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Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

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Presentación del tema: "Domingo XXIX del Tiempo Ordinario"— Transcripción de la presentación:

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2 Domingo XXIX del Tiempo Ordinario
Ciclo B Domingo XXIX del Tiempo Ordinario «El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos»

3 Primera Lectura Isaías 53,10-11
10 El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. 11 A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. Palabra de Dios Te alabamos Señor

4 «Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años»
Este es el último más sorprendente y bello, de los cuatro Cánticos del Siervo de Yavé. Nos deja atónitos las pruebas por las que pasa el Siervo con el fin, precisamente, de alcanzar el perdón de nuestros pecados. Nos encontramos en presencia de un gran misterio.

5 Todo ello para expiar las culpas de los hombres. Esa es su misión.
El Siervo de Dios debe por disposición divina llevar sobre sí el castigo de nuestros pecados. Todo ello para expiar las culpas de los hombres. Esa es su misión. Tras horribles sufrimientos y humillaciones que culminarían en una muerte afrentosa, entregará su vida a Dios.

6 a la muerte la vida. La obra del Siervo ha sido admirable.
Pero todo no acabará ahí, a la noche sigue el día, al trabajo el galardón, a la humillación la exaltación, a la muerte la vida. La obra del Siervo ha sido admirable. Admirable debe ser también el estado final del Siervo: exaltación. Será un beneficio para todos.

7 Salmo 33(32) 4-5.18-19.20.22 4 Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad; 5 él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. 18 Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, 19 para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. 20 Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. 22 Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti.

8 «Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti»
Yahvé es fiel a su palabra, y todas sus acciones llevan el sello de la verdad y de la fidelidad a sus promesas de protección a los justos y cumplidores de su Ley. Toda su providencia está gobernada por las exigencias de la justicia y del derecho, que es la aplicación de aquélla en cada acto.

9 a los que le temen y aceptan sus caminos y se confían a su piedad.
Supuesta la providencia especialísima de Yahvé, es inútil hacer puros cálculos de fuerzas materiales para conseguir la victoria sobre los enemigos. Los profetas se oponían a todo este aparato militar, porque veían en ello una desconfianza en Yahvé, el único que podía salvar a Israel. Es lo que declarará Judas Macabeo: “No está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza.” La mirada benevolente de Yahvé se dirige a los que le temen y aceptan sus caminos y se confían a su piedad.

10 Segunda Lectura Hebreos 4,14-16
14 Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. 15 Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. 16 Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. Palabra de Dios Te alabamos Señor

11 «Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia»
En esta carta se nos invita a mantener la confesión de la fe, pues tenemos un Sacerdote Grande… Cristo mediante su obra redentora -en especial pasión, muerte y resurrección- ha conquistado los títulos de Hijo de dios, Señor, Rey, Dios y Sumo Sacerdote.

12 Cristo, en la maravillosa obra de la redención, ha penetrado lo cielos
Cristo, en la maravillosa obra de la redención, ha penetrado lo cielos. Con ello ha dejado abiertas las puertas para todos, que van con él. Su obra redentora nos ha acercado al Dios inaccesible. Pero además, el haber sufrido por nosotros y como nosotros, se ha hecho uno de nosotros, igual en todo, excepto en el pecado. Más aún, está delante de Dios para interceder por nosotros.

13 Lectura del Santo Evangelio Marcos 10,35-45
35 Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir». 36 El les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?». 37 Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria». 38 Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?». 39 «Podemos», le respondieron. Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. 40 En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados».

14 41 Los otros diez, que habían oído
a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. 42 Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. 43 Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; 44 y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. 45 Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud». Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

15 «El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos»
Nos encontramos con la tercera profecía de la Pasión. En primer lugar tenemos la escena de los hijos del Zebedeo. En otro evangelio se dice que es la madre quien intercede por los hijos. Los hijos del Zebedeo formulan a Jesús una petición atrevida: Que nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

16 El Señor, lejos de escandalizarse ante la ambición mostrada por sus discípulos, se muestra comprensivo de la fragilidad humana y de las distorsiones introducidas en el corazón humano por el pecado. Ante tal petición y ante la indignación que genera entre los demás Apóstoles, Él los reúne en torno a sí y les enseña a interpretar rectamente el deseo de grandeza que mueve sus corazones: «el que quiera ser grande, que se haga el servidor de todos; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos».

17 a sus anhelos de grandeza y gloria.
Es por el servicio y la humildad como ellos están llamados a ser auténticamente grandes, a ser “los primeros” entre todos. Ése es el camino por el que responderán acertadamente a sus anhelos de grandeza y gloria. El Señor se pone a sí mismo como modelo y ejemplo a seguir: Él, siendo Dios, se ha hecho hombre, y no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la propia vida como rescate por todos. Él no se impuso mediante su poder, sino que hizo de su propia vida un don para los demás.

18 No fue otro el camino de redención; no es otro el camino de salvación.
Es bebiendo de su mismo cáliz, abajándose con Cristo por la humildad, como sus discípulos serán elevados con Él hasta lo más alto, hasta la participación en la misma gloria divina. Siguiendo sus huellas el discípulo puede responder acertadamente a su legítima aspiración a la grandeza humana. No fue otro el camino de redención; no es otro el camino de salvación. Esa es la verdadera grandeza, semejante a la de Cristo. El servir, el amar hasta hacerse siervo, ese es el modo de conseguir la verdadera grandeza. Así Cristo, así nosotros.

19 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

20 Letanías de la Humildad del Cardenal Merry del Val
-Jesús manso y humilde de Corazón, ...Óyeme. -Del deseo de ser estimado Líbrame Jesús (se repite) -Del deseo de ser alabado, -Del deseo de ser honrado, -Del deseo de ser aplaudido, -Del deseo de ser preferido a otros, -Del deseo de ser consultado, -Del deseo de ser aceptado, -Del temor de ser humillado, -Del temor de ser despreciado, -Del temor de ser reprendido, -Del temor de ser calumniado, -Del temor de ser olvidado, -Del temor de ser puesto en ridículo, -Del temor de ser injuriado, -Del temor de ser juzgado con malicia, -Que otros sean más estimados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo (se repite) -Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, -Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, -Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, -Que otros sean preferidos a mí en todo, -Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. ORACIÓN Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

21 Servicio Gratuito con Fines Educativos
Servicio Gratuito con Fines Educativos


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