaron, soplaron los vientos sobre la casa; pero ella no se derrumbó, porque estaba edificada sobre la roca. Mas todo el que oiga estas mis palabras y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que construyó su casa en la arena: cayó la lluvia, los ríos desbordaron, soplaron los vientos sobre la casa, y ella se derrumbó; y fue grande su ruina.” (San Mateo, 7:24 a 27; San Lucas, 6:46 a 49.)

9 3.- ¿Qué lección nos enseña este pasaje?

10 R: Que sólo tendremos repercusión en nuestras obras si, en su elaboración, tenemos en cuenta los preceptos divinos, que nos recomiendan actuar con prudencia, coraje y buena voluntad. El espíritu debe ser conocido por sus obras, y estas deben estar sustentadas en bases sólidas.

11 LEER EL ÍTEM 8 8. “El que viole uno de estos mandamientos menores, y enseñe a los hombres a violarlos, será considerado como el último en el reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y los enseñe será grande en el reino de los Cielos.” (San Mateo, 5:19.)

12 4.- ¿Qué le es necesario al hombre hacer para conquistar el reino de los cielos?

13 R: Utilizar los recursos intelectuales, materiales y morales de que dispone, para realizar tan bien como le sea posible, la tarea que le corresponde como cristiano, y todo el bien a su alcance, siguiendo siempre el derrotero trazado por Jesús. Sólo llegaremos a buen término, en el cumplimiento de las tareas que nos compete realizar, si tomamos por base los mandamientos divinos.

14 LEER EL ÍTEM 9 9. Todos los que reconocen la misión de Jesús dicen: ‘¡Señor! ¡Señor!’ Pero ¿de qué sirve que lo llamen Maestro o Señor si no siguen sus preceptos? ¿Son acaso cristianos los que lo honran mediante actos exteriores de devoción y, al mismo tiempo, se consagran por completo al orgullo, al egoísmo, a la ambición y a todas sus pasiones? ¿Son acaso discípulos del Señor los que pasan los días orando y, sin embargo, no son mejores, ni más caritativos, ni más indulgentes para con sus semejantes? No, porque al igual que los fariseos, tienen la plegaria en los labios pero no en el corazón. Con la apariencia pueden imponerse a los hombres, pero no a Dios. En vano le dirán a Jesús: “Señor, nosotros hemos profetizado, es decir, enseñado en tu nombre; hemos expulsado en tu nombre los demonios; hemos comido y bebido contigo”. Él les responderá: “No sé quiénes sois. Apartaos de mí, vosotros que cometéis iniquidades, vosotros que desmentís con vuestros actos lo que decís con los labios, que calumniáis a vuestro prójimo, que despojáis a las viudas y cometéis adulterio.

15 Apartaos de mí, vosotros cuyos corazones destilan el odio y la hiel, vosotros que derramáis la sangre de vuestros hermanos en mi nombre, que hacéis correr las lágrimas en vez de enjugarlas. Para vosotros habrá llanto y crujir de dientes, porque el reino de Dios es para los que son mansos, humildes y caritativos. No esperéis torcer la justicia del Señor con la multiplicidad de vuestras palabras y de vuestras genuflexiones. El único camino que está abierto a vosotros para encontrar gracia ante Él, es el de la práctica sincera de la ley de amor y caridad”. Las palabras de Jesús son eternas, porque representan la verdad. No sólo constituyen el salvoconducto de la vida celestial, sino también la garantía de la paz, de la tranquilidad y de la estabilidad en las cosas inherentes a la vida terrenal. Por esa razón, todas las instituciones humanas, ya sean políticas, sociales o religiosas, que se apoyen en esas palabras, serán estables como la casa construida sobre la piedra. Los hombres habrán de conservarlas porque en ellas encontrarán su felicidad. Sin embargo, las instituciones que constituyan una violación de esas palabras serán como la casa edificada en la arena: el viento de las revoluciones y el río del progreso las arrastrarán.

16 5.- ¿Quiere decir, entonces, que las oraciones que proferimos con palabras abundantes y enaltecedoras al Creador no son bien recibidas por Él?

17 R: No es así. Toda oración, cualquiera que sea su forma, es bien recibida por Dios, desde que parta de un corazón sincero y puro, y sea secundada por actos que la ennoblezcan y la justifiquen. “No esperéis doblar la justicia del Señor por la multitud de vuestras palabras y de vuestras genuflexiones”.

18 6.- ¿Cuál es el papel de la religión en la relación de la criatura con el Creador?

19 R: Esclarecerla en cuanto a los procedimientos a adoptar en su vida, teniendo por objeto su ascensión hasta el Padre, ya que el proceso de salvación es individual y en función de las obras de cada uno. “El único camino que os está abierto, para hallar gracia ante Dios, es el de la práctica sincera de la ley de amor y caridad”.

20 7.- ¿A qué institución, en la Tierra, se vincula el Evangelio?

21 R: A ninguna. El Evangelio es derrotero de luz para todas las criaturas que, teniéndolo ante todos sus actos, renovarán la sociedad humana para la implantación del reino de Dios en la Tierra. “He aquí por qué todas las instituciones humanas, políticas, sociales y religiosas, que se apoyen en esas palabras, serán estables como la casa construida sobre la roca.

22 Conocer la ley de Dios y reverenciarlo por palabras es una condición necesaria, aunque no suficiente para la felicidad plana; es igualmente indispensable actuar de acuerdo con los dictámenes de la soberana ley, tan bien expresada y ejemplificada por Jesús, en su Evangelio.

23 ¡No esperes otra vida después de esta! ¡Absolutamente!
¡La muerte no existe! Solo existe una transformación de nuestro modo de ser. ¡No esperes otra vida después de esta! ¡Absolutamente! La vida es la misma. La vida eterna ya la estamos viviendo todos. Después de la muerte, seremos lo que ahora somos. Por lo tanto, procura ser hoy, antes de la muerte, lo que deseas seguir siendo después de la muerte. Porque ¡la muerte no existe! 109

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