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Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

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Presentación del tema: "Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42"— Transcripción de la presentación:

1 Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42
T. Ordinario dom 18 (B) Lectura del santo Evangelio según san Juan 6,24-35 T.Ordinario dom 3 (B)   En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Respondió Jesús: «La obra que Dios quiere es esta: que creáis en el que él ha enviado». «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: - «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: - «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).» Le replicaron: «,Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”». Jesús les replicó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42  En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: - «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: - «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Él les dijo: clic clic

2 Texto: José Antonio Pagola
Domingo 18 T. ordinario – B (Juan 6,24-35) Música: Adagio Concierto nº 12 Presentación:B. Areskurrinaga HC Euskaraz: D.Amundarain

3 Por qué seguir interesándonos por Jesús después de veinte siglos?
¿Qué podemos esperar de él? ¿Qué nos puede aportar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿Nos va a resolver acaso los problemas del mundo actual?

4 El evangelio de Juan habla de un diálogo de gran interés que Jesús mantiene con una muchedumbre a orillas del lago Galilea.

5 Han comido pan hasta saciarse. ¿Cómo lo van a dejar marchar?
¿El día anterior han compartido con Jesús una comida sorprendente y gratuita. Han comido pan hasta saciarse. ¿Cómo lo van a dejar marchar? Lo que buscan es que Jesús repita su gesto y los vuelva a alimentar gratis. No piensan en otra cosa.

6 Jesús los desconcierta con un planteamiento inesperado:
«Esforzaos no por conseguir el alimento transitorio, sino por el permanente, el que da la vida eterna».

7 Pero ¿cómo no preocuparnos por el pan de cada día?
El pan es indispensable para vivir. Lo necesitamos y debemos trabajar para que nunca le falte a nadie.

8 Sin comer no podemos subsistir. Por eso se preocupa tanto
Jesús lo sabe. El pan es lo primero. Sin comer no podemos subsistir. Por eso se preocupa tanto de los hambrientos y mendigos, que no reciben de los ricos ni las migajas que caen de su mesa.

9 Por eso maldice a los terratenientes insensatos que almacenan el grano
sin pensar en los pobres. Por eso enseña a sus seguidores a pedir cada día al Padre pan para todos sus hijos.

10 Pero Jesús quiere despertar en ellos
un hambre diferente. Les habla de un pan que no sacia solo el hambre de un día, sino el hambre y la sed de vida que hay en el ser humano. No lo hemos de olvidar.

11 En nosotros hay un hambre de justicia «para dar vida al mundo».
para todos, un hambre de libertad, de paz, de verdad. Jesús se presenta como ese Pan que nos viene del Padre no para hartarnos de comida, sino «para dar vida al mundo».

12 llega un momento en que no pueden defendernos de la muerte.
Este Pan venido de Dios «da la vida eterna». Los alimentos que comemos cada día nos mantienen vivos durante años, pero llega un momento en que no pueden defendernos de la muerte. Es inútil que sigamos comiendo. No nos pueden dar vida más allá de la muerte.

13 Cada uno ha de decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir.
Jesús se presenta como «Pan de vida eterna». Cada uno ha de decidir cómo quiere vivir y cómo quiere morir. Pero quienes nos llamamos seguidores suyos hemos de saber que creer en Cristo es alimentar en nosotros una fuerza perecedera, empezar a vivir algo que no acabará en nuestra muerte. Sencillamente, seguir a Jesús es entrar en el misterio de la muerte sostenidos por su fuerza resucitadora.

14 Al escuchar sus palabras, aquellas gentes de Cafarnaún le gritan desde
lo hondo de su corazón: «Señor, danos siempre de ese pan». Desde nuestra fe vacilante, a veces nosotros no nos atrevemos a pedir algo semejante. Quizá solo nos preocupa la comida de cada día. Y a veces solo la nuestra.


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